Instruido por Guaidó, su representante en Washington, Carlos Vecchio, solicitó una reunión en los próximos días con Craig Faller, jefe del Comando Sur de Estados Unidos, la unidad militar responsable de América Latina.
En una carta divulgada este lunes, fechada el 11 de mayo, Vecchio pidió que la cita aborde temas de cooperación y planificación para «aliviar el sufrimiento del pueblo venezolano y restablecer la democracia».
Así por primera vez se conoció públicamente que el campo de Guaidó, jefe parlamentario reconocido como presidente interino por medio centenar de países, busca un contacto directo con el ejército de Estados Unidos, país que no descarta una opción militar ante la crisis venezolana.
La semana pasada, Faller advirtió al ejército venezolano que debe decidir si apoya al pueblo o a un «tirano», en referencia a Maduro, y luego se puso a las órdenes de Guaidó para conversar sobre un «apoyo» a jefes militares que den la espalda al mandatario socialista.
El gobierno de Maduro, que sigue contando con el apoyo de la cúpula castrense, además de Rusia y China, calificó de «adefesio» el paso dado por el equipo de Guaidó.
«Hemos rechazado, leído, un adefesio, una carta que manda uno de los golpistas que hoy se esconde en Washington, donde pide la intervención militar en Venezuela», lanzó este lunes la vicepresidenta, Delcy Rodríguez.
La tensión se incrementaba durante la noche, luego que la policía comenzara un operativo para desalojar la embajada de Venezuela en Washington, tomada hace varias semanas por activistas estadounidenses opuestos a la entrada de la delegación encabezada por Vecchio.
«Las autoridades ya dieron el paso», confirmó a la AFP Rafael Alfonso, miembro de la delegación de Vecchio en referencia al desalojo.
Sin embargo, pasada la medianoche el operativo de desalojo aún no se concretaba: cuatro activistas se negaban a abandonar la sede, mientras la policía -que inicialmente abrió las cadenas y el candado que aseguraban la puerta de la embajada- custodiaba el edificio.
Calle debilitada
Desde que se proclamó presidente interino el 23 de enero, luego de que el Parlamento declarara ilegítima la reelección de Maduro, Guaidó ha liderado nutridas manifestaciones en las que llama a los militares a dar la espalda al gobernante.
Pero las convocatorias han tenido débil eco desde que encabezara la sublevación de un reducido grupo de militares el 30 de abril, que provocó la detención de Edgar Zambrano, vicepresidente del Parlamento opositor, y el procesamiento de otros nueve diputados.
Tres de ellos se refugiaron en sedes diplomáticas y otro huