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Venezuela seguirá en el desastre con Maduro y Guaidó confrontados

La catástrofe económica y social de Venezuela se agrava cada día y será más difícil resolverla mientras perdure la confrontación suicida entre el chavismo, encabezado por Nicolás Maduro, y la oposición liderizada por Juan Guaidó. “Tendremos que enfrentar esta megacrisis con los recursos de una economía en bancarrota”, advierte el consultor y analista político Jesús Seguías.

José Manuel Puente explica que para superar la pobreza dejada por la revolución harán falta décadas. Foto: Daniel Hernández/El Estímulo
Foto: Daniel Hernández/El Estímulo
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La intolerancia en el juego del “todo o nada” en Venezuela ha generado extremos en los que gobierno y oposición, con sus diferentes matices políticos e ideológicos, se han declarado enemigos a muerte. Las instituciones públicas como referentes equilibrados, la conciliación y hasta la historia republicana han desaparecido del escenario.

La descalificación, la persecución a disidentes, el control de los poderes públicos, el “no volverán”, que se propagaron en el país, incluso en contra de la voluntad popular, son los efectos de un modelo que se extendió a todos los ámbitos de la sociedad, llevando al país a la peor ruina económica e institucional conocida en los últimos 50 años.

La exclusión llegó  a su punto máximo a partir de 2015. Desde diciembre de ese año el chavismo en el gobierno desconoció a la Asamblea Nacional (AN), porque la oposición ganó la mayoría calificada del legislativo y el poder institucional para cambiar la historia.

La otra realidad

Las redes sociales se saturan hoy de mensajes de enfermos clamando por ayuda humanitaria para seguir con vida. Centenares de inmigrantes que habían escapado de la crisis venezolana regresan ahora a pie, tras doloras jornadas de peregrinación por países vecinos huyendo de los efectos del nuevo coronavirus.

Desde Catia, una zona populosa del oeste de Caracas, una señora de la tercera edad pide auxilio para comer, y refiere su vecina que la anciana ha logrado sobrevivir dos días tomando agua con azúcar. La gente duerme en una cola para cargar sus bombonas de gas.

Imágenes provenientes de distintas regiones del país muestran la historia de la ruina nacional, con conductores peleándose a golpes por un puesto en la fila para conseguir gasolina.

Este es un mundo paralelo, distante del político chavista. Diferente a las apariciones de Nicolás Maduro desde el palacio de gobierno de Miraflores y de los programas patrióticos que transmite a cada hora el canal oficial VTV.

La realidad que sufren los venezolanos está lejos de la propaganda chavista que exclama: «¡Seguimos avanzando!»

Al borde de la catástrofe

El consultor político y presidente de la encuestadora DatinCorp, Jesús Seguías, alerta en un análisis publicado recientemente que “estamos al borde de una catástrofe que ni Nicolás Maduro ni nadie de la oposición podrá enfrentar con éxito si continúan imbuidos en un escenario de confrontación inútil y suicida».

«Absolutamente nadie saldrá ganando. Venezuela está al borde de un estado de anarquía irracional, violenta, llena de odios y sed de venganzas; y sin liderazgos sólidos, la situación puede conducir a una progresiva autodisolución de la República”, sostiene.

Apunta el analista que “en este momento, ya no se puede hablar de capitulaciones, ni de vencedores y perdedores, ni de derechas o izquierdas. La crisis es global y está derrotando hasta a las economías más exitosas».

«Pero lo más grave ni siquiera es la megacrisis por venir. Lo que más preocupa es que los venezolanos tendremos que enfrentar esta tragedia prácticamente solos, sin mucha ayuda exterior, arruinados y divididos por una confrontación carente de sentido (ni siquiera político)”, argumenta.

Sin dinero para trabajar

Advierte Seguías que el auxilio internacional que pueda llegar ya no será de la magnitud que muchos suponían hace dos meses. Vale lo mismo para el gobierno de Maduro que para cualquier opositor que ocupe Miraflores.

Ni Estados Unidos, ni Europa, Rusia, Irán, China o la banca mundial (incluyendo la multilateral de desarrollo) estarán en capacidad de aportar los recursos que Venezuela necesita para reconstruir el aparato productivo nacional, hacer reflotar a la arruinada petrolera estatal Pdvsa, reconstruir y ampliar los sistemas eléctrico, de agua potable, gas doméstico e industrial, gasolina, salud y educación pública.

De allí que, afirma Seguías, Venezuela tendrá que enfrentar esta megacrisis con los recursos de una economía en bancarrota.

