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El Tratamiento: “Usé a este elenco como carnada”

Dirigida por Armando Álvarez y con la producción de Skena –y si el país lo permite- el 10 de mayo se estrena El Tratamiento, obra del autor español Pablo Remón que tiene en Caracas un elenco muy particular: Edmary Fuentes, Verónica Gómez, Rodrigo Lasarte, Ricardo Del Búfalo y Juan Carlos Ogando

FOTOS: CORTESÍA DE SKENA
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Hace ya más de un año que Armando Álvarez, director de teatro y músico de la banda Gaélica, no estrenaba una obra. Eso está a punto de cambiar. Armando se ha lanzado a una aventura: montar una pieza teatral de un autor español contemporáneo con un elenco en el que solo uno de sus miembros tiene verdadera experiencia como actor profesional y el resto viene del mundo de la radio, el stand-up comedy y la animación.

Eso no es todo.

La obra se llama El Tratamiento, fue escrita y dirigida por Pablo Remón y la estrenó con el grupo El Kamikaze en abril del 2017 en Madrid. Así que la versión caraqueña será el segundo montaje que se haga en el mundo y el primero fuera de España. Todo un compromiso.

“Esta es una de las obras más importantes de España el año pasado, lo que implican Pablo Remón y el grupo de teatro Kamikaze es tremendo, son parte muy importante en la nueva escena española”, dice todavía incrédulo ante lo que tiene en las manos.

Skena, grupo del que forma parte, se hizo con los derechos para representarla en Venezuela durante una breve temporada. Y no es cosa fácil para una compañía artística en un contexto crítico como el venezolano obtener eso con un texto tan reciente y de tanto éxito: “Lo consiguió Basilio Álvarez, director de Skena. No sé cómo convenció a Pablo Remón. No sé cómo hace, pero se los gana. Basilio ha conseguido trabajar con tipos tan importantes como José Sánchez Sinisterra, como Paco Becerra, autor de El pequeño pony. Él los consigue…”, trata de explicar hasta que da con el argumento que revela la “magia”.

“Basilio es una buena persona, definitivamente y eso le llega a la gente. En medio de esas conversaciones entre ellos hubo una frase de Pablo que me gustó mucho: ‘somos una familia teatral y la familia teatral se ayuda entre ella’. Hay algo que no se conoce mucho: que la gente buena en teatro es muy solidaria entre ella. Y la gente mala, no… claro”.

El texto de El Tratamiento le llegó a él mismo en un momento duro: “A finales de 2017 y principios del 2018 estoy en una crisis económica, personal y profesional de las más profundas que he tenido en mi vida. Y Basilio Álvarez, me dice: ‘¿estás en una crisis? Léete esta obra’. Y me manda El Tratamiento. Un día que estaba en la mierda me senté y la leí de un solo tirón. Lloré, me reí y sentí que la obra me hablaba. Pero me hablaba no porque era mi historia, sino porque le habla a todas las personas que hemos tenido un momento en el que perdemos el camino, en el que perdemos la vía a lo que queríamos hacer. Es un llamado de atención: échale pichón, vive, porque la vida es un momentico. Y eso me marcó. Además de que también tiene que ver con el cine y el cine es una de mis mayores fuentes de inspiración”.

Y tras esa lectura llegó a una conclusión: “Esta vaina hay que hacerla”.

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La primera opción, por supuesto, fue armar un ensamble de actores profesionales. En las primeras lecturas todo parecía fluir pero había algo que no terminaba de encajar. El tiempo pasaba y el elenco inicial comenzó a padecer los rigores de la crisis: algunos se fueron del país, otros se embarcaron en proyectos diferentes y la idea parecía irse a pique. Hasta que tuvo esa conversación con Héctor Palma, el actor y director de cine que para ese momento haría el papel de Martín, el personaje sobre el cual gira la historia.

“No voy a poder hacerlo”, le dijo Palma.

Armando ya se esperaba esa respuesta: “Tengo un plan B”, le soltó: “No sé si es una locura, pero te lo voy a decir… Y le empecé a lanzar nombres: Manuel Silva, Verónica Gómez, Rodrigo Lasarte… hablando los dos surgió Edmary Fuentes… Hablamos la vaina y me dijo: ‘Creo que eso es fantástico y le da una gran frescura a la obra’. Esa frescura consiste en no esperar nada sino lanzarse a jugar porque la obra, aunque trate de algo muy serio, lo hace dentro de la comedia y lo plantea mediante un juego. Y yo siento que la vida es jugarla, como cuando somos niños, así como es la actuación”.

Así que empezó a hacer llamadas. El comediante y locutor Manuel Silva sería Martín, su compañero en el programa radial Hermanos de la espuma, Rodrigo Lasarte, haría otros personajes, sumaba al actor Juan Carlos Ogando, de Skena; y reclutó a la locutora y comediante Verónica Gómez y a la animadora y también locutora Edmary Fuentes. La producción corre a cargo de Vladimir Sánchez.

Pero una situación familiar obligó a Silva a abandonar la nave y el director recurrió a otra opción que ya rondaba por su mente.

“Tengo admitir que fue una locura y una sorpresa que Verónica me dijera que sí, por ejemplo. Confió y eso me alegró muchísimo”, celebra: “Llegó un punto en el que Manuel estaba complicado con asuntos familiares y me puse a ver y dije, coño tengo a Rodrigo que está súper comprometido con el proyecto y me lancé con él para el papel de Martín y a la par de eso pensé en la opción de Ricardo Del Búfalo, a quien tenía en la cabeza porque había visto que participó en otra obra llamada Amorcondríacos. Con él fue: ‘Bueno sí, yo quiero’. Tranqué la llamada y pensé: ¿de verdad fue tan fácil?”.

