Opinión

[Exclusiva] La Pulga y el Piojo hablan de su divorcio

La Pulga y el Piojo se quieren divorciar/ Pero no se divorcian por falta de real. Respondió el abogado, desde su despacho: “Hágase el divorcio o se van a seguir montando cacho”.

Ilustración: Erich Gordon
Publicidad

Una historia de amor que se levantó con esfuerzo de hormiga terminó tan rápido como una picada de avispa. La emblemática pareja de la cultura popular venezolana, la Pulga y el Piojo, se quieren divorciar por el mismo motivo que dificultó su matrimonio hace treinta años: la falta de pan.

Esta noticia conmovió a los corazones más fríos del mundo. Por ejemplo, los rusos enviaron 60 toneladas de trigo a Venezuela, pero no fue suficiente. Ya ni la levadura podrá volver a inflar la relación que floreció en “la Cuarta República”, una panadería de La Candelaria. Ella estaba montada en un Golden Retriever último modelo y él recién se había mudado a una cabellera nueva. Ambos eran unos incomprendidos, ninguno chupaba sangre. A la Pulga le gustaba el campesino, y al Piojo, el pan sobao.

Los carbohidratos fueron cómplices. El flechazo fue instantáneo cuando los dos se encontraron en el culito de una canilla, la misma en la que se quedaron a vivir hasta el sol de ayer. La pieza de pan que les servía de morada y sustento alimenticio se puso más dura que la situación del país.

Fue un matrimonio signado por la desgracia desde el principio. La misma noche de bodas cuando la gata se comió al padrino, las siete plagas se desataron sobre los invitados de la ceremonia. El gorgojo que hace décadas dijo “Hágase la boda, que yo pongo el pan”, murió asfixiado en 2015 después de que fumigaron el trigal en el que contrabandeaba con la materia prima. La Vaca se rompió una pata en la cola de la leche y ya no baila desde su corral. La Rana no consigue tratamiento para la bronquitis y ya no canta desde el platanal. Los grillos son narcotraficantes de colilla de cigarro y ya no tocan desde la laguna. La termita intentó comerse una repisa de madera en Miraflores y ahora está en Ramo Verde. El Zorrillo terminó trabajando en Perfumes Factory y al Cocuyo le falla el faro y no encuentra repuesto.

Como está introducción está más larga que cadena presidencial desde el Teresa Carreño, pasaremos a transcribir la entrevista exclusiva que ofrecieron la Pulga y el Piojo a UB para hablar de su divorcio, el más sonado luego del de Chiquinquirá Delgado y Daniel Sarcos.

–Primero que nada, gracias por la receptividad de los dos. Por favor, traten de hablar con naturalidad sin pegarse tanto al micro-micrófono. Usa una tecnología especial para que las voces de seres diminutos puedan ser escuchadas por los humanos. Estos son los que usa Oscarcito en sus conciertos, así que relajados. Ok, empecemos sin rodeos, ¿es cierto que terminaron por terceros?

–Pulga: Por terceros, cuartos, quintos, sextos y décimos. No recuerdo con cuántas bichas lo he encontrado ya. Ahorita se está revolcando con una garrapata. ¡Se lo está chuleando, la muy chupasangre!

–¿Qué tiene usted que decir al respecto, señor Piojo?

–Piojo: Tú tampoco eres una angelita, Pulga. Primero, porque no tienes alas. Segundo, porque el otro día te encontré restos de picante en tres de tus patas. Eso es porque estás saliendo con el bachaco de Puerto Ayacucho, ¿verdad?

–Pulga: Ya yo te dije que mi relación con el bachaco nos interesa a los dos. Él tiene contactos en una pastelería y me puede avisar cuando saquen así sea una ambrosia o una acemita. Tú y yo nos casamos y sabías que esa era mi sueño: vivir en un pan campesino alejada del mundo exterior. Él me iba dar lo que nunca pudiste tú, pedazo de sifonáptero de cinco patas.

–Piojo:¡Ay sí! Cualquiera cree que ese bachaco te va a picar más duro que yo. Seguro lo quieres porque es un bachaco culón. ¡Tú siempre pensando en el físico!

–No se alteren, por favor. Vamos con la siguiente pregunta: ¿Por qué la fascinación de los dos con el pan?

–Piojo: Somos pansexuales, esa es la razón. Esta crisis carga a todo el mundo con caspa y nosotros no podemos vivir en un cuero cabelludo así, sinceramente. Mis padres fueron sobrevivientes de las primeras oleadas de ataques terroristas con shampoo Avispa. Desde 1960 empezó la migración masiva de los de nuestra raza. Cuando llegamos a Venezuela, había cabelleras de todo tipo. Pero a mí no me gustaba chupar sangre de ningún tipo, y tampoco me gustaban las piojas. Me sentía atraído por el pan y las pulgas. Tuve que vivir cargando con esos dos secretos a lo largo de mi vida para que no me dijeran mariquita. Yo no tengo el caparazón rojo con manchas negras para que me digan eso.

–¿Cómo descubrieron que eran pansexuales?    

–Pulga: Es algo que no controlas, simplemente lo eres y ya. Nosotros nos veíamos a escondidas en una canilla, y allí éramos libres. Pero nuestra relación no solo despertó controversia por eso. Fuimos el primer matrimonio transgénero de nuestras especies, algo que las Mantis Religiosas veían como una aberración.

–¿Cómo lograron ser aceptados?

–Piojo: Gracias a la gente de Serenata Guayanesa que se interesó en nuestra historia. Ellos estaban animando una fiesta infantil, y tú sabes que dónde hay fiestas infantiles las pulgas y los piojos somos los primeros arroceros. Nos compusieron un tema ahí mismo, mientras improvisaban en vivo. La canción se popularizó y se hizo visible nuestra realidad y la de un montón de insectos que estaban viviendo una vida paralela como nosotros.

–Pulga: Hablando de los de Serenata Guayanesa, ¿viste que Iván Pérez Rossi es chavista?

–Piojo: ¡Sí! ¿Qué bicho lo habrá picado?

–Pulga: Seguro fue la Araña Mona que anda enchufada. De la noche a la mañana ahora sus telarañas son de hilos de plata. A mí no me engaña. Aunque la Araña se vista de seda, mona se queda.

–Pero entre ustedes aún hay química, ¿por qué no intentan ir a terapia de pareja?

­–Piojo: Creo que de hecho nos sale más barato una terapia de pareja que divorciarnos. Iniciamos un crowdfunding para separarnos, pero con lo que hemos recaudado no nos alcanza ni para pagarle a un tuqueque que nos haga la mudanza de la separación de bienes.

–Pulga: Yo conozco a un Chipo que hace teparia de pareja. Te pica y se te infla en corazón, el efecto secundario es que nos va a dar mal de chagas.

–Piojo: Creo que pudiéramos intentarlo. Yo estoy dispuesto a morir de amor por ti.

–Pulga: ¡Ah bueno! No te pongas empalagoso, que vienen las abejas a polinizarte, y ya yo no quiero compartirte con más nadie.

–Piojo: A nuestro amor le pueden caer abejas, pero no moscas, porque aún no ha muerto.

La Pulga y el Piojo se reconciliaron frente al registro civil, pero allí mismo estaban los integrantes de Serenata Guayanesa, quienes denunciaron al autor de esta nota por difamación y daños al patrimonio cultural de la nación.

Publicidad