Todos los días los venezolanos nos enfrentamos a tragedias particulares y colectivas: las que vivimos cada uno de nosotros para alimentarnos y conseguir alimentos, amén de buscar los remedios que nos hacen falta. Ver a personas registrando la basura se ha convertido en parte de nuestra trágica cotidianidad. Parte de esa cotidianidad son los números crecientes de venezolanos famélicos que piden limosna en los semáforos y en las entradas de los supermercados, así como los asesinatos a manos del hampa y los otros asesinados que no cuentan como víctimas del hampa, pero que lo son del régimen incapaz: los que mueren de mengua por falta de medicinas. Lo usual es que no haya los medicamentos que hasta en los países más pobres del mundo se consiguen.
Si aquel bolívar de Chávez era “fuerte”, éste de Maduro es “Superman”. ¡Al bolívar hay que cambiarle el nombre con urgencia!. ¿Cómo va a seguir llamándose así una moneda que deshonra a nuestro Libertador? ¡Pónganle “chávez”, el causante de esta tragedia que vivimos! ¡Llámenlo “maduro”, que ha refinado el desastre hasta extremos cantados y predichos por economistas sesudos, que fueron vituperados, descalificados e insultados por el régimen! Así, un cartón de huevos que hoy cuesta Bs. 290.000 (de los “fuertes”) pasaría a costar 290 millones de chávez o 290 millones de maduros, como mejor le suene.
No sé quién asesora a Maduro en materia económica, pero sea quien sea, está más perdido que Giordani, que ya es bastante decir. Cada vez que suben los sueldos y se llenan la boca diciendo que éste es un gobierno que protege a los trabajadores, lo que hacen es disminuir su capacidad adquisitiva. Hoy en día vemos con terror que los aumenten, porque como se ha dicho tantas veces, mientras los sueldos suben por la escalera, los precios suben por el ascensor. No hay que ser economista para darse cuenta de esta verdad de Perogrullo. Pero Maduro, que tiene sus necesidades bien cubiertas (ya su figura nos anticipa lo bien alimentado que está), cree que se la está comiendo cuando aumenta los salarios.
Encima, viene este asunto del petro. Todas las criptomonedas están sujetas a riesgos semejantes a los de especular en la bolsa. Nos aseguran que el petro estará respaldado por el petróleo. Eso ha podido ser un negoción cuando PDVSA era PDVSA, pero no ahora que nuestra gallina de los huevos de oro se convirtió en una gallina que dejó de ser clueca porque los revolucionarios -literalmente- además de quebrarla, la saquearon. Quién sabe entonces qué se está ofreciendo por trascorrales y a cambio de qué. Si de algo podemos estar seguros es de que este régimen no tiene el menor empache en entregar al país en bandeja de plata. Ya lo hizo Chávez a Cuba y Maduro le ha seguido los pasos con Rusia y China. Mientras le saquen las patas del barro ¡que viva el entreguismo!
Entretanto, el régimen sigue en su búsqueda de votos. Ya aseguró las alcaldías prometiendo perniles que no entregó. Ahora sube los sueldos para comprar las presidenciales. Vincula el carnet de la patria a las dádivas. La gente desesperada acepta las migajas que le lanzan.
Si usted cree que ya vio todo en materia de hiperinflación, le aconsejo que se amarre el cinturón y se siente: aún no hemos vivido lo peor. Por eso es vital salir de este gobierno.