Viciosidades

Caracas a ciegas: Testimonios sobre acoso sexual

Las acusaciones que se han visto en los últimos meses en Estados Unidos respecto al acoso sexual nos ha llevado a preguntarnos si de este lado del continente sucede lo mismo. Nos ha permitido poner uno de los problemas más comunes de la sociedad en la palestra. El "cariño" del venezolano puede confundirse, e incluso, mimetizarse con este delito que con frecuencia, no es denunciado en el país.

Composición gráfica: Gabriela Policarpio (@gabypolicarpio)
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Se debe definir claramente qué es acoso sexual para atacar el problema y contribuir a que se eviten estas conductas. Pablo Matjushin, psicólogo clínico egresado de la UCV, con formación en terapias cognitivo-conductual, estratégica, paradigmática y sistémica, habló con UB Magazine sobre el tema y nos ayudó a esclarecer varios puntos.

«Cuando existen dos partes y una establece una negativa o un límite, continuar con la insistencia o seguir actuando verbal o físicamente constituye un acoso, así sea una pareja matrimonial».

La fina línea entre cortejar y acosar consiste en eso, según Matjushin. Cuando existe una negativa y se sobrepasa el acto se convierte en acoso.

Se cree que sólo las mujeres han sufrido acoso sexual, o que resultan más vulnerables a este mal, pero los hombres también están -tal vez en distintos niveles- afectados y desprotegidos respecto a este asunto.

UB Magazine recopiló testimonios sobre el problema en la ciudad capital, entre los cuales, uno de los más relevantes es el  de un joven de 23 años.

Federico Sánchez* estudiante de Bioquímica en la Universidad Central de Venezuela (UCV), nos comenta haber experimentado de cerca el acoso de este tipo, tanto de mujeres como de hombres.

«Hay un grupo de chamas, más chiquitas que yo y todo, me persiguen por la universidad y me toman fotos. Es una situación incómoda para mí, me parece una falta de respeto, aunque no se ha ido a más», explica.

Los hombres por los que se siente acosado, parecen ser más agresivos en su aproximación hacia el estudiante.

«Yo asumo que son gays, además de verme todo el día me gritan obscenidades como lo que me harían sexualmente o hablando de mi cuerpo de forma grosera».

Un hombre acosado rompe el estigma de que el acoso es orientado hacia la figura femenina. Al respecto, Matjushin afirma que ha visto una cantidad de casos de víctimas masculinas sorprendentes. Y aunque estos casos se ven más en mujeres, no significa que los hombres están «salvados» del acoso.

¿Por qué las víctimas tardan tanto en hablar?

En los casos de los magnates de Hollywood como Harvey Weinstein o Kevin Spacey, luego de que las primeras personas los denunciaron, más abusados se atrevieron a hablar, con acusaciones que 20 o habían tenido escenario hacia 30 años atrás.

En este sentido, muchos son quienes se preguntan por qué estas mujeres se tardaron tanto tiempo en alzar su voz. Matjushin nos explicó que cuando estos actos los padece una persona, por lo general se siente humillada y en la mayoría de los casos, es difícil hablar. «Una persona en terapia puede tardar 3 años en decirte que sufrió algún tipo de acoso o abuso, pero cuando siente que puede, la víctima habla», añadió.

Asimismo, sucede cuando alguien acusa a una persona que ha acosado a varios, esa persona que señala al abusador, da una ‘ventaja’ (por así decirlo) que permite que los demás abusados puedan hablar de lo que les sucedió.

Por otra parte, el psicólogo clínico, Guillermo Sardi, nos describió el perfil de un acosador promedio:

«Lo más interesante a nivel de psicopatología es que no hay una diferencia clara entre alguien que acosa o no acosa. El acosador puede ser cualquier persona, hay cuestiones que hay que desmitificar como que el alcoholismo lleva a situaciones de acoso, o que el acosador en sí presente alguna condición», afirma.

De igual manera, Sardi comenta que un acosador masculino se define por cuán machista sea su pensamiento, debido a que este grupo de personas tienden a ver a las mujeres como inferiores y supeditadas al hombre. Por ende, esto los lleva a sentirse en derecho de abordar a una mujer como quieran.

El acosador puede ser cualquier persona

En en la mayoría de los casos, el acto de acosar puede venir de cualquier persona y puede encontrarse en su entorno social.

Natalie González* nos confesó su lamentable encuentro con una acosadora. Sí, con alguien de su mismo sexo. Para ella la situación fue más fuerte, sufrió un acoso planificado que rayó en la obsesión y su victimaria no desistió hasta que intervino un tercero.

«Sólo sabía que ella estudió en el mismo colegio que yo, tiene 27 y yo 22 años. No tenemos ninguna relación y nunca tuvimos contacto, un día me la encontré en el gimnasio, ella siempre estaba ahí. Tenía cara de loca y me daba mala vibra, recuerdo que me desmayé un día y en los vestuarios de mujeres me estaban ayudando, ella pasaba y se reía durísimo. Ese mismo día, en la noche, estaba leyendo un libro en mi casa cuando sonó mi teléfono y era un 0212. Ahí comenzó todo», explicó.

