Venezuela

Significantes y significados

Lo que tuvo lugar este lunes ha sido histórico e impredecible. La MUD decidió seguir la ruta electoral, pero no por eso no cambiar las vías del tren.

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Foto: Dagne Cobo Buschbeck.

El poder se muda. No importa donde estén las armas. Las armas son un dique. Como lo son las instituciones. Sin embargo, si el poder se va, se va. Le pasó a Pérez Jiménez, le pasó a Carlos Andrés. Le pasó a Chávez (a la inversa).

Lo que tuvo lugar este lunes ha sido histórico e impredecible. La MUD decidió seguir la ruta electoral, pero no por eso no cambiar las vías del tren.

Ocurrió una metamorfosis del discurso que nos pone a a los venezolanos a observar y ser partes de un cambio significativo del poder: la MUD actúa y narra dentro de la ley, y el gobierno no sólo está al margen, sino que está siendo desconocido por el inmenso movimiento demócrata que agrupa a la gran mayoría de los venezolanos.

Ya era visible que el abuso en la trampa que había cometido el CNE había sido un error. En lugar de alargar el presente, como siempre hace el cinismo revolucionario, el chavismo, mal calculador por la ausencia de talento que hay en esa esquina, le negó el futuro a Venezuela de un porrazo. Y con eso, prácticamente, se salió del juego legítimo.

Ahora le queda jugar desde la triquiñuela pura y dura. Con las armas y las instituciones que les quedan, sin ninguna ética, pero, oh oh, viendo partir el poder.

Es un tema de significantes y significados. Cuando el poder está vencido y en fuga, ni las palabras ni los actos tienen el mismo valor. La narrativa ha cambiado.

Hoy la MUD hizo sentir al país que, no importa quién detente Miraflores,; el poder, la mayoría, el cacareado “lado correcto de la historia”, le pertenece.

Y lo hizo gracias a que se jugó una estrategia insuperable: ante la exasperación que produjo ese cobarde comunicado de prensa del CNE, en lugar de desesperar, la MUD prefirió debatir, mirar muchas opciones, llamar a la sociedad toda. Sin miedo a la diferencia ni a la diatriba. Y el resultado no pudo ser mejor. Creo que nadie se esperaba que se fortaleciera como hoy ese liderazgo.

Yo mismo era de los que pensaba que había que apostar a vías alternas. Había una alternativa interesante por demás, que proponía recolectar las firmas bajo la sombra de la AN y con observación internacional.

Pero una cosa es mirar el maniquí desde la vitrina, y otra ser quien decide el que se pone la camisa.

Hoy pareciera que quien exige cuál es la ruta es el movimiento libre venezolano, y no la pandilla milica y caribeña que arruinó nuestro país.

Faltan aún los días más difíciles, pero Venezuela luce hoy menos derrotada que nunca.

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