Opinión

Un tributo al esfuerzo

Ricardo Adrianza da cuatro claves para lograr que nuestros hijos tengan éxito en su vida, apoyados en el esfuerzo y en el conocimiento de sus límites y fortalezas y, además, siendo felices

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Foto Alexandr Podvalny / Pexels

Estudios en psicología positiva han aportado datos acerca de los porcentajes que contribuyen al bienestar de las personas y, aunque el 50% ya viene condicionado por nuestro equipaje genético, el porcentaje restante es aportado por nuestras experiencias de vida y lo que algunos consultores han denominado “felicidad voluntaria”, esta última, un factor clave en el éxito y crecimiento personal y, además, regulador de nuestras relaciones y emociones.

La importancia de proveer herramientas emocionales desde el hogar se erige, entonces, como prioridad. Soy fuerte defensor de la influencia que deben tener los padres para moldear el bagaje emocional de sus hijos, basado en la transmisión de confianza y en destacar al esfuerzo como impulsor. En pocas palabras, enseñarles a portar la bandera de la inteligencia más allá del intelecto.

Es increíble ver las diferencias de actitudes que puedan tener muchas familias que, criadas bajo las mismas reglas y con la misma dotación genética, unos lucen más seguros y autónomos que otros. Por ello, conocer las bondades y falencias de cada miembro y retarlos a la reflexión diaria, debe formar parte de una estrategia continua de los padres con el fin último de prepararlos para la vida.

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Foto Pixabay / Pexels

Aliento a mis hijas en cada oportunidad posible de lo imprescindible de la cercanía emocional con sus hijos, mis nietos. El abrazo y el calor de familia son indispensables para ir forjando una personalidad segura.

No obstante, en nuestros días se ha impuesto la teoría de que el éxito es lo único que importa, que sin él la vida no tiene sentido. Pero yo les digo que el éxito no es tan importante, muchas veces es casual o, tal vez, consecuencia de una injusticia.

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Lo que si me parece importante es fomentar en nuestros pequeños el valor que tiene el esfuerzo. Alertarles que la vida tiene sus baches, pero que en estos es donde se esconde el aprendizaje. Que el éxito en sí es una consecuencia y no se necesita para ser feliz.

La labor de acompañamiento de los padres es vital para afianzar el desarrollo emocional de sus hijos, pero educarlos con una visión humanista que resalte la importancia del aporte individual en el ensamblaje de sociedades más justas, no tiene precio. ¡Educarlos con sentido de responsabilidad social!

¿Qué necesitamos entonces para influir en nuestros hijos?

Conoce a tu hijo

Conocer a cada uno de tus hijos es un elemento primordial para poder influir en ellos. Acércate, identifica sus fortalezas y debilidades y estimúlalo a que sea consciente de ambas.

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Foto August de Richelieu / Pexels

En este punto quiero resaltar que no podemos aplicar la misma fórmula a todos, ya que como hemos dicho, todos son diferentes. Un traje emocional a la medida de cada uno es lo esencial, sin olvidar lo principal: que sean conscientes de sus fortalezas y de aquellos aspectos donde deben esforzarse para mejorar.

Transmite confianza

Transmitir confianza a nuestros hijos les inyecta un bálsamo de seguridad que será muy apreciado por ellos. Ahora bien, que irradies confianza tiene un efecto aun superior ya que esta postura se convierte en el mejor catalizador para inducirles el valor de la disposición.

Aquí es fundamental comunicar que cada uno tiene sus maneras, y que equivocarse es parte de la ecuación de la vida y del crecimiento como persona. Una persona que confíe en sí mismo tiene varios espacios ganados en el camino al éxito pues se arriesga más y no tiene miedo a equivocarse. Su ecuación mental inconsciente indicaría: equivocación = aprendizaje = esfuerzo = crecimiento = éxito.

Fomentar el valor del esfuerzo

Aliéntalos siempre a que busquen la solución. No le hagas la vida más fácil, les estarás haciendo un daño enorme. Invítalos a la reflexión, al fin y al cabo, los conoces y sabrás comprender donde están sus límites. Cuando los alcancen, apóyalos en la solución, pero que esto sea tu último recurso.

Foto Andrea Pacquadio / Pexels

Este ensayo a diario forjará un hábito de vencedor que los preparará para perseguir sus metas de vida a pesar de las dificultades: ¡grandes esfuerzos, grandes recompensas!

Dueño de sus emociones

En el camino al éxito existe una máxima para los coaches: el éxito es un viaje, no un destino. Por lo tanto, incúlcales desde el principio la influencia de las emociones en el largo camino de construcción de su bienestar. Enséñales a creer en una mejor vida y adueñarse de sus sentimientos.

Repítanle a diario que la vida es maravillosa y que en su más pura esencia nos exige ser felices. Eso, les garantizo, será un propulsor extraordinario para mirarla de la mejor forma posible y un condicionante especial para la construcción de un buen vivir.

Estas son algunas reflexiones, pero no son todas. Estoy seguro de que cada uno de ustedes habrá aportado a sus hijos elementos variopintos para impactar en sus vidas, y con ello, la certeza del deber cumplido.

Sin embargo, lo que nunca debe faltar en la educación de los hijos es ayudarlos a entender el valor universal que tiene ser una buena persona. Promover en ellos ser buena persona es animarlos a reconocer sus limitaciones y retarlos a ponerse los zapatos del otro.

Al final, cuando estés en el ocaso de tu vida y mires con orgullo el desarrollo de tus hijos, puedas concluir que vivir ha valido la pena.

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