Con el auge de los robots sexuales, la creación del artista Giles Walker cobró fuerza durante el último año. Aunque se tratan de robots que bailan pole dance, existe una historia más interesante detrás de estas máquinas
Hace diez años, el artista Giles Walker inventó un par de robots que hacían pole dance en compañía de un tercer robot DJ con un megáfono en la cabeza. Desde su creación, las robots han cobrado vida propia. Sus obras se han vuelto virales en las redes sociales, e incluso, han participado en diversos festivales, conferencias y eventos de tecnología.
En una entrevista para Mashable, Walker explica que las bots nacieron como una crítica a la perversidad tecnológica, es decir, este proyecto está lejos de tener una connotación sexual a pesar del éxito de los robots sexuales. «Están destinadas a cumplir un rol entorno al voyerismo», explica. Walker comenzó a interesarse en este concepto cuando las cámaras de vigilancia cobraron popularidad en el Reino Unido. «Eso me dejó pensando sobre la idea del voyerismo, el cual tiene el poder de la mirada que está entre el observador y el observado», dice.
Aunque parezcan sacadas de una película de ciencia ficción, no son tan tecnológicamente complejas. Están hechas de partes de maniquíes, cámaras y sus movimientos están pre-definidos. «Cuando las construí saqué todos los materiales de objetos que me encontraba. No hay mucha tecnología aquí, realmente utilizo técnicas de la vieja escuela», explica.
Las robots strippers son parte de una serie de máquinas que reflejan a los marginados de la sociedad. «Hice robots indigentes, prostitutas y borrachos. La historia detrás de todo esto es que la tecnología va desarrollándose muy rápido y toda esta tecnología se está botando mucho antes de que llegue al mercado», comenta.
Actualmente, el artista terminó de construir a su última robot bailarina, la cual es mucho más pervertida que sus predecedoras. Puede hablarte sucio, hacer twerk, e incluso, puede hacer sonidos orgásmicos. Y a pesar de que esta nueva versión parece apostarle al concepto de las robots sexuales, no dejará a un lado el concepto artístico del voyerismo y las ovejas negras de la sociedad.
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