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Venezuela necesita monarquía española ¡ya!

Las últimas palabras de Bolívar fueron para Venezuela: “Yo la hice libre, ahora háganla ustedes próspera…”. Y murió, pero lo hizo sin explicar cómo era la vaina de la prosperidad

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He escrito varios artículos en donde abogo por la restauración de la monarquía española, y ya que el mundo ha cambiado por la corona (la del virus no la de la monarquía), y ya que esto ha ocurrido sin saber cómo, por qué o para qué, propongo formalmente que Venezuela vuelva a ser parte de la monarquía española.

Pónganse la mano en el pecho. Vamos hacia atrás y digan la verdad, ¿qué prefieren? ¿Monarquía Española o Edad de Piedra del Siglo XXI?

Simón Bolívar era un hombre moderno, de ideas avanzadísimas, adelantado a su tiempo. Era elegante y fino, un caballero en el mejor sentido de la palabra. Nadie jamás se ha podido explicar cómo un hombre que vivió tan sólo 47 años, logró en esa época (sin transporte aéreo), viajar alrededor del mundo, aprender varios idiomas, pasársela bailando. Se casó, se enamoró y galanteó con éxito a infinidades de damas solteras, casadas y viudas. Bolívar, montaba su caballo blanco en la urbanización San Bernardino de la ciudad de Caracas, y decía:

-Ya vengo, ¡voy para Bolivia!

Y se marchaba así como así. Allá, a 4.000 metros de altura y con un frío bajo cero, libraba y ganaba varias batallas. Se comía unas papas, tomaba un té de coca y despidiéndose de los bolivianos, decía:

-Esta semana tengo que liberar a Perú, Ecuador y Colombia, pero primero voy a hacer una diligencia en Cúcuta.

Y de nuevo montaba su caballo blanco y se marchaba. No tenía ni dos días en Cúcuta y ya había asistido a un par de bailes, tres reuniones y despachado a varias novias, cuando intempestivamente comentaba:

-¡Ya Páez empezó a echar vaina en Venezuela! ¡Vámonos para Caracas!

Y otra vez agarraba su caballo blanco que ya estaba marrón por el polvero y al ratico, de nuevo estaba en Caracas.

¡Qué caballo tan arrecho! No quiero ni pensar que habría hecho Bolívar con un Jeep Wrangler 2020 todoterreno, que tiene seis cilindros de motor.

Es increíble lo que Bolívar logró a pesar de haber muerto tan joven. A veces pienso que cada año vivido por él, valen por tres de un hombre normal de hoy. Revisen su vida, sus escritos, sus viajes, y se darán cuenta que los números no dan.

Lo cierto es que este extraordinario hombre muere un 17 de diciembre de 1830 y parte de sus últimas palabras fueron para Venezuela: “Yo la hice libre, ahora háganla ustedes próspera…”. Y murió, pero lo hizo sin explicar cómo era la vaina de la prosperidad.

A veces pienso si no habría sido mejor que Bolívar, al darse cuenta del desastre en el que ya se habían convertido nuestros países, hubiera dicho:

-Señor rey de España, como ya lo dijo Miranda, esta gente no tiene remedio, mejor empecemos de cero.

Pienso que si Bolívar hubiera podido imaginar a la España de hoy, no se le habría ocurrido ni de broma liberar las cinco naciones.

Qué bueno sería que hoy tuviéramos en Venezuela un rey ¡Pero un rey de verdad! Uno como Felipe VI, quien en lugar de despachar en el Palacio de Miraflores, lo hiciera desde una tasca de la Plaza La Candelaria, en Caracas.

Qué bueno sería si pudiéramos echar la historia para atrás y escuchar a Bolívar diciendo: “Españoles y canarios, si se quedan, contad con el petróleo”.

Ya que vamos a tener un rey, vamos a tener uno pero de verdad, uno como Felipe VI, quien sólo hace una cadena al año, los días 24 de diciembre y eso para felicitar a su pueblo. Un rey que gobierne con inteligencia, sin autoritarismo y que sobre todo, ¡gobierne de verdad verdad!, como lo hace el monarca español quien es tan democrático que no es él quien realmente manda, sino otro a quien el pueblo de España elige libremente.

Seamos sinceros. ¡Basta de gobiernos con mentalidad de buhoneros! ¡Reinstauremos la monarquía ya!

Bolívar, ¿era esto lo que realmente querías?

Majestad Felipe VI, por favor, envíenos urgentemente otro descendiente de españoles, un hombre de principios, rico, elegante, inteligente, audaz, mujeriego y oligarca, para que nos libere del Feudalismo, de la Edad Media y sobre todo, de la Edad de Piedra Socialista del siglo XXI.

Necesitamos un rey que coma salmón y jamón ibérico pata negra 100% puro de bellota, que tome Champaña, que odie el chigüire, la caraota refrita, el mondongo, la reina pepiada, los sándwiches de pernil de La Encrucijada, las panelitas de San Joaquín, los adornos navideños a la orilla del río Guaire, las cachapas con queso e’ mano, los tequeños, la chinchurría, la chicha y el carato e´ piña.

¡Basta de chusmidades! ¡Monarquía ya!

¡Los finos al poder!

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