Viciosidades

Simpl3: crónica borrosa de una rumba continua

En el año 2000 surgió una de las movidas más significativas de la escena alternativa musical y visual para posicionarse al mando de buena parte de la vida nocturna de la década pasada en Caracas. Después de un hiato durante el cual trabajaba en los quehaceres de la gráfica y el arte, la gente de Simpl3 regresa contodo un eventazo de cuidado: Plan C en la Quinta Bar el Sábado 18 de Marzo. Pero siempre queda un momento para repasar los viejos tiempos y la historia de una buena era en Caracas

diseño: simpl3
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La memoria me hizo desempolvar mi viejo Hotmail en busca del pasado. De cuando Alex mandaba religiosamente la invitación para cada evento. Me di cuenta de que el último correo que recibí de una convocatoria, al menos en esa bandeja de entrada, fue para una rumba enorme que tuvo lugar justo en frente de mi casa. En ese sitio que llaman Ghoka, en Las Mercedes. Con su religioso nombre, tema y volante bien diseñado, la fiesta llevaba título «Tres son Multitud».

Recuerdo que llegué con Nohemí después de algún brindar navideño de Diciembre de 2007 y, entre las nubes alicoradas del predespacho nos dijimos «¿qué pasó aquí?». El local se prestaba para una variedad tumultuosa de escenarios y centenares de personas se movían entre en el retumbe de los pasillos y las pistas de baile pero como nunca. ¿O como siempre?

Se percibía un diciembre alegre, dentro de todos los vaivenes en que habían circulado ese año el país. De pronto asumí que era la primera vez que había una banda de salsa en una Simpl3, La Sigilosa. En uno de los tres stages que habían al unísono. Y después de tantos años curtido en drum n’ bass y electrónica, nos quedamos allí echando un pie con el guaguancó. Así había evolucionado la cosa en siete años de existencia. Desde apenas dos platos en una casa en el año 2000 a un sistema multiambiente que movía ríos de gente en los locales más grandes de la ciudad. La movida del Simpl3 crew y sus legendarias fiestas que, de alguna forma dejaron de armarse como antaño, ha regresado.

Pero vamos a los datos serios: Simpl3 es hijo del Y2K. Todo surgió en el año 2000 en una época en que las fiestas rave de locación remota dejaban de ser preponderantes en Caracas, para dejar paso a una movida electrónica que empezó a llenar bares y discotecas. El alboroto también incluía el surgimiento de Babylon Motor Home, eterno aliado del crew, y su participación en el Sonar de Barcelona de 2002. Vale recordar siempre los cuidados visuales sobre los tapetes que tenía la constante participación gráfica en movimiento y en materia videoartística.

El plato fuerte, hilo conductor generacional a lo largo de la época, fue el Drum n’ Bass: todos los asistentes siempre esperaban contar con ese line-up de «tambor y bajo» que tanto daba para mover las patas. Sería muy largo enumerar a todo el cartel que durante años estuvo tras los decks. Sin embargo, siempre existió un sistema multigénero que incorporaba funk, hip-hop, ska, dancehall, punk, funky house, raggamuffin, merengue y guaguancó. Todo para todos.

Al conversar con Alex Wright (modovisual) y con Rafa Machado, diseñador gráfico y arquitecto respectivamente, creadores y productores de todo el proyecto, entramos de inmediato en un difuso rompecabezas de memorias, una enumeración de nombres, algunas locas anécdotas magulladas por los años pues ya se trata de un recorrido largo y continuado.

Tratamos un tema de costumbre; de nuestro fuerte guateke de aquella época. Si había Simpl3, era el mejor plan posible. Desde temprano circulaban las llamadas para que nos anotaran en lista a ciertos allegados. A veces sí, a veces no. The Flower en la Castellana fue el punto iniciático en los locales. O en aquel sitio magnífico con terraza llamado Santaladiabla. También Las Mercedes fue una constante secuela de antros como E-Club, Okupa y Ghoka. El CCCT mantuvo un breve espacio de su residencia en un penumbroso pasillo llamado Carterpillar, para luego pasar al efímero Almodobar en Altamira. En algún momento un oscuro local de Los Ruices auspició la cosa también.

Es inevitable destacar esa época, allá por 2004, en el que el Dancehall de Sergio Barrios (Castor como dj, Hase como artista visual) encendía un desastre sensual capaz de dejar corto al incipiente reguetón  «Todos contra todas, limbo, trencito. A veces la vaina se iba fuera de control.» declara Rafa. Alrededor de la misma época, Macaracuay Plaza tenía sitios como Mosh para desatar la apoteosis con renombres internacionales del drum n’ bass como AK1200. Otras grandes marcas como Juju, Craze o Dj Marky fueron invitados a tocar sets de lujo. 

Advertencia reiterativa: No se puede hacer una lista completa de toda la gente que tuvo lugar en los eventos por precaución a que se nos queden por fuera algunos. Ya saben. Susceptibilidades. Los volantes siguen ahí para eso, en dicho caso. 

Además de la degeneración causal de cualquier movida en medio del contexto etílico, piscotrópico, libérrimo, o de lo difuso que pueda encontrarse ese minuto de nuestras vidas y por suerte recordarlo; o en general, de cómo los venezolanos de todo rango sabemos rumbear; a pesar de amores encarnecidos y de desamores vomitivos, problemas políticos, petróleo alto, crispación eterna, malas notas o entrar a trabajar temprano, todo estaba y explotaba más o menos bien en ese aspecto, probablemente hasta finales de la década. La cultura del vinyl y de los volantes impresos era ley. Y la de la buena rumba también. Y esto sonaba. Y sonaba bastante.

