Venezuela

Venezuela, objeto de la campaña electoral en EEUU

A pesar de la pugnacidad política entre republicanos y demócratas, la revolución bolivariana siempre ha sido considerada una amenaza para EEUU / Por Luis Fidhel Gonzales

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parlamento Pompeo
AFP

Presidencias de Chávez y Maduro

Las relaciones políticas entre la “revolución bolivariana” ­por su carácter antiimperialista, anticapitalista y antioccidental­ y Estados Unidos (EEUU) han sido tensas desde 1998. Las presidencias de Hugo Chávez, coincidentes con las administraciones de George Bush y Barack Obama, no fueron tan abiertamente cuestionadas en cuanto a su legitimidad y carácter democrático, a pesar que particularmente en el gobierno de Bush se denunciaba el apoyo y acercamiento a grupos terroristas como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, grupos extremistas islámicos y gobiernos antinorteamericanos, como el de Fidel y Raúl Castro, los de Saddam Hussein, Moamar Gadafi, Bashar Al Asad, o el régimen islámico iraní, considerados desde hace mucho tiempo amenazas para la seguridad estadounidense.

Con relación a Venezuela, ese panorama cambió particularmente a partir de lo que se denominó “La Salida”, en el 2014, acción que fue conducida por el dirigente Leopoldo López. Se inició el accionar del gobierno de EEUU, posteriormente secundado por el Grupo de Lima, que catalogaba a la presidencia de Nicolás Maduro como “amenaza” a la seguridad continental. Se enfatizaría en denunciar el carácter “no democrático”, incluso “represivo” del gobierno chavista. Es importante tener en cuenta que la adopción de sanciones comenzó durante el gobierno de Obama y no en la etapa Trump, como pudieran pensar algunos.

La gira de Guaidó en perspectiva

Al considerar que la denominada “presidencia interina” del diputado Juan Guaidó no logró el objetivo político de lograr el “cese de la usurpación”, particularmente a través de estrategia de “quiebre militar” o de que el sector castrense le quitara el apoyo al gobierno de Maduro, se explica que en los últimos meses de 2019 el también presidente de la Asamblea Nacional perdiera popularidad y poder de convocatoria. Pasó así de ser un líder nacional a un dirigente “partidista”. La unidad opositora en la Asamblea Nacional comenzaba a fragmentarse de manera evidente.

El gobierno se propuso controlar la directiva de la Asamblea Nacional mediante la captación de diputados opositores. Error estratégico del gobierno, que prácticamente había neutralizado durante cuatro años esa instancia del poder público, so pretexto del “desacato” en que la declaró el Tribunal Supremo de Justicia. ¿Le costaba mucho tolerar a la oposición el último año del periodo constitucional de la actual Asamblea Nacional?

Bagdad: 3 de enero de 2020

A miles de kilómetros de distancia de Venezuela, en Bagdad, Iraq, es dado de baja el jefe iraní de operaciones militares en el exterior, general Qassem Suleimani, en una acción militar quirúrgica que se generó en respuesta al acoso de que fue objeto la embajada estadounidense en Bagdad por parte de manifestantes pro-iraníes. Irán no dio respuesta contundente a la acción de EEUU, si bien lanzó misiles contra instalaciones con presencia de efectivos militares estadounidenses en territorio iraquí.

El efecto negativo para el gobierno de Irán, que luego de negarla se vio obligado a admitir su responsabilidad en el derribo de un avión de pasajeros ucraniano que -partió de Teherán con destino a Kiev, expuso lo poco sofisticado de los aparatos de vigilancia aérea de Irán. La reacción interna de sectores de la población iraní en contra del gobierno islámico fue resaltante, a pesar de las limitaciones de comunicación que hay en ese país.

El presidente de la asamblea constituyente, Diosdado Cabello, suscribió el libro de condolencias abierto en la embajada de Irán en Caracas por el fallecimiento de Suleimani. Cabello expresó con vehemencia su «solidaridad antiimperialista» en un acontecimiento transmitido en el el canal oficial del gobierno venezolano y demás medios afines.

Caracas: 5 de enero de 2020

Ese día se elegiría la directiva de la Asamblea Nacional para el siguiente año. Sucesos catalogados de violentos se suscitaron en los alrededores de la sede legislativa y fueron captados por los medios de comunicación. Esa difusión fue adversa al gobierno, toda vez que la acción oficial se interpretó como una manifestación de carácter dictatorial. El saldo de esa jornada fue favorable a Guaidó y adverso para la controversial directiva presidida por el diputado opositor -calificado de “traidor”- Luis Parra, de Primero Justicia, con el respaldo de los votos oficialistas.

Fue tan adversa para Maduro esta situación que incluso el nuevo presidente argentino, Alberto Fernández, que ha mostrado afinidad ideológica con el mandatario venezolano, expresó sus reservas con lo ocurrido.

Bogotá: 20 de enero de 2020

Guaidó sale de Venezuela de forma sorpresiva para el chavismo, burlando la prohibición de salida del país en su contra ordenada por el TSJ controlado por Maduro. Se reúne con el presidente Iván Duque y con el secretario de Estado Mike Pompeo. Este último insta a seguir apoyando los esfuerzos del pueblo venezolano para «restaurar la democracia y poner fin a la tiranía» de Maduro.

Pompeo denuncia el “inaceptable” apoyo al terrorismo de origen islámico por parte del gobierno de Nicolás Maduro, en particular movimiento chiíta libanés Hezbolá, considerado como un brazo armado terrorista de Irán y cuya presencia en Venezuela se sospecha desde hace años.