Esa es la magnitud de lo que tiene entre sus manos quien ocupa hoy Miraflores. Esto no se resolverá con llamados entusiastas a “seguir avanzando”, o a “profundizar la revolución”, o a endosarle las culpas a otros.

“Lo que se aproxima solo se resolverá con dinero (muchísimo dinero), trabajo, liderazgo, unidad nacional y santa paz. Y no contamos con ninguno de estos cinco recursos. Esa es la verdad y la sabemos todos”, señala Seguías.

Tampoco Biden ni Trump

La economía de Estados Unidos se contrajo en -4,8% en el primer trimestre de este año, según informó el Departamento de Comercio de ese país. En otras palabras, la primera economía del mundo entra en recesión. Es la caída más profunda desde la Gran Depresión de 1929, como consecuencia del coronavirus y la paralización de las actividades económicas,  tras 11 años continuos de expansión.

Estos hechos tienen varias consecuencias. Por un lado, obligarán a EE UU a darle prioridad a sus problemas internos; y en segundo lugar, ponen en riego la permanencia de Donald Trump en el poder y su política exterior hacia Venezuela, mientras que el candidato demócrata, Joe Biden, comienza a posicionarse mejor en las últimas encuestas de abril.

Ello también afectaría la estrategia de Juan Guaidó, el presidente del desmantelado parlamento venezolano que reconocido como «presidente interino de Venezuela» por unas 60 naciones, principalmente por las democracias más avanzadas de corte occidental.

Guiadó, en alianza con Trump, plantea la necesidad de seguir profundizando las sanciones financieras e individuales contra figuras del chavismo, para presionar por un gobierno de transición para Venezuela, con Maduro fuera del poder y llegar a unas elecciones libres.

Graves acusaciones

Las medidas del Departamento del Tesoro de EE.UU se han complementado con las acusaciones por narcotráfico contra Maduro y a las figuras más importantes del chavismo. Entre ellas contra el poderoso Tareck El Aissami, que maneja la política económica y ahora está al frente del ministerio de Petróleo.

De llegar Biden al poder en las próximas elecciones en EE UU, habrá un cambio sustancial en las políticas hacia Venezuela, lo cual favorecería al madurismo.

El candidato demócrata ha señalado el fracaso de la política de Trump hacia los militares, llevada por Guaidó. Sostiene, además, que la comunidad internacional lo que debe forzar es a que se hagan elecciones libres. Considera que “si bien Maduro no fue electo democráticamente, lo que hay es que unir a la gente, porque es la única forma de que esto funcione”.

Asimismo, Biden ha planteado que, de ganar la candidatura y llegar a la Presidencia, retomará las políticas de Barack Obama hacia Cuba y revertirá las sanciones de la administración de Trump hacia la isla, impuestas por apoyar a Maduro, según dijo en una entrevista con la cadena CBS.

Es decir, Biden buscaría negociar con Cuba el apoyo que ese país mantiene a Nicolás Maduro.

Sancionado y sin recursos

Seguías destaca que lo que sí tiene muy claro el gobierno de Maduro es que, con razón o sin razón, está vetado en todo el sistema financiero mundial. No tiene capacidad para obtener dinero fresco para la reconstrucción de Pdvsa y del país en general. Y, aun cuando le levanten las sanciones, tampoco podrá resolver la crisis. Estima el analista que se requieren al menos $100.000 millones en dos años para impulsar una recuperación.

El consultor en política electoral y gubernamental advierte que tanto Maduro como el opositor que aspire a reemplazarlo deben saber que “jamás podrán lograr surfear con éxito esta crisis bajo las condiciones actuales de confrontación y división nacional».

«Los tiempos de odios y venganzas son tiempos perdidos ¿A estas alturas, después de 20 años, se atreverán a dudarlo?”, agrega.

Por eso, Seguías sostiene que en Venezuela se está en la hora de las decisiones. Maduro tendrá que escoger entre ser uno de los capitanes de la salvación de Venezuela o convertirse en su verdugo.

“Sin duda, la decisión es muy personal”, pues supone el desafío de “darle un vuelco radical al escenario adverso que tiene hoy y convertirlo en una victoria política”.

Maduro pide auxilio

El martes 28 de abril, Maduro sorprendió al hacer una pausa momentánea en sus ataques a los disidentes (con 70 nuevos presos políticos durante la cuarentena), cuando hizo un llamado a la oposición para que haya un “cese el fuego”. Lo hizo en referencia a los enfrentamientos constantes ente ambos bandos, pidiendo que se llegue a un acuerdo humanitario que favorezca las labores médicas para frenar la expansión de Covid-19 en el país.

