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Uruguay decide si mantiene o cambia el rumbo del país

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Foto: Uruguay

Con un emotivo voto del presidente saliente Tabaré Vázquez, Uruguay comenzó el domingo una elección histórica. Vázquez, diagnosticado con cáncer desde agosto, dijo al sufragar: “Yo tengo la esperanza y el deseo de poner la banda presidencial al próximo presidente de la República”.

Vázquez votó en la sede del club Progreso, un club de fútbol de primera división, en el barrio obrero de La Teja, donde nació.

Los 2,7 millones de electores de Uruguay deberán definir qué desean para el futuro del país: si un cuarto gobierno consecutivo de la coalición de izquierda Frente Amplio o el gobierno de una alianza de partidos opositores, que van de la centroizquierda a la derecha.

Once candidatos compiten por la presidencia, pero todas las encuestas señalan que el país se encamina a un balotaje entre el candidato oficialista Daniel Martínez y el opositor Luis Lacalle Pou, del Partido Nacional. Ninguno de los dos obtendría 50% más uno de los votos que le podría permitir ganar en primera vuelta.

El Frente Amplio de Uruguay llegó por primera vez al gobierno nacional en 2005, rompiendo una hegemonía de los dos partidos fundacionales, el Colorado y el Nacional, que habían gobernado el país desde su nacimiento a la vida independiente en 1828. Desde entonces, consiguió tres mandatos consecutivos, no perdió ninguna elección y obtuvo siempre una mayoría absoluta en ambas cámaras del Parlamento.

Desde su llegada al poder en 2005, la economía no ha dejado de crecer, el poder adquisitivo de los salarios ha experimentado una fuerte suba y se han sancionado leyes que garantizaron derechos como el casamiento gay, el aborto y la venta de marihuana en farmacias.

Sin embargo, el tercer gobierno del Frente Amplio, encabezado por el presidente Vázquez, ha tenido problemas importantes y finaliza con un índice de aprobación muy inferior a los anteriores.

Una reforma educativa fracasó, el vicepresidente de Uruguay Raúl Sendic debió renunciar en 2017 jaqueado por casos de corrupción, la inseguridad pública se deterioró hasta alcanzar un récord de 414 homicidios en 2018, la economía se estancó, el desempleo subió hasta 9% y el déficit fiscal alcanzó 4,9%.

La oposición plantea que es necesario tomar medidas urgentes para restablecer la seguridad pública, reformar el sistema educativo y ordenar las cuentas públicas y un gasto estatal que frecuentemente cae en el derroche.

En el campo opositor, el partido que lleva la delantera es el Partido Nacional, que lleva como candidato Lacalle Pou, quien perdió en 2014 en la segunda vuelta ante Vázquez.

Las últimas dos elecciones se definieron en un balotaje entre el Frente y el Partido Nacional, con victoria de la coalición de izquierda en ambos casos.

Los partidos que marchan tercero y cuarto en los sondeos, el Colorado y el derechista Cabildo Abierto, un grupo nuevo encabezado por un excomandante del Ejército que se ha transformado en la sorpresa de la campaña, ya han anticipado que votarán en una segunda vuelta por Lacalle o el candidato que se enfrente al Frente Amplio.

Junto con la elección del presidente y el Parlamento se plebiscitará una propuesta de reforma constitucional impulsada por el senador Jorge Larrañaga, del Partido Nacional, quien consiguió más de 400.000 firmas de ciudadanos para que su propuesta plebiscitada.

La reforma se propone capacitar a 2.000 militares para formar una guardia que colabore con la policía en la seguridad pública. Además, entre otras medidas, se incorporaría al ordenamiento jurídico la posibilidad de establecer la cadena perpetua para delitos graves, revisable a los 30 años.

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