Opinión

Un lápiz, cuatro reflexiones

La vida es como un lápiz donde todas las partes importan, pero más que nada la mina. El coach Ricardo Adrianza explica esta teoría

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Existe una metáfora que a mí me encanta compartir, la cual encierra un significado muy profundo y que destaca, de manera simple, que la felicidad se construye desde adentro. Yo le llamo la metáfora del lápiz, aunque —siendo sincero— es muy probable que tenga otro nombre. En todo caso, es muy fácil de recordar cuando tengan un lápiz en sus manos.

Resulta fácil predecir que, aunque estamos en la época de las computadores y móviles, con toda seguridad has tenido muchos lápices en tus manos, lo cual es magnífico pues me permite describir el proceso con la convicción de que estarán alineados con lo que pretendo transmitir.

Para empezar, quiero que te imagines el proceso de afilarlo. Obviamente, este proceso se realiza pues te permite escribir con claridad. Pero si te imaginas bien, ese proceso puede resultar más que doloroso dado que, para poder escribir, mutilas parte de su caparazón de madera y dejas regadas sus partes en un recipiente especial que forma parte del sacapuntas. ¿Qué tiene que ver esto con la vida?

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Foto Lisa / Pexels

A lo largo de nuestra existencia pasamos por muchos momentos dolorosos, unos más que otros. Nadie está exento de vivirlos. Lo conducente aquí es mirarlos como una oportunidad de aprendizaje. Que ante el dolor —si bien la primera reacción nos ciega y no siempre es la mejor— aprendas a quedarte con la lección que te deja.

Esa actitud, sin duda, nos reporta crecimiento, nos hace más fuertes y nos alivia la carga del momento al aceptar que hay situaciones que no podemos controlar pero que nos suceden por alguna razón. Yo prefiero pensar que nos ocurren para seguir creciendo como personas y colmarnos de humildad. Por ello, mi consejo es que aprendas a buscar en cada situación el mensaje positivo que esconde. No lo olvides. Eso, me atrevo a asegurarles, les hará la vida más llevadera.

Como ya les he comentado, en el transcurrir de la vida cometemos errores, muchos sin intención alguna. Simplemente actuamos de manera apresurada o descuidamos uno que otro asunto. Estoy seguro de que este último es el caso de muchos que me leen. Sin embargo, aun cuando hayas cometido un error, no todo termina. Ejemplos de esto hay miles.

La vida siempre te dará una oportunidad para corregirlo, de enmendarlos. De allí la similitud con la goma de borrar del lápiz: te equivocas, borras lo que hiciste, lo almacenas como aprendizaje, corriges y sigues adelante. La existencia es un proceso, buenos y malos momentos se nos cruzan; no obstante, siempre tendrás la oportunidad de corregirlos. No te quedes enganchado en una situación dolorosa. Debes aprender a mirarla en su justa medida, sin hacerte daño, ya que en su gran mayoría depende de múltiples circunstancias que no podemos controlar. Si dependen de ti en exclusiva, piensa en la goma de borrar, corrige y sigue adelante. Acepta lo vivido sin lastimarte y pon toda tu atención en el momento presente.

La cualidad principal de un lápiz es la de escribir, y seguramente habrás escrito infinidad de cartas e informes. Da igual lápiz o bolígrafo. Lo importante aquí, y que pretendo destacar, es que con un lápiz en tus manos escribes historias. Ahora bien, esta cualidad de escribir debe recordarte que cada uno de nosotros construye la suya propia. Yo te invito a que escribas la tuya con pasión y sin miedo. Arriesgarte tiene sus beneficios y cuando lo haces, te conviertes en mejor persona.

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Foto Skylar Kang / Pexels

Recuerda siempre que el miedo es parte de la ecuación al enfrentar nuevos retos y que, en definitiva, ¡grandes esfuerzos, nos traen grandes recompensas! Eso es indiscutible. Busca tu propósito, encara la vida con alegría e intenta dejar tu huella en los afortunados que lleguen a conocerte.

La cuarta característica, diría, la más importante, es su apariencia. Si te fijas bien, la belleza de un lápiz es poco reconocida a pesar de la perfección de sus formas y colores. Esto constituye el cuerpo que, les pido, para esta última reflexión, lo asimilen al nuestro.

Sin desmeritar su belleza y su indudable aporte al momento de escribir —por cuanto te permite el agarre y protege la mina que se encuentra en su interior— la parte más importante la representa la mina que se esconde entre las diminutas paredes de madera, pues de ella emerge la misión principal de un lápiz, que es la de plasmar en el acto de escribir, nuestro trabajo, ideas y sentimientos. En este sentido, si bien es cierto que tenemos un cuerpo que cuidar, lo primordial es lo que llevamos por dentro, en nuestro interior, allí donde se mezclan el alma y la conciencia y donde los silencios hablan. De allí la similitud con la mina.

Foto Pixabay / Pexels

Cultivar tu ser interior te reporta felicidad. Te permite vivir de forma consciente y te conecta con Dios. Por eso les digo, no dejen de cultivar su esencia. Aprendan a divisar donde se esconden sus silencios.

La felicidad la construimos desde adentro. Que no se nos olvide eso nunca. Quien aprende a vivir desde adentro no le hace falta nada. Vivirás con humildad y, con ello, sortearás muchos obstáculos al estar más compenetrados con tu realidad vivencial y el legado que han construido. En resumen, disfrutarás mucho más lo que posees y vivirás más regularmente en el momento presente.

Por ello, perdonen mi insistencia, es imperativo que aprendamos a vivir desde nuestra interioridad. Cuando nos perdamos, pues ocurrirá, piensa en la metáfora del lápiz y con toda certeza los ayudará a encontrar la guía perdida.

No olvidemos nunca que la felicidad nace desde adentro. Lo externo es efímero, no nos completa. Cultiva el alma. Riega tu esencia. Acompaña a tus silencios.

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