Venezuela

Los chinos: los Welser del siglo XXI

Mucha gente desprecia el estudio de la Historia por considerarla inútil. Tal vez se deba a que, en vez de estudiarla como una disciplina humana, lo que se exige es conocer de memoria nombres y efemérides, que ciertamente resulta tedioso. No saben de lo que se pierden quienes -por un mal maestro o profesor- desecharon conocerla.

Publicidad
FOTOGRAFÍA: GREG BAKER | AFP

La Historia es fascinante. Es el relato de los hombres y su quehacer. De sus proezas y sus fracasos. De sus grandezas e insignificancias. De sus conquistas y sus sometimientos. De su majestad y sus bajezas. La Historia es el espejo de los sucesos. Generalmente la narran los triunfadores, por lo que resulta aún más interesante ahondar en ella.

El pasado 20 de agosto, Nicolás Maduro puso en marcha el “Programa de Recuperación, Crecimiento y Prosperidad Económica”, que pareciera provenir de un presidente recién estrenado en el poder, y no de alguien que es la continuación de un programa de depauperación, decadencia y desgracia, que comenzó cuando el pueblo venezolano endosó a un militar golpista como presidente hace veinte años.

En el marco de ese programa, tres semanas después, Maduro firmó un convenio de cooperación con China –veintiocho acuerdos- en las áreas de comunicación, economía, minería, petróleo, salud, seguridad y tecnología.

Alegando que China apuntalaría la recuperación económica del país frente a la “guerra económica” de ciertos países desarrollados, Maduro no hizo otra cosa que volver al siglo XVI (por supuesto que salvando las distancias) cuando el Emperador Carlos I de España otorgó a los Welser -banqueros alemanes de Augsburgo- el territorio de la Capitanía General de Venezuela para que lo depredaran a su antojo y así se cobraran la deuda que él tenía con su banco.

El papel aguanta todo. Aunque se diga que los negocios son beneficiosos para ambos países, la realidad es que los chinos vienen a cobrar. Punto. A estas alturas los venezolanos no deberíamos ser tan cándidos y pensar que cualquier pueblo (y aquí no hablo de los chinos en particular) va a venir de buena nota a salvarnos.

De hecho, los chinos han sido advertidos por la Asamblea Nacional de que desconocerá cualquier tratado que firmen con este gobierno, porque al no ser aprobado en cámara no tendrá validez, y sin embargo han seguido adelante como si nada. ¿Es que saben algo que nosotros no sabemos?… ¡No! Simplemente están –como los Welser- aprovechando la oportunidad de cobrar un dinero que de otra manera sería incobrable.

El contrato que firmó Carlos I de España con los Welser estipulaba que éstos debían fundar –en los dos primeros años de su llegada- al menos dos ciudades de trescientos habitantes y tres fortalezas. Que enviarían una flota de cuatro barcos y doscientos hombres hacia Santa Marta, para ayudar al gobernador de la entidad a pacificar a los aborígenes.

Que traerían cincuenta mineros especializados para trabajar en la explotación de oro, diamantes y otras minas y que liderarían la evangelización de los nativos. De todo esto, sólo tuvieron “éxito” en la esclavización de los nativos y en la repatriación de enormes cantidades de oro por las que ni siquiera pagaron los impuestos correspondientes.

Yo estoy segura de que los chinos –con su proverbial pragmatismo- vendrán a buscar El Dorado, como los Welser, mientras haya oportunidad de que este gobierno no cambie. Dieciocho años pasaron los Welser depredando el territorio venezolano. Los chinos ya llevan unos cuantos y no sabemos cuántos más les quedarán. Lo que sí sabemos es que de una vez entrarán en las áreas de negocios que les permitan cobrar y ganar.

Y es que, si supiéramos más Historia, sabríamos que esos cuentos de ayuda y financiamiento no son más que cuentos alemanes… perdón, no son más que cuentos chinos.

Publicidad
Publicidad