Viciosidades

Si tienes Netflix, debes conocer la triste historia de Steven Avery

'Making a Murderer' es una de las joyas disponibles desde 2015 en la famosa plataforma de streaming. La docu-serie genera importantes reflexiones sobre el funcionamiento de la justicia en Estados Unidos. Al mismo tiempo, como documental, es un testimonio de la influencia de los medios de comunicación en los juicios de los consumidores de noticias. En plena era de posverdad, es importante revisar este trabajo y lo que viene después de él.

Publicidad

Primero lo primero. Si no sabes quién es Steven Avery entonces debes ir ya a Netflix y darle play a ‘Making a Murderer’, la fascinante serie de 10 capítulos que sigue los pasos de un ciudadano norteamericano condenado por un delito que no cometió. El avance de la tecnología, específicamente en el análisis del ADN, lo exculpó 18 años después. ¿Final feliz? No. Tras dos años en libertad, volvió a la cárcel, esta vez por el supuesto asesinato de Teresa Hallbach, una fotógrafa.

Las circunstancias que rodean al crimen, los excesos y fallas judiciales durante el proceso y la coincidencia de la detención con una demanda millonaria contra el Estado disparan una cantidad de interrogantes que las directoras, Laura Ricciardi y Moira Demos, exploran. Son 10 capítulos que narran 10 años de investigación y cobertura del juicio. El resultado es una cantidad enorme de información que el espectador tiene a su disposición.

Ahora bien, es probable que tras ver la obra completa el público tome partido por Avery. Es una de las críticas más comunes que recibe ‘Making a Murderer’. De hecho, luego de su estreno, miles de peticiones aparecieron para que Barack Obama, el presidente de Estados Unidos en ese entonces, intercediera.

Pero más allá de la subjetividad a la que está atada cualquier producción audiovisual, lo importante de ‘Making a Murderer’ es que obliga a la reflexión sobre la palabra justicia. Es indignante, por decir lo mínimo, cómo el sistema, en este caso al norteamericano, dispone de recursos ilimitados para preparar cualquier argumento frente a la precariedad del ciudadano común. En pocas palabras, si eres pobre no tienes ninguna posibilidad de ganar. Esto no es nuevo, claro está.

En ‘Enmienda 13’, documental que estuvo nominado al Óscar y que también pueden ver en Netflix, la directora Ava Duverney establecía una estrecha relación entre pobreza, racismo y confinamiento en las prisiones norteamericanas, lo que le permitía al Estado generar ingresos económicos importantes porque utilizaba a los presos como trabajadores. En conclusión, según la directora, estamos frente a un nuevo modelo de producción esclavista.

A diferencia de Duverney, que establece claramente sus intenciones de denuncia desde el inicio, Ricciardi y Demos se meten dentro del sistema y dejan que la «objetividad» de la cámara le permita al espectador tomar sus propias decisiones. Además, detalla y explica las desventajas de los procesos judiciales como nadie lo ha hecho hasta el momento. Un buen ejemplo es la falta de interés y mala praxis de los abogados de oficio o la enorme cantidad de dinero que se necesita para trabajar en un juicio largo y el desgaste durante ese tiempo de las relaciones personales.

Por otro lado, es desconcertante la manipulación de la información para atacar de inmediato el derecho a la presunción de inocencia de cualquier persona. ¿Cómo se consigue a un jurado imparcial cuando las autoridades emiten juicios de valor y ofrecen detalles a los medios de comunicación mucho antes de la comparecencia? Según los expertos en leyes, un individuo establece un veredicto con las primeras declaraciones públicas del suceso. Y ese individuo puede ser parte del jurado el día de mañana.

En este sentido, hay un punto de comunión entre ‘Making a Murderer’ y el premiado documental ‘Paradise Lost: The Child Murders at Robin Hood Hills’, de Joe Berlinger y Bruce Sinofsky, que cuenta el juicio a tres adolescentes en Memphis, acusados de mutilar y asesinar a tres niños. De hecho hay una película que no le rinde homenaje al trabajo original: ‘Devil’s Knot’, protagonizada por Colin Firth y Reese Witherspoon.

A partir de aquí, spoilers

En 1986, un documental de Errol Morris llamado ‘The Thin Blue Line’ permitió esclarecer el asesinato de un policía y, más importante aún, fue clave para que finalizara la injusta detención de Randall Dale Adams. Este trabajo viene a la memoria cuando inicia ‘Making a Murderer’ y es probable que juegue en contra de quienes esperan un desenlace concluyente.

«Es todo lo apasionante que puede ser, impactante y devastadora, y me dejó con un desaliento ahuecado generalmente solo tratable con alcohol y desvaríos”, opinó Margaret Lyons en New York Magazine sobre ‘Making a Murderer’. Pero que no exista un happy ending de ninguna manera le juega en contra a la serie.

En el artículo «‘Making a Murderer’ Is About Justice, Not Truth» Lisa Kern Griffin, profesora de derecho y exfiscal, escribió o siguiente: «El fiscal en el juicio del Sr. Avery argumentó en su declaración final que «las dudas razonables son para personas inocentes». No lo son. Y las protecciones procesales, como el acceso a un abogado defensor y la libertad de interrogatorios bajo coacción, se extienden tanto a los inocentes como a los culpables. La verdadera contribución de estos documentales no es preguntar «quién lo hizo», sino revelar lo que se hizo a los acusados».

Al final del párrafo de Griffin agregaría: y a su entorno.

Desde que inicia el docu-serie, con el fantástico tema compuesto por el argentino y dos veces ganador del Óscar Gustavao Santaolla, ingresamos al universo de los Avery, una familia que no goza de la simpatía de la comunidad. Ese pequeño detalle, que se descubre gracias a las preciosas  y deprimentes tomas de una enorme chatarrería en la que conviven todos los parientes, tiene una relevancia clave en el devenir de los hechos.

Es más, cuando la cámara abandona el proceso judicial y se centra en la rutina de Delores y Allan Avery, padres del detenido, se comprende el contexto de la historia. Son esas pinceladas las que convierten en una obra artística lo que pudo haber sido un trabajo de grado. Son los únicos que no pierden la fe en Steven y es conmovedor cómo intentan, en una situación tan adversa, mantener la esperanza, incluso cuando escuchan en la voz de su propio hijo la posibilidad del suicidio.

¿Habrá segunda temporada?

Hay muy buenas noticas para los seguidores de ‘Making a Murderer’. Cindy Holland, uno de los grandes cerebros detrás del éxito de Netflix, le dijo a USA Today sobre la serie: «La historia todavía está en curso, se verán nuevos episodios en algún momento de este año (2018) a medida que esta historia continúe desarrollándose. No sabemos cuándo, seguro, vendrán nuevos episodios».

Y vendrán porque las directoras siguen documentando la historia. Moira Demos le aseguró a Buzzfeed que no tienen intención de abandonar este trabajo: «Tendremos que ver qué está sucediendo, pero tenemos la intención de continuar siguiendo esta historia, la respuesta a ella, si las cosas cambian en sus casos, o si las cosas suceden en el sistema de justicia como resultado de esto. Porque esto es sobre nuestro sistema, y ​​solo estamos usando estos casos como ejemplo».

Si en los próximos meses no salen nuevos capítulos, tampoco hay que alarmarse. Ya está en producción un especie de «spin off» que desde el título promete: ‘Convicting a Murderer’. La dirige el especialista en documentales Shawn Rech (imprescindible revisar ‘A Murder in the Park’), y promete contar el caso desde otro punto de vista. «Cuando se produjo ‘Making A Murderer’, muchos de los que estaban del lado de la ley no pudieron, o no quisieron, participar en la serie, lo que resultó en un análisis unilateral del caso. Esta docuseries examinará el caso y las acusaciones de irregularidades policiales desde una perspectiva más amplia. También compartirá con los espectadores los efectos traumáticos de ser declarado culpable y vilipendiado en el tribunal de la opinión pública «, aseguró el realizador.

Podríamos entonces, este mismo año, ver dos producciones complementarias que nos acercarán mucho más a una de las preguntas más viejas en la historia de la humanidad: el asesino nace, se hace o… el sistema lo inventa.

Publicidad
Publicidad