Internacionales

Venezuela polariza los comicios electorales en Uruguay

Venezuela puede convertirse en una piedra en el zapato para el gobierno uruguayo del izquierdista Tabaré Vázquez y un as bajo la manga para la oposición, en un año de campaña electoral que arranca polarizada en torno a la crisis del país caribeño.

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Uruguay
Fotografía: Archivo

Uruguay se niega a formar parte del cada vez más abultado grupo de naciones –ya por encima de las 50- que reconoce al líder opositor Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela.

También ha evitado una condena oficial por el coro de denuncias de violaciones de derechos humanos que recaen en el gobierno de Nicolás Maduro. Y Guaidó eludió hacer escala en Montevideo en la gira de capitales amigas visitadas esta semana.

Esta postura pone a la administración de Vázquez en el ojo de una tormenta que solo aumenta en intensidad a medida que la crisis venezolana crece en índices de pobreza y desempleo, inflación, emigrados y clamores por parte de la comunidad internacional.

El vicepresidente estadounidense, Mike Pence, pidió esta semana a Uruguay que reconozca a Guaidó.

¿Por qué una pequeña nación sudamericana adquirió tal importancia diplomática?, preguntó una lectora a The New York Times.

Uruguay «mantiene credibilidad tanto con los partidarios de Maduro como con sus oponentes, lo que lo convierte en un intermediario natural», contestó el diario estadounidense, que además destacó que una «actitud de vivir y dejar vivir» del país fue desarrollada «durante dos siglos de coexistencia con vecinos mucho más grandes».

– Sanguinetti al ruedo –

El dos veces presidente uruguayo Julio María Sanguinetti (1985-1990, 1995-2000), que el viernes se lanzó como precandidato para las elecciones de octubre, conversó telefónicamente la víspera con Guaidó. Dijo a la AFP que el líder opositor le confesó que no entendía la postura adoptada por Uruguay teniendo en cuenta el tradicional apego del país a las instituciones.

«Y yo le dije que me sorprende que la gente se sorprenda en el exterior, porque el gobierno frentista ha sido chavista desde el primer día (…) Hubo épocas en que era un idilio: llegaba (Hugo) Chávez como Papá Noel con regalos, con donaciones, con hospitales, con escuelas, con petróleo, con contratos. Con Maduro las cosas se restringieron un poquito más. Pero este ha sido un gobierno pro-chavista, claramente», sostuvo.

Las elecciones de octubre en Uruguay, vaticinó Sanguinetti, van «a terminar siendo: de un lado los que creemos que Venezuela es una dictadura, o que no hay democracia sin prensa libre ni partidos libres; y del otro lado los que creen que Venezuela es una democracia».

– Tensiones en el gobierno –

El 7 de febrero, en el primer encuentro del Grupo de Contacto Internacional (GCI) sobre Venezuela que tuvo lugar en Montevideo, el gobierno uruguayo dio un leve golpe de timón, al reconocer la «compleja situación de la crisis» venezolana y considerar que sí amerita un llamado a elecciones.

La postura neutral de Uruguay ha generado fuertes críticas dentro y fuera del país. El director ejecutivo de la organización Human Rights Watch (HRW) para América, José Miguel Vivanco, le envió en julio pasado una carta al canciller Rodolfo Nin Novoa manifestándole su preocupación al respecto y tuiteó que «el silencio de Uruguay sobre la dictadura de Maduro es desolador».

La ola expansiva generada por las críticas se filtró en el partido oficialista Frente Amplio (FA), donde de a poco algunos comenzaron a susurrar que en Venezuela «no hay democracia plena». Pero aún acercándose las internas del 30 de junio, primera parada de la carrera electoral, la postura general del crisol de sectores que integran la fuerza política es de respaldo al gobierno y muy lejos de los exhortos de Estados Unidos o el Grupo de Lima.

El FA incluso expulsó en diciembre de sus filas al secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el uruguayo Luis Almagro, por considerarlo embarcado en una cruzada anti-Maduro.

El miércoles, en entrevista con una radio argentina, la vicepresidenta y ex primera dama de Uruguay, Lucía Topolansky, opinó que se debe llamar a «elecciones libres y totales» supervisadas por la ONU.

– Vínculos comerciales –

Carolina Cosse, precandidata del FA que cuenta con el respaldo del popular sector del expresidente José Mujica, se negó el jueves en una entrevista radial a catalogar como dictador a Maduro y agregó que le parece «inmoral» que haya personas que estén utilizando «la desgracia ajena para sacar rédito político en la interna» uruguaya.

Consultado por la AFP, el presidente del FA, Javier Miranda, dijo que no cree que Venezuela determine el debate de campaña. «El partido de Uruguay se juega en Uruguay», afirmó.

En tanto, la oposición pide que se investiguen supuestos nexos comerciales entre Venezuela y allegados al gobierno de Vázquez.

Luis Lacalle Pou, precandidato por el Partido Nacional que hasta ahora aparece como favorito en una eventual segunda vuelta con el oficialismo, declaró en enero, un día antes de que Maduro asumiera su segundo mandato, que era «vergonzoso y triste que por unos pocos que han hecho negocios» el país no pueda tener otra postura respecto a Venezuela. «Algún día sabremos el porqué de esta triste posición del Frente Amplio», agregó entonces.

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