Alex afirma que “más adelante el valor artístico del crew consolidó a mucha gente que hacía diseño. Los montajes se hicieron cada vez más elaborados y más serios al punto de convertirse en exposiciones colectivas. Una tuvo lugar en el Centro Cultural Chacao en 2005, un espacio de exposiciones de prestigio. Pero nunca se desvirtuó el conjunto ambiental de música y gráfica. Siempre nos quedamos haciendo lo que nos gusta. La exposicón tipográfica hecha en la Organización Nelson Garrido (ONG) en 2013 fue bastante importante. Incluso nos metimos en un ciclo de charlas con insignes diseñadores como Waleska Belisario».  Hasta una publicación impresa tuvo lugar en ese contexto.

Lo cierto es que, después de varios años, vuelve la fiesta. A pesar de todo, la movida musical sigue. «Lamentablemente los los dj’s se han ido, pero las bandas quedan y los raperos también».

Según Carlos Crinigan, Dj Metra, partícipe del colectivo, el gran punto de partida es Prodiseño, la más renombrada escuela de comunicación visual del país. «Prodiseño siempre ha sido para mi no sólo una escuela, sino un sitio donde sucedían muchas cosas, o muchas cosas rozaban de una u otra manera la realidad de Prodiseño. Los profesores hacían cosas geniales fuera de las escuela, los egresados igual y muchos alumnos los emulaban aún siendo estudiantes. También cuenta que Loquesea.com fue fundamental para que se dieran los lazos de producción de los eventos de Simpl3, pues la mayoría trabajaba ahí.» Hay que destacar que al colectivo se sumaba gente de la Facultad de Arquitectura de la UCV y de Comunicación UCAB. Era una fiesta de prestigio universitario a todas luces pero sin caer en exclusivismos. Era una fiesta abierta. Y así el crew se hacía cada vez más fuerte.

Asegura Metra:  «Es posible decir que todo esto coincide con un nuevo despertar de la cultura del vinil y del Dj, que si bien siempre existió con las minitecas en los 70’s y 80’s, en los noventa el cd logro sustituirlo y hasta eclipsarlo por algún tiempo dentro de la escena musical de Caracas y Venezuela».

«Fue en esta época que surgieron varias propuestas musicales temáticas que tenían como su protagonista un DJ con definidas y diferenciadas tendencias musicales: la movida rave, por un lado, de la mano de Oddo, la movida de fiestas masivas con los Capuleto y movidas mas pequeñas en locales con fiestas mensuales o hasta semanales, como Las FantasmaHouse en The Flower o los Sancochos Variety de Los Amigos Invisibles en el Bar Mar Abierto de Chacao. Y más tarde las tan majestuosas Boogie Nights, quienes llegaron a hacer verdaderos festivales de 4 ambientes en las instalaciones del hotel Humboldt. Casi todas estas propuestas giraban en torno al house, al minimal, al tecno, trance, psychodelic o incluso el goa». Palabra de Metra.

El futuro cercano de Simpl3 en esos años se enmarcaba en una ferviente era de dj’s y de buena música electrónica que inundaba la ciudad casi todos los días. Lo más parecido en paralelo era la gente de Dikrú que trajo talentos de afuera como Dara o Dieselboy. Siempre se armaban fiestas con diversos Dj’s de todos lados en cualquier sitio. A excepción de Simpl3 y Dikrú, o el Dj Take moviéndose por todos lados, no había nadie haciendo fiestas de drum y resultó que, gracias a la energía de la música, se cautivó la atención de un publico más joven en comparación con toda la movida que había antes del 2000.

Es importante mencionar el papel de las marcas de tabaco o licor que patrocinaban cuánta innovación surgiese en el momento. No obstante, Simpl3 siempre estuvo dentro del margen de la autoproducción y autopromoción. Nadie, salvo sus integrantes, estaba detrás de la logística. Que ocurra eso ahora es un hito.

Era una época de oro, así nos quejáramos permanentemente de la vida y de la ladilla. Las publicaciones emergentes como plátanoverde desmadraban a todo el mundo con la fiestas de lanzamiento, y las Dmente también tenían su cóctel de cuidado. Ya por 2006 habían crews organizadores de rumbas por todos lados, especialmente en una sofisticación de la ola electrónica muy actual y cónsono con la época, esa que mezclaba sets de indie rock y electro. Elmo Bar en Las Mercedes auspiciaba el crecimiento de la movida.

Para caer en el viejo cliché «eramos felices y no lo sabíamos». Puede que la crisis política avanzara hasta tener lo que hoy en día se vive, pero en ese momento cierta bonanza cómoda, de último respiro, nos tocaba y no nos dábamos cuenta, bien sea por ser muy jóvenes ya acomodados, o por que en realidad las cosas no se habían ido definitivamente a la mierda. Y ese es precisamente el problema de jurungar memorias. Que, como dijo el poeta, «cualquier tiempo pasado fue mejor». La intención de esto no es caer en una nostalgia barata, pero sencillamente es inevitable de pronto. Hay bastante para tratar de recordar.

Sin embargo, como bien señaló alguien en su momento: «si recuerdas bien cómo era la movida es porque no estuviste en la movida».

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