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Ya en las primeras lecturas se hizo evidente que entre ellos se daba una química especial que se fue reforzando en los ensayos. Encontraron a sus personajes ya en esas primeras noches repasando el texto guiados por la intuición y las directrices de Armando.

“Hay algo que quizás suene muy mojoneado: yo puedo tener vainas malas haciendo teatro, pero a mí los elencos me quedan bonitos. Y este elenco, sin duda alguna, es fantástico. Tienen todos la misma sintonía, la misma vibra, el mismo tipo de comedia, se complementan. Juan Carlos Ogando es, en este caso, el que sí es actor de teatro. Edmary y Rodrigo fueron alumnos míos hace como cuatro años. Esa es la mezcla. Yo los admiro a todos muchísimo. Y creo que la admiración y el respeto son fundamentales en los equipos de trabajo. Así empezó el trabajo hace dos meses y medio y aquí estamos, a punto de estrenar la obra”.

El montaje de El Tratamiento arranca su temporada el viernes 10 de mayo en el Teatro Trasnocho (originalmente estaba pautada para el 3, así que esta nueva fecha dependerá de los acontecimientos) y allí estará hasta el 14 de julio sin prórroga por dos razones fundamentales: algunos de ellos tienen otros compromisos y Edmary Fuentes tiene uno mayor, su embarazo.

Sobre El Tratamiento su autor escribió: “Llevo quince años escribiendo guiones. Algunos se convirtieron en películas. Otros se rodaron, pero por el camino cambiaron tanto que costaba reconocerlos. Otros no se rodarán nunca y se quedarán en el cajón, sin llegar a nacer. Quería contar la relación personal que el guionista tiene con esas ficciones y personajes, la manera en que convive con ellos y alimentan su vida. La neurosis de la ficción. La escritura tratada como compulsión, como necesidad. Porque, como escribió James Salter, ‘llega un día en que adviertes que todo es un sueño, y solo las cosas conservadas por escrito tienen alguna posibilidad de ser reales’.

Quizá escribir y ficcionar es una vacuna contra la realidad. Cualquiera que escribe algo tiene la intención de engañar a la muerte, o al menos entretenerla un rato. Como la Sherezade de Las mil y una noches, mientras sigamos contando cuentos, seguimos vivos”.

Armando, por su parte, solo tiene elogios para un texto con el que desde las primeras líneas alimentó una relación muy personal: “Es una obra que directamente, mediante un juego actoral, te habla sobre lo importante de lo que fuiste para que te acuerdes de lo que eres y no te olvides de lo que quieres ser o quisiste ser. Yo estoy en un punto –y por eso la obra me llegó tanto- en el que trato de no acostumbrarme a que estamos vivos, a saber que esto no es para siempre y a saber que la única certeza es que todos vamos a morir”.

Pero no es sobre la muerte. Esto apunta a otra cosa: “Hay parlamentos que yo conecto con personas de mi pasado y de mi presente. Y me gustaría que al público le pasara eso… Vamos a ver si la gente se conecta tanto como lo hemos hecho nosotros. Nadie está exento de que le pase algo con este texto y por eso es un privilegio poder llevarlo al público. Y tengo que admitir que usé a este elenco como carnada: para que la gente se anime y después del momento en que tengo tu atención, que tengo tu amor, ahora ven que te voy a decir algo importante. Esta obra está demasiado bien escrita, el texto está tan redondo… tiene el viaje del héroe consistente, maneja comedia y emotividad con la misma prestancia, sales de un momento sumamente conmovedor a una carcajada… es la vida. La vida no es enteramente ni una tragedia ni una comedia, es una mezcla de todo”.

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¿No es este un momento extraño para lanzarse con un proyecto de teatro? No duda un segundo en responder: “Totalmente. Y en mi caso con lo que implica no haber estado dentro del mood teatral profesional durante tanto tiempo, me estoy dando algunos coñazos desde el aspecto organizativo. Pero vamos a ver qué pasa con el público, que es mi motivo para hacer esto: que la gente vea algo que quizás no le cambie la vida, pero sí que la haga sentarse a pensar y a conversar sobre lo que acaba de ver”.

La expectativa y la ansiedad suman por partida doble: Armando dirige y al mismo tiempo participa como un personaje, una voz, que narra: “Estoy leyendo esta obra y en un principio pensé en opciones… pero la lees todos los días hasta que te das cuenta: coño, esto como que lo tengo que hacer yo. Y me emociona mucho, porque siempre he sentido que en esta obra el narrador es una versión de Martín más adelante en el tiempo, con más edad. Y me encanta esa visión porque es totalmente nuestra: en el montaje original los actores narraban, cada uno narraba un pedazo. En cambio aquí ponemos al director en personaje de actor y narrador. La obra ya es inusual en sí. Y la estamos haciendo más inusual porque buscaremos que el público se adentre en lo que es el montaje de una obra de teatro. Nunca había actuado y dirigido al mismo tiempo. Yo le tengo mucho respeto al escenario. Esto lo veo como un medio paso en el que junto las dos cosas que me gustan: la actuación y la dirección. Y eso es como un homenaje a lo que he hecho en el teatro hasta ahora”.

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