Curiosidades

Una jubilada china vive con 1300 perros

Todo comenzó hace 20 años, cuando Weng Junhong recogió a un pequinés abandonado. Desde entonces no ha parado de dar cobijo a los canes, a quienes dedica todo su dinero y su esfuerzo

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1300 perros
Noel Celis |Helen ROXBURGH y QIAN Ye / AFP

Imagínense, por unos segundos, que vivieran 1300 perros en su casa. Que, además, no es una hacienda, sino una vivienda pequeña con algo de terreno alrededor. Así es la vida de la jubilada china Weng Junhong.

A sus «roommates» de cuatro patas, Weng les dedica todo su tiempo, sus ahorros y cada habitación de su casa. Los 1300 perros son callejeros y, como si se pasaran la voz, cada día le llegan más. A menudo los encuentra delante de su puerta. Weng no sabe rechazarlos y los recibe.

1300 perros

Todo comenzó hace 20 años cuando Weng, aún en edad productiva, recogió a un pequeño pequinés abandonafo en la ciudad de Chongqing, cerca de donde vive, al sureste de China.

1300 perros

Desde entonces, algo se activó en ella. Se dio cuenta que los salvaba de los cuchillos de los carniceros, porque en China aún prevalece la costumbre de comerlos. Y, de paso, evitaba que los atropellaran o los maltrataran..

«Es importante ocuparse de estos perros. La Tierra no sólo está hecha para el ser humano, también pertenece a los animales», precisa Weng, a quien la agencia AFP califica como «enérgica jubilada».

A salvo del cuchillo del carnicero

Antes, el régimen comunista prohibía tener animales domésticos. Lo consideraba «burgués». Sin embargo, desde hace 20 años eso se ha relajado. Ahora varios millones de chinos tienen una mascota, pero muchos los abandonan. A esos malos dueños no les pasa nada porque China no tiene ley sobre bienestar animal.

Según la asociación AnimalAsia, debe haber millones de perros y gatos abandonados en China. De ellos, al menos 1300 perros han encontrado refugio con Weng.

Además de sus 1.300 perros, aloja también a cientos de gatos, cuatro caballos, conejos y pájaros.

Algunos perros campan libremente por el terreno y en la casa, situada en las colinas de Chongqing. Pero la mayoría está encerrada en estrechas jaulas para evitar peleas. Los grandes están fuera y los pequeños dentro.

«Algunos piensan que estoy loca», admite Wen.

De mudanza en mudanza

Weng se levanta a las 4 de la mañana. Lo primero que hace es evacuar entre 30 y 40 baldes de excremento. Después prepara el desayuno para sus «huéspedes»: 500 kilos de alimentos que ella cocina, por tandas, en una enorme olla.

Cada habitación de su casa de una planta está llena de jaulas apiladas unas sobre otras.

Weng ha tenido que mudarse varias veces. El problema son los vecinos, a los que no les gustan los roommates de Weng.

¿Y de dónde sale el dinero para financiar a los 1300 perros? De la venta de una casa y de un préstamo de 7.500 euros que pidió. Ya se gastó sus ahorros y toda su pensión como jubilada técnico medioambiental se gasta en alimento para los animales.

También recibe algunas donaciones. Le llegan desde que se hizo conocida en redes sociales.

Una fama relativa

Weng espera que, al conocer su labor, otras personas adopten algunos de sus perros. Sí lo hacen pero llegan más de los que se van. Por ejemplo, durante la entrevista con AFP, llegaron seis nuevos «huéspedes».

Algunos la critican en redes sociales. «Estar encerrado en una jaula minúscula no es mejor que estar en la calle», se puede leer.

Para ayudarla, Weng cuenta con seis empleados. Ellos duermen en una habitación llena de bolsas de comida para animales.

«Me gustan los perros incluso cuando muerden», cuenta uno de ellos, Yang Yiqun. Y muestra sus brazos llenos de cicatrices.

Pero aun con todo el amor que les dedica, ocuparse de tantos animales es un combate diario para Weng.

«Es realmente muy duro. Siempre hay más perros. Y cada vez tienen menos espacio», se lamenta.

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