Viciosidades

Historias detrás del volante: La carretera de Choroní no es mantequilla

La temporada de Semana Santa ya llegó. Junto con ella, los turistas tienen su ojo puesto en el pueblo de Choroní que se ha convertido en uno de los lugares clásicos para disfrutar de las vacaciones

FOTOGRAFÍAS: MARY MORENO
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Para llegar a este paraíso tropical algunos optan por trasladarse en los autobuses que salen directamente desde El Terminal de Maracay. Y aunque muchos conozcan la ruta, -además de todo el proceso que implica llegar a este destino- son pocos quienes conocen a los responsables de llevarlos hacia esta joya del Caribe.

Todos los peatones alguna vez en su vida han tenido prejuicios contra los choferes de autobús, que si son groseros, que si son malhumorados, que si el pasaje te lo cobran muy caro. Sin embargo: ¿Alguien se ha preguntado cómo es su día a día? ¿Cuáles son los riesgos a los que se enfrentan? Cuando conversamos con ellos, nos dimos cuenta que no son tan mala nota como uno se imagina y más si te conversan sobre sus experiencias como conductores.

En su mayoría, todos son tipos muy jóvenes que no pasan de los 40 años, quizás la juventud sea un requisito para aguantar la pela de tres a cuatro viajes diarios, cada uno de cuatro horas (ida y vuelta) desde las 4:00 am hasta las 10:00 pm.

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A pesar de estar tan cerca de una de las playas más paradisíacas de Venezuela y el mundo, la verdad es que ni siquiera les da un tiempito de echarse un chapuzón para liberar las tensiones que genera su trabajo. No obstante, esto no es impedimento para pasarla bien, aun cuando la mayor parte del día estén enfocados en tomar las curvas mientras viajan en sus naves decoradas con los típicos peluches cursis, calcomanías, rosarios y estampitas para protegerlos de las malas vibras.

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En esta oportunidad, tuvimos la suerte de charlar con cinco choferes de la ruta Maracay – Choroní -entre ellos una mujer- quienes entre sus descansos de diez minutos (mientras descargaban y cargaban sus autobuses), nos regalaron un poco de su tiempo para echarnos sus cuentos de camino que incluyen desde derrumbes, accidentes, hasta fantasmas, convirtiéndolos en una versión criolla de Rápidos y Furiosos.

Perfil 1

Nombre: Marcelo Maitín.
Edad: 25 años.
Experiencia: 3 años.

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Cuando conversamos con Maitín, hizo hincapié en lo cuidadoso que es cuando está manejando. Afirma que “hay que tomar las precauciones: al manejar entre las curvas, estar pendiente cuando llueve y que no vaya a caer un derrumbe”. Tal vez esto se deba a la gran cantidad de veces que ha presenciado uno.

“Cuando hay derrumbes, tenemos que esperar a que caiga y no acercársele mucho porque uno no sabe si se cae más adelante. El último que hubo duró como 15 días. Y hace poco estuve en uno donde duré desde las 10 de la noche hasta las 4 de la mañana esperando para pasar, incluso teníamos que quitar los restos de los escombros para poder seguir”, relata.

– Sabemos que los reales son importantes y que es lo más sabroso de trabajar, pero ¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?

La paso bien, me distraigo, echo broma con mis compañeros. Y cuando nos accidentamos, al momento uno se pone bravo, pero igualito si estamos accidentados nos ponemos a echar broma en la carretera.

– ¿Te ha tocado dormir en la carretera? ¿Qué es lo más extraño que te ha tocado ver?

Sí, bastante. Lo más extraño fue que una vez vimos la luz de un autobús, pero nunca vimos cuando cruzó.

Perfil 2

Nombre: Jonathan Reinazuaje.
Edad: 26 años.
Experiencia: 3 años manejando.

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En el caso de Reinazuaje, afirma que el mayor riesgo de los choferes es quedarse accidentados, ya que la carretera no es fácil . «Tú ves gente de todo tipo, gente buena y gente mala. Vivimos de calle arriba y calle abajo”, asegura. Sin embargo, siempre encuentran alguna oportunidad para distraerse con sus demás compañeros “nos reunimos, hacemos comidas”.

– ¿Qué hacen para lidiar con los pasajeros?

En cuanto a los pasajeros, uno no tiene más opción que calmarse y dejar pasar todo porque el pasajero siempre tiene la razón. Aunque cuando era colector sí me peleaba con ellos, pero ahora uno no se puede poner en eso.

Perfil 3

Nombre: Francisco Naranjo.
Edad: 28 años
Experiencia: 11 años.

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– ¿Has estado involucrado en algún accidente?

Afortunadamente, accidentes hay pocos porque nosotros tenemos práctica con la carretera. Pero en muchas ocasiones nos hemos quedado sin frenos, hemos chocado, hemos peleado con los pasajeros… ¡Nos ha pasado mil y una! Lo bueno de este oficio es que todos los días son diferentes, ningún día se parece a otro, siempre hay una experiencia distinta en cada viaje, ninguno es igual.

– ¿Te ha tocado dormir en la carretera alguna vez?

Una sola vez dormí en la carretera y el frío es terrible, por eso trato en lo posible de no quedarme accidentado. Tengo ya 11 años dedicándome a esto, entre los que llevo 3 años como chofer de la ruta Maracay – Choroní, y antes tenía un camión donde viajaba todos los días fijo para Choroní. Gracias a Dios en la carretera no he visto nada raro, pero sí he escuchado muchas historias.
Por ejemplo, hay una curva muy famosa que se llama “La Regresiva del Diablo” en donde muchos choferes dicen que siempre se monta una mujer en el autobús. A un compañero, una vez estaba retrocediendo y en ese momento se montó un hombre como si fuera un colector. También la gente dice que en «La Cumbre» siempre se aparece un hombre orinando.

Perfil 4

Nombre: Luis Alberto Mendoza.
Edad: 33 años.
Experiencia: 12 años.

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– ¿Alguna vez has dormido en la carretera?

En varias ocasiones me ha tocado dormir solo en la carretera. Incluso, hubo un 31 de diciembre que trabajé y a las 7 de la noche me quedé accidentado con los pasajeros y todo; dos horas después pude resolver y ya a las 10 de la noche los dejé en El Terminal y luego me fui a mi casa. Casi recibo el año en el autobús.

– ¿Qué nos puedes decir de la leyenda del “autobús fantasma de Choroní”? Uno de tus compañeros nos comentó que lo vio.

La leyenda es totalmente cierta porque a mí me pasó. Yo vi la luz del autobús que venía, entonces me paré, me orillé y esperé a que bajara y nunca bajó, nunca pasó. A otros compañeros también les ha sucedido. En otra oportunidad, en la Av. Las Delicias apareció una chama y dijo que iba para El Castaño y preguntó que si le podíamos dar la cola, a lo que el colector y yo aceptamos. Nosotros tres éramos los únicos que íbamos en el autobús.

Eso fue como a las 11 de la noche, lo curioso es que nunca le vi el rostro ni nada porque yo estaba manejando. Nos pareció muy rara la forma en como andaba vestida. Luego cuando íbamos por Las Cocuizas, la dejamos ahí y cuando arrancamos, la muchacha había desaparecido.

– ¿Cómo te la llevas con los pasajeros? ¿Te peleas con ellos?

De pelear con los pasajeros: siempre. Sobre todo los fines de semana, cuando van tomando o cuando uno los manda a apagar los cigarros, muchos se ponen muy groseros y ofensivos. Hay que armarse de paciencia. Cuando era ayudante (colector) sí me entré a golpes muchas veces, pero ahora no… Uno a esta altura se da cuenta que no vale la pena pelearse por cualquier tontería.

Perfil 5

Nombre: María Alejandra Rodríguez.
Edad: 38 años.
Experiencia: 17 años manejando. (5 años manejando en la ruta Maracay – Choroní)

Rodríguez ha sido la única mujer que ha manejado para la ruta de Choroní, según el Director de la Cooperativa Maracay – Choroní, Ángel Colina. Ella se dedicó durante cinco años, desde el 2002 hasta el 2007. Aunque actualmente trabaja en el municipio Linares Alcantara del estado Aragua, sus compañeros todavía la recuerdan como una dura en la carretera.

– ¿Cuál ha sido la historia más impactante que te ha tocado ver en la vía?

Durante la época de Carnaval vi a una pareja discutiendo fuertemente. El hombre estaba peleando con su novia mientras sostenía una pistola y se la apuntaba hacia su propia cabeza. Recuerdo que varios choferes les decían que no lo hiciera, pero por desgracia se suicidó delante de todos. Después de eso, duré varios días sin dormir, fue muy traumático.

– ¿Has sido responsable de algún accidente?

Una vez atropellé a mi primo sin querer, le di en la pierna cuando iba de retroceso y cada vez que puede me lo recuerda (risas).

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– Al ser la única mujer que manejaba en la ruta hacia Choroní, ¿recibías críticas de tus compañeros?

Realmente nunca tuve problemas con mis compañeros hombres, más bien yo era la consentida de ellos. Pero en la ruta para la que manejo ahora, sí he tenido roces con las mujeres porque existe mucha rivalidad. Lo cierto es que las mujeres de hoy día se superan a sí mismas.

– ¿Te gustaría volver a manejar para Choroní?

Ya no me gustan las curvas, si quiero ir a la playa prefiero ir a Puerto Cabello. La importancia de ser chofer es que uno tiene que manejar por uno y por el otro, porque uno se lleva todas las maldiciones, a veces uno escucha a algunos hombres que te dicen: “¡Tenías que ser una mujer!”.

– ¿Tienes algún ritual de protección?

Desde que comencé a manejar siempre he tenido un ritual. Primero: encomendarme a Dios. Segundo: tomarme una taza de café y dejar un poquito para echarlo sobre el asfalto. Eso representa la buena suerte.

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Entre tantas anécdotas, pudimos conocer la otra cara de aquellos que hacen posible tus viajes en este medio de transporte. Indudablemente, nos contagiaron de esa alegría y jocosidad que no todos pueden apreciar.

Y por si fuera poco: estos panas nos hicieron la invitación de acompañarlos a una de sus rutas para vivir de cerca sus experiencias en la carretera. Por supuesto, para hacer más amena esta aventura lo ideal sería estar en compañía de nuestras chicas UB, ya que el solo hecho de tenerlas cerca sería un sueño hecho realidad para ellos. A esta invitación solo podemos responderles con un “Dale que no viene carro”.

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