Natalie describe que en la llamada escuchaba ruidos, pero nunca respondía nadie, a pesar de que preguntaba varias veces quien era.

«Me llamó como 4 veces, yo escuchaba como una música y preguntaba quién era, pero no me respondían. Yo llamaba de vuelta al número y me trancaban. Esa misma noche iba a una fiesta y cuando me estaba arreglando con mis amigas para ir, me llama el mismo número. Yo desesperada pregunté quién era una vez más, cuando me dijo ‘Hola, Natalie’ me aterrorizó escuchar mi nombre y tranqué».

La víctima comenta que fue sumamente extraño para ella el conocimiento que tenía su acosadora sobre sus planes para esa noche.

«Cuando le tranqué, mi error fue llamar desde el celular de una amiga. Colgaron pero comenzaron a mandar mensajes de texto tipo ‘Yo las llevo’, ‘Vamos a beber’, ‘Vamos a salir’, y me pareció extraño que supiera quiénes éramos o cuantas. También lo que planeábamos hacer porque nos ofreció llevarnos a la fiesta a la que íbamos».

Asimismo, González explica que cuando llegó a la fiesta, su acosadora le mandó más mensajes invitándola a un encuentro. «De repente estoy caminando sola en la fiesta, y cuando me empujaron, vi a la chama del gimnasio y se sabía mi nombre. ¿Cómo lo sabía? Aún no lo sé. Luego de ese momento, solía verme de lejos, se acercaba a abrazarme cuando yo me apartaba varias veces y venía hacia donde yo estaba conversando», añadió.

La mujer se encontraba muy ebria, y Natalie le preguntó si iba a manejar así, a lo cual respondió de forma enfática que se fueran juntas. La situación se tornó tan tensa que Natalie fingió salir de la fiesta con sus amigos y tuvieron que esconderse hasta que su acosadora abandonó el lugar.

El acoso continuó después de la fiesta. Persistían los mensajes con declaraciones de amor y cada sábado, puntualmente, Natalie recibía llamadas de números desconocidos. La jóven acosada temía seguir con sus actividades cotidianas.

«Me daba miedo ir al gimnasio porque no me la quería encontrar, ya era obvio que ella era la que me estaba acosando, pero un día fui y como pensé, la encontré ahí», afirmó.

Natalie describe la experiencia como incómoda y aterradora, además de que el acoso se volvió físico de nuevo, la mujer le dio una nalgada y se abalanzaba sobre ella.

«Sentí mucho miedo y esperé un rato, me quedé en el gimnasio. Pero cuando salí ella estaba ahí, yo seguí caminando por el estacionamiento tratando de ignorar lo que me estaba diciendo, pero insistía en que saliéramos juntas, quería ir a mi carro sin que viera cual era y ella lo sabía, me dijo: ‘Tranquila que no me voy a aprender tu placa’ y  me amenazó. Me dijo ‘Tranqui no te voy a matar… todavía’. Al final, me monté en el carro como pude y me fui a mi casa a hablar con mis papás», comentó.

La víctima le explicó la situación a sus padres los cuales se mostraron muy preocupados. Posteriormente, se estableció un contacto con la familia de la acosadora, asumiendo que ella no estaba bien tanto mental como emocionalmente. La mujer de 27 años hasta llegó a disculparse con Natalie en otro encuentro.

Sin embargo, esto no fue suficiente para detenerla. A pesar de la disculpa, la acosadora persistió. Inclusive fue a la casa de Natalie y le dejó una cava llena de golosinas importadas, cervezas, pizza de Pizza Caracas, Pokes y una torta de Fresh Fish.

Y en otra ocasión, una cámara de vigilancia de la misma residencia captó a la persona ingresando en su carro y dando “trompitos” por el estacionamiento mientras gritaba el nombre de su víctima.

Las dos últimas situaciones la asustaron mucho. De hecho, los padres de ella y de la acosadora sostuvieron otra reunión en la que se resolvió el problema. Hasta ahora.

¿Acosar es lo mismo que violar?

En estas situaciones el temor latente de las víctimas es que el acoso se transforme en algo físico o inclusive en una violación. En este sentido, el psicólogo Pablo Matjushin, también nos explicó la diferencia fundamental entre un acosador y violador.

El acosador necesita aprobación, aunque lo busque de una manera agresiva e invasiva (además de ilegal), el que acosa busca que la persona acosada por medio de esa agresión pase de su negativa a la aceptación de algún acto con este individuo. Por otra parte, el violador se complace de la negación y eso lo estimula, aparte de contar con una serie de condiciones psico-emocionales de las que el acosador no sufre.

Finalmente, Matjushin afirmó que una de las razones por las cuales este problema está tan presente en nuestra sociedad, se debe al machismo. «En la actualidad, la sociedad latinoamericana cría al hombre para que sea un agresor sexual y a la mujer para que se reprima. Además, el machista objetifica a la mujer y se siente con derecho de tomar lo que es suyo», concluyó.

*Nombres ficticios para proteger la identidad de los individuos.

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