Autocines de Caracas, cuando éramos felices
En una ciudad de la que ya no queda casi rastro existieron terrenos en los que se elevaron las pantallas del séptimo arte. Con la posibilidad de comer y beber a gusto, de disfrutar de los amigos y el amor, ajenos a una inseguridad que aún no carcomía la dinámica social, el cinemóvil fue vivir abiertamente la nocturnidad