Desde la oposición, con base en su comportamiento durante seis años en el poder, gran parte del espectro político no ve posibilidad de que Maduro rectifique, acepte un plan económico concertado, libere a los presos, reconozca al parlamento, permita renovar los poderes públicos con el aval de la AN (Congreso)  y acepte la transición para llegar a elecciones libres en un tiempo determinado, tal como lo han propuesto la oposición, EE UU y sus aliados, el gobierno interino de Guaidó, gremios y personalidades.

En otras palabras, con Maduro al frente parece imposible que Venezuela y su población encuentren una vía para salir de esta crisis. De allí que, más que un llamado como los que hace Maduro, la contraparte espera acciones definitivas.

Habrá muchas muertes

El economista Francisco Rodríguez sostiene que, si no se logra un acuerdo político, el país va a vivir una crisis muy profunda y habrá muchas más muertes.

A su juicio, “Venezuela necesita recursos para enfrentar la pandemia; el país atraviesa un choque económico muy fuerte, con la caída de los precios del petróleo, combinado con el efecto de las sanciones, a casi 8 dólares el barril. La actividad económica está reducida, lo que impacta en la recaudación tributaria; por tanto  se dispara el déficit, que hay que compensar con financiamiento internacional para subsanarlo”.

Rodríguez señala que el acceso a financiamiento externo lo tiene esencialmente Guaidó, que controla una buena cantidad de activos en el exterior.

Estima que unos $8.000 millones depositados en cuentas internacionales han sido transferidos al gobierno interino. Hay instituciones como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que lo reconocen, y otras, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), que no han tomado una decisión; por lo tanto, no van a atender una solicitud que no venga como parte de un acuerdo político.

El también director del movimiento de cabildeo «Oil for Venezuela» ha cuestionado que la idea de que Maduro salga del poder se haya convertido en el mantra opositor.

Aunque considera que la salida de Maduro sería muy positiva para una transición y para los venezolanos, prioriza que en este momento, “tenemos problemas específicos y urgentes, en muchos casos de vida o muerte, que deben ser atendidos de inmediato”.

De allí que se pregunte: “¿Qué debe decírsele a la gente que padece hambre o a los millones de venezolanos que emigraron y ahora están en las calles sin vivienda ni trabajo? ¿Qué deben esperar, a que saquemos a Maduro del poder? ¿No hay más nada que podamos discutir hasta que Maduro salga de Miraflores?”.

Demasiado tiempo en el poder

A pesar del apoyo de la Fuerza Armada (FANB), de los grupos civiles armados, de paramilitares y de la tolerancia a actividades ilegales, el gobierno de Maduro está debilitado para enfrentar solo este abismo. Ni siquiera con el apoyo y los recursos de China, Irán y Rusia podrá superar la crisis que tiene encima.

Para Seguías, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) está muy debilitado como organización política.

“Solo los mantiene relativamente vivos el objetivo de preservar el poder, sin saber a estas alturas para qué lo quieren. Los militantes se quedaron sin propósitos colectivos claros. Sus voces no son escuchadas. Ni siquiera la Dirección Nacional se reúne para discutir la política”, afirma.

A su juicio, el PSUV necesita con urgencia separarse del poder. Eso es lo que le garantizaría larga vida. Al partido de gobierno le urge reinventarse como proyecto político. Seguías considera que el oficialismo posee una generación de nuevos líderes que podrían garantizar una larga existencia, pero “deben corregir errores, muchos errores”. Es un asunto de vida o muerte para asegurar su vigencia.

Cambios bruscos

El presidente de DatinCorp afirma que el chavismo debe voltear su mirada hacia los movimientos socialistas modernos. En Europa y América tienen buenos modelos que han sido relativamente exitosos (Chile, Uruguay, España, Francia, los países nórdicos, por ejemplo). Pero –alerta- “el PSUV tendría que deslastrarse de quienes se aprovecharon de su gran poder para beneficio personal e incurrieron en escandalosos hechos de corrupción. Estos personajes no son políticos: son rufianes. Todos esos propósitos de cambio en el chavismo gobernante jamás serán posibles estando en el poder. Su permanencia, lejos de ser un pasaporte al futuro, es el mayor facto de autodestrucción que tienen”.

Para Seguías, “chavistas y opositores” están cometiendo el grave error de observar los meses y años por venir como una continuidad lineal de lo que tenemos en este momento. Él cree que viviremos tiempos de cambios bruscos.

“La actual crisis se sumará a otra peor y nos sorprende sin recursos, totalmente arruinados, endeudados y divididos”, concluye el analista.

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