Washington: 4 de febrero de 2020

El presidente Donald Trump, seguramente basado en su visión de hombre de negocios, aplica con intuición el “sentido de la oportunidad”. No descuida el peso político del estado de Florida, que resulta electoralmente relevante en cuanto al voto latino. Como en política “nada está escrito”, pudiera surgir un outsider, por ejemplo Michelle Obama.

Trump invita a Guaidó a estar presente en el capitolio durante su discurso presidencial sobre el Estado de la Unión. Lo presenta y se refiere a este como “el verdadero y legítimo presidente de Venezuela”. Guaidó recibió una ovación de pie por congresistas tanto republicanos como demócratas. Se compromete Trump a que “el dominio de la tiranía de Maduro va a ser aplastado y quebrado”, en lo que se considera un momento unificador en medio de un divisivo discurso presidencial. Se observa que, a pesar de la confrontación política entre republicanos y demócratas, la revolución bolivariana siempre ha sido considerada una amenaza para EEUU.

Guaidó tuvo un recibimiento en la Casa Blanca con honores de jefe de Estado; todo en menos de 48 horas. Se hospedó en la Blair House, reservada para dignatarios extranjeros, con la bandera patria en la fachada. En política las formas resultan tan significativas como el fondo. La situación venezolana se vuelve un problema electoral, más que un asunto estratégico.

El Partido Demócrata, hasta el momento, no exhibe liderazgo ni candidato competitivo creíble, lo cual se suma al debilitamiento ideológico que atraviesa. Los demócratas, en su desesperación electoral, recurrieron al “juicio político” contra Trump, pero perdieron la votación en el Senado.

Contundencia contra el gobierno de Maduro

La administración estadounidense prometió ser más contundente contra el presidente Maduro tras la visita de Guaidó a Washington. Se avivó la retórica, en la proximidad de la campaña electoral, contra las “tiranías socialistas” ligadas al régimen castrista y al terrorismo islámico. Pero eso tampoco significa que vaya a ser un tema central dentro del debate electoral.

Las amenazas de nuevas sanciones se concretaron inmediatamente. Pocos días después, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro estadounidense, sanciona a la aerolínea estatal venezolana Consorcio Venezolano de Industrias Aeronáuticas y Servicios Aéreos, S.A. (Conviasa).

El reto de Guaidó

Donald Trump es un político pragmático, incluso de temperamento “explosivo”, que no pocas veces apela a la demagogia o la “mentira política”. Eso es un riesgo para los opositores venezolanos. Cabe preguntarse qué pasó con el “muro” que iba construirse en la frontera con México, prometido durante la campaña electoral de 2016. Ni un ladrillo. Ese riesgo potencialmente lo correría Guaidó: mucho discurso y poca acción de parte del candidato-presidente Trump, lo que podría revertirse a favor de Maduro.

Guaidó tendrá que manifestarse como aliado confiable y efectivo, capaz de encabezar un cambio político en Venezuela, para que la administración Trump mantenga interés por el líder venezolano.

Esto exigiría una línea política más contundente contra el gobierno de Maduro, para tratar de obtener el respaldo abrumador de la población y presionar por un cambio definitivo del gobierno. Al estar de vuelta en su país, el líder opositor requerirá un «discurso más radical», lo mismo que reajustar su estrategia política.

Pareciera que el conflicto venezolano pudiera estar destinado a ser una repetición del enfrentamiento de largo plazo de los EEUU con el gobierno castrista cubano, que durante más de cincuenta años ha proporcionado una base sólida para la movilización electoral del sur de Florida, pero que ha surtido poco efecto en cuanto a restaurar por la democracia y los derechos humanos en la isla.

El reto de Maduro

La gira podría poner en alerta a Maduro, que ha sabido aprovechar la falta de claridad estratégica de la oposición para mantenerse en el poder. Hay que tener en cuenta que no se trata del presidente Chávez, quien tenía un peso político específico, un liderazgo sin las divisiones que actualmente existen en el oficialismo. Se podría contemplar la posibilidad de una negociación con EEUU y un sector del chavismo particularmente ligado al económico para un cambio político, pero la estrategia de EEUU en este momento es procurar la salida de Maduro con mayor presión.

El chavismo insiste en realizar las elecciones parlamentarias, pero tras el apoyo de EEUU al “gobierno interino” presidido por Guaidó, se considerarían nulas e ilegítimas. Factores de oposición en apariencia moderados que en principio se han mostrado proclives a participar, como manera de solucionar la crisis, podrían cambiar su postura.

Coincidencia Machado-Guaidó

Solo dos políticos de oposición han logrado encuentros directos con presidentes estadounidenses durante la revolución bolivariana: María Corina Machado, en el gobierno de George W. Bush, en 2005: y ahora Juan Guaidó. Una y otro coinciden en rechazar las elecciones parlamentarias de 2020 mientras no se realicen comicios presidenciales.

La intervención militar en Venezuela

Una intervención militar que implique el envío de tropas norteamericanas a suelo venezolano pareciera estar descartada o con probabilidad mínima. El editorial de Washington Post del 11-09-2018 da cuenta de que el presidente Trump se opone a esa opción. La condición de Venezuela no es similar a Irán, Rusia, Corea del Norte o China. Las administraciones estadounidenses han considerado a la “revolución bolivariana” como amenaza limitada, incluso manejable a través de medios convencionales.

Lo sucedido en Bagdad con la muerte de Qassem Suleimani, una acción de guerra limitada, demuestra que Estados Unidos cuenta con “métodos quirúrgicos” para lograr sus objetivos de política exterior con consecuencias poco costosas.

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