El movimiento tectónico se centró en el departamento del Huila, a unos 300 kilómetros al suroeste de Bogotá. Registró una profundidad de 37 kilómetros (23 millas), según el Servicio Geológico de Estados Unidos.
El presidente Juan Manuel Santos dijo que no hubo informes inmediatos de daños. Mientras que Carlos Iván Márquez, director de la Unidad Nacional de Desastres, señaló que solo se reportaron desprendimientos de rocas en una zona montañosa cercana al epicentro. Agregó que el sismo se sintió en 15 de los 32 departamentos del país.
El aeropuerto de Bogotá suspendió los vuelos durante unos minutos pero volvió a abrirse después de que las autoridades inspeccionaron la pista y determinaron que no había sufrido daños.
El alcalde de Bogotá Enrique Peñalosa pidió calma porque los empleados de oficina asustados tardaron en regresar a edificios de gran altura que han proliferado en la capital de ocho millones de habitantes en los últimos años sin ninguna prueba importante de su fortaleza estructural.
«Las normas sísmicas en Bogotá son muy estrictas y pueden soportar un terremoto muy fuerte», aseguró Peñalosa mientras inspeccionaba en la Plaza Bolívar en el centro de Bogotá.
Alberto Cárdenas Arenas, un contador de 28 años, dijo a The Associated Press que sintió el sismo cuando caminaba a su oficina en el norte de Bogotá. «Sentí un gran ruido y duro como si hubiera pasado un camión pesado. Me dio mucho miedo», aseguró.
Fue el mayor sismo que afectó a Colombia desde un temblor de magnitud 5,9 en septiembre pasado.
Colombia es un país sísmicamente activo con un gran potencial de daño debido a su terreno montañoso y su ubicación a lo largo del anillo de fuego del Océano Pacífico.