Venezuela

Mamá Lis, el ángel de los presos políticos

Lisbeth Añez es puntual en la visita, el día que toque ir, el día que pueda entrar. No se amilana ante armas, uniformes o calabozos, porque la guía la solidaridad y la entrega. A tres años de la sangre derramada por la juventud, su compromiso con quienes siguen entrando a las celdas se mantiene intacto y con la fuerza para convocar a otros a ayudar

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Parió dos, pero se tomó a pecho –literalmente- el poema de Andrés Eloy Blanco, y tiene todos los hijos del mundo; o casi. Administradora de profesión en horario de oficina, y solidaria por devoción a tiempo completo, a sus intensos cuarentas, una hornada de jóvenes venezolanos con arresto -por valientes más que por su condición de presos-, llama a Lisbeth Añez Tohmi Mamá Lis desde que, conmovida por la atroz respuesta oficial a las manifestaciones estudiantiles de 2014, se convirtió en una suerte de ángel custodio y omnipresente de los más de cien muchachos que están encarcelados y aislados de sus familias por razones que no son.

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