Sexo para leer

"Si las paredes del motel hablaran" parte III: cuentos del recepcionista

Estas son las confesiones del tipo que está detrás del vidrio cuando llegas a la entrada del motel. Él es el que te recomienda si debes alquilar una habitación con Jacuzzi o una temática: lounge, mexicana, zen, etc. Él que cobra y con prudencia guarda las infidelidades, los nombres, las caras y las placas de los vehículos en su memoria. Quizás las paredes del Montaña Suites no hablan, pero este recepcionista sí soltó prenda. Te dejamos aquí nuestra tercera entrega de este especial

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Juan Javier Posso Quintero tiene más de 12 años como recepcionista en el Montaña Suites, en el área del motel. Sus ojos han sido testigos de desnudos, felaciones, peleas, engaños; y todo esto a las puertas del hotel. Sobre lo que pasa adentro, ya nos lo contaron el camarero y el ama de llaves de esta hostería.

Posso ha trabajado en ambos turnos, el de la noche y el del día, así que bastante nos tiene que decir. Sin embargo, lo que más nos impresionó fue que él ha notado un incremento de parejas que comparten gastos: «es que la cosa no está fácil», argumentó. Aquí les dejamos algunas de los cuentos más locos que nos brindó.

Juan J UB 1

—¿Qué es lo más loco que has visto?

—Uy, la lista es larga porque he visto muchas cosas. Lo más loco que puedo recordar y que lo he visto una sola vez fue una pareja de mayores, personas entre 70 cas 80 años, que un día ingresaron normal. Yo les di el ingreso, pero minutos después me llama la ama de llaves y me pregunta que cuántas personas se habían registrado. Yo respondo que eran dos. Me llamó la atención mucho porque la pareja venía con frecuencia. El señor que viene manejando tiene problemas de audición y quien pide la habitación siempre es la señora. Bueno… lo que me cuenta la ama de llaves es que cuando llegaron a la habitación se bajó de la parte de atrás una muchacha corriendo a la habitación.

Yo le dije que no los molestáramos porque son clientes que vienen con frecuencia, pero cuando salieron les recalqué que no pueden ingresar más de dos personas por habitación. Era una chica —ehh— prepago, que la había contratado la pareja. Para mí eso fue loco porque se trata de una pareja muy mayor.

—Nos han dicho que las parejas suelen ponerse muy cariñosas en la cola para entrar

—He visto parejas que han venido desnudas y las chicas nos provocan visualmente. Ellos no nos ven a nosotros, pero nosotros sí vemos todo. Intentan seducirnos. Quizás eso las hace sentir más excitadas. He visto también al tipo contando su dinero y la muchacha haciéndole sexo oral. Es casi fijo ver la filita de parejas haciéndose sexo oral

—Te ha pasado que llega alguien y te dice: «yo a este tipo lo conozco».

—Sí me ha pasado, me reconocen en la calle. Porque antiguamente no había vidrio ahumado. Pero ahora nos mantenemos en incógnito, por la seguridad. Nos ha pasado que nos permitimos el ingreso de personas que uno las ve demasiado ebrias, etc. y esas personas pueden “tenerle idea a uno”.

—¿Has recibido alguna invitación a tener sexo o se te han insinuado?

—Una vez vino un grupo de casi 12 muchachos. Eran 5 carros y yo no les di el ingreso. Obviamente tenemos un reglamento porque cuando se meten muchas personas en una sola habitación hacen mucho desastre. Me recuerdo que de este grupo tres de las chicas me ofrecieron sexo para que yo les diera la habitación. Y más de una vez me pasan dinero, es lo más común que ofrecen.

—¿Te ha pasado alguna vez que has visto una porno y que digas: «coño esto fue en el hotel»?.

—Sí, sí ha pasado. Hace bastante tiempo. Lo hacen sin permiso, pero ni pendiente.

—¿Cómo funciona lo de la “lista negra”?

—Me dicen: «No por favor, no me rayes»— y pagan. Casi nunca es porque se han llevado algo, casi siempre es porque deben una estadía. Porque se retrasan en la estadía y nosotros le tenemos que cobrar el recargo. Si no lo quiere pagar le indicamos que lo vamos a colocar en una lista negra que te veta tanto del restaurante, como de la piscina, el área del hotel y el motel.

Nos ha pasado con personas que siempre han venido, con personajes de los medios, de televisión. A veces son las muchachas son las que insisten: “Coño mi amor, paga”.

—¿Si se van sin pagar, cómo le dices la próxima vez que están en la “lista negra”?

—Hay clientes que vienen con una hoy y otra mañana y uno tiene que ser limitado en lo que va a decir. Por ejemplo, si un señor se va sin pagar el recargo, al día siguiente uno no puede decir que tiene una estadía pendiente. Uno dice: “caballero, disculpe tiene algo por cancelar en el restaurant “. Por ahí uno va bordeando la situación. A los que son fijos fijos, que siempre vienen, uno ya sabe qué decirles.

—¿Puedes hablar de un cliente fijo que te parezca raro?

—Sí. Hay un cliente que casi todo el hotel lo conoce. Es un cliente que siempre viene con puros travestis. Una de las primeras veces que yo lo atendí, hace casi 9 años, en una guardia en la noche, el cliente entró normal. Siempre muy atento y nos da propinas. Cuando viene saliendo —en ese tiempo no teníamos papel ahumado— el señor me dio la llave y el “transform” que va de copiloto me sacó la lengua. ¡Esa vaina me dio una grima increíble! Esa fue la única vez que me pasó, porque él ha venido con muchos otros y siempre ha sido relajado.

Es un señor, un tipo. Viene hasta 5 o 6 veces por noche. Le he dado salida a las 12 de la noche y vuelve a ingresar otra vez a las 2 a.m. Va y viene. Dura poquito y siempre los cambia.

—¿Cómo se refieren a él?
Nosotros lo reconocemos por el apellido, pero no lo puedo decir. Anda en una camioneta alta, lujosa, y lo menos que te imaginas es que ande en eso.

Tenía también una clienta que hace muchos años que no vienen. Venía en un vehículo corto. Una noche, la chica simpatizó conmigo y me dijo: “oye, eres buena persona” y siempre me daba propina. Una vez ella se bajó para marcar la clave de la tarjeta y me dijo: “Javier, no vayas a decir que vengo con otra”. Siempre venía con chicas que bueno… Ni un hombre se cuadra mujeres tan buenas como esa caraja.

—¿Puedes reconocer a los que vienen por primera vez?

—Sí se nota. Te preguntan: “¿Qué tiene esta habitación de jacuzzi?” —Bueno señor tiene jacuzzi y una decoración. –“Ahhh”. e incluso me han preguntado: “Señor, tiene baño? —y yo, incrédulo digo: “Caballero, por supuesto. Tiene televisión por cable, etc”. Uno le explica.

—¿Tienes cuentos de menores de edad que han querido entrar?

—Sí, cuando llegan chamitas se les pide la cédula. Es muy común que se tapen la cara o que reclinen toda la silla. Cuando vemos eso pedimos la cédula. Hace poco le pedí a una pareja las cédulas. La chica se veía muy menor. Él tenía 46 años y ella tenía como fecha de nacimiento 2001. Tenía 15 años. Le digo: “Caballero, discúlpeme pero no le puedo dar acceso porque anda con una menor de edad”. La respuesta que me dio el señor es que ella tenía dos muchachos. Pero eso no le quita que fuera menor de 18 años. Él puso cara de que no sabía.Yo saqué la cuenta aproximada: cuando él tenía 31 años, la muchacha estaba naciendo.

—¿Te sientes seguro en la recepción?

—Toda la recepción está completamente blindada. Tiene cemento en la parte de abajo. Aunque no lo creas, uno ve más sospechoso a los vehículos más costosos. Creen que por ser blindados, de vidrios oscuros uno no se va a dar cuenta. Como los vidrios no bajan completamente, uno les pide que por favor abran las puertas. Claro porque sabemos meten a la gente en las partes de atrás de las camionetas.

En algunas situaciones nos han ofrecido golpes, clientes violentos. A mí me han puesto una pistola frente el vidrio. Han disparado para la recepción también. Pero tenemos vidrios blindados.

—¿Cómo es el protocolo cuando los clientes vienen escoltados?

—Bueno, han venido «hijitos de mámá y papá» con sus escoltas. Nosotros permitimos que ingresen y dejen a la persona que están escoltando, pero deben bajar al estacionamiento que tenemos aquí abajo (frente al lobby del hotel). No podemos dejar que la camioneta esté ocupada debajo de la habitación. El departamento de seguridad, para evitarse problemas, ha creado sus protocolos.

—¿Ha bajado la clientela?

—Últimamente sí, de un año para acá. Creo que por la inseguridad. La mayoría que vienen en la noche, lo hacen después de ir a rumbear, pero ya hasta eso se ha acabado en el país. Sí se hace su colita, pero ha bajado.

—¿Ha aumentado el número de parejas que comparten los gastos de la habitación? Te lo preguntamos porque sabemos que la situación económica está “pelua”

—Ahora sí. Se ve que de cada 10 parejas, tres o cuatro paga la mujer. Cada vez que pasa, los muchachos y yo decimos que ojalá nos toque una mujer así. También es bastante común que se dividan los gastos.

—¿Para finalizar puedes puntualizar cuáles son las épocas en que más se llena el motel?

—Noviembre y principios de diciembres son las épocas con más ventas. Creo que es un tema del pago de utilidades y el ambiente festivo.

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