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Una actriz estadounidense será la nueva nieta política de Isabel II

Estadounidense, mestiza y "ferozmente independiente". Así es la actriz estadounidense Meghan Markle, la futura esposa del príncipe Enrique de Inglaterra, un soplo de aire fresco para la casa real de Isabel II.

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Meghan Markle
FOTOGRAFÍA: Chris Pizzello / Invision/ AP

Abogada en la serie de televisión «Suits», la actriz de 36 años, de larga cabellera morena y físico esbelto, era una desconocida cuando su nombre apareció hace un año ligado al del príncipe.
La relación se hizo oficial una semana después, de manera inesperada. A raíz del furor mediático creado, el palacio de Kensington condenó en un comunicado «el sexismo» y «el racismo» contra Meghan en las redes sociales, atacando además a la prensa por su «acoso» a la actriz.
Cuatro días antes, el diario The Sun, el más vendido del país, titulaba en portada: «La amiga de Harry, en Pornhub», la página web de videos para adultos.
El «crimen» de la actriz fue en realidad haberse quitado el camisón en una escena de la serie «Suits» que acabó en la plataforma de videos porno.
‘Mujer activa’

Una imagen alejada de la realidad de esta joven que, a instancias de Enrique, se involucró en actividades caritativas. Según su cuenta en la red social Instagram, hace yoga, y bebe jugos de verduras sanos.
El único pero, es que la actriz, tres años mayor que Enrique, está divorciada, señalaron rápidamente los tabloides, desenterrando fotos de su primer matrimonio (2011-2013) con un productor de cine.
Sin embargo, no hay nada de lo que se sabe de ella que pudiera impedir el matrimonio, al contrario, estimó Penny Junor, la biógrafa del príncipe. «Creo que no supondrá ningún problema, y el hecho de que sea mestiza puede incluso ser una ventaja», explicó a la AFP.
«Ello demostrará que Enrique es un hombre profundamente moderno, a la altura, y no una criatura extraña venida de otro planeta, como se percibe a veces a los miembros de la Casa Real», agregó.
Algunos estiman, sin embargo, que la independencia de la actriz -que vivía en Toronto, Canadá, y mantuvo la relación con el príncipe a distancia- podría casar mal con los Windsor.
Ferozmente independiente 

«Supongamos que Meghan es la mujer adecuada, pero que quiere seguir con su carrera en el mundo del espectáculo una vez sea princesa. ¿Seguirá Enrique a su corazón (casándose) o a su cabeza (no casándose)?», se preguntó el Daily Mail.
«Es fácil ver lo que el despreocupado príncipe Enrique y Meghan Markle tienen en común. Lo que está menos claro, en cambio, es qué harán ciertas mujeres de la familia real con una joven ferozmente independiente».

Porque, además de su papel de embajadora de la organización no gubernamental World Vision Canada, que trabaja a favor de los niños en países en desarrollo, Meghan Markle expresa regularmente sus convicciones feministas, forjadas durante su infancia en Los Ángeles, California.
«A los 11 años, logró que un fabricante de jabón lavavajillas modificara un anuncio, tras escribir a la entonces primera dama Hillary Clinton (…), quejándose de que el anuncio insinuaba que el lugar de la mujer está en la cocina», escribió la BBC.
En un discurso pronunciado en 2015 en el Día internacional de la mujer, apeló a estas últimas a hacer oír su voz: «las mujeres deben tener un sitio alrededor de la mesa (…) Y, en ciertos casos, si se les niega, tienen que crear su propia mesa».]]>

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