Venezuela

A las puertas de la cubanización

Originalmente había pensado titular este artículo, por recomendación de un buen amigo, esta vez sí nos jugamos a Rosalinda. Para quienes este código no les resulte familiar, se origina en el poema de Ernesto Luis Rodríguez, muy cantado por los llaneros…."Compadre, en ésta nos jugamos a Rosalinda, vamos con todo". Terminé usando la idea de cubanización para que todos, incluso los que no sepan sobre Rosalinda, entiendan la importancia del momento actual en Venezuela.

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Cuba 1 de mayo

La puesta en marcha de una constituyente por el régimen de Nicolás Maduro constituye un riesgo terminal para lo que nos queda de Estado democrático en Venezuela. El riesgo se evidencia en el tono del discurso oficial que la promueve, en la forma de elección de los constituyentistas y la ausencia de consulta popular por parte del régimen en todo esto. La cubanización de Venezuela es hoy no una denuncia de exaltados o exagerados, sino una posibilidad real de concretarse la puesta en escena que nos anuncia el madurismo.
En Venezuela ya existen claros rasgos de cubanización en la institucionalidad paralela que estableció Hugo Chávez hace una década con el llamado Estado comunal. No era otra cosa sino una forma de construir una vía de control político y distribución de recursos que se saltara los canales regulares e institucionales, llegando al nivel más local. Los grandes afectados fueron los concejos municipales y alcaldías. Los consejos comunales pasaron a tener relevancia en lo que se llamó una nueva “geometría” del poder. Efectivamente no se respetaban las circunscripciones tradicionales del país y se configuró un nuevo modelo.
Este modelo de los consejos comunales de Venezuela tiene rasgos semejantes con los consejos populares de Cuba. En el caso de la isla, también implicaron una nueva distribución geográfica y población, distinta a los convencionales municipios cubanos. Si se revisan las resoluciones del todopoderoso Partido Comunista Cubano (PCC), ya desde mediados de los 80 existía una clara preocupación por la generación de espacios (distintos a los órganos de gobierno) para canalizar la participación ciudadana.
La ausencia de sociedad civil en la isla explica cabalmente esta iniciativa: desde el Estado se generó una nueva estructura “participativa”, que resultaba controlada por las organizaciones de masas (en realidad instancias paraestatales): Central de Trabajadores de Cuba (CTC), Federación de Mujeres Cubanas (FMC), Federación Estudiantil Universitaria (FEU), Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) y los muy conocidos Comités de Defensa de la Revolución (CDR).
En Venezuela los consejos comunales intentaron suplantar a la genuina sociedad civil ya previamente existente al chavismo.
En el modelo cubano, en el cual en diversas instancias de “votación” la gente no escoge de forma directa y secreta, sino que las organizaciones de masas proponen a candidatos y se eligen de forma sectorial, está inspirada la innovación electoral presentada por Maduro para su constituyente.
Por primera vez en Venezuela para una elección de carácter nacional, habrá candidatos “sectoriales” que justamente provienen de instancias bastante parecidas a las cubanas. Si la constituyente termina imponiéndose el 30 de julio, con bajo costo político, me temo que por un tiempo tendremos elecciones bajo el esquema cubano. Ya que sin tener el favor popular garantiza la selección de los candidatos que el régimen propone usando sus mamparas.
Si se impone el modelo cubano de votación, con la constituyente de Maduro, el asunto del apoyo popular al madurismo pasará a un segundo plano. Cuba ha sobrevivido varias décadas sin el gran fervor que despertó la revolución de Castro en sus primeros años, y diciéndole al mundo que celebra elecciones, en las que obviamente ganan los que están en el poder.
La campaña por la constituyente, por parte de Maduro y los voceros de su régimen, está marcada por el tono de la revancha, de la venganza. Una nueva constitución no parece ser lo prioritario para esta instancia que surja del 30 de julio, si Maduro logra imponerse.
La constituyente en realidad es un fin en sí mismo. Instalar un suprapoder que permita voltear o acabar con todo aquello que sea obstáculo. Más que artículos para una nueva carta magna los diputados de Maduro estarán dictando órdenes de detención, de destitución, de encarcelamiento, de destierro. Esta vez sí, ésta vez nos jugamos a Rosalinda.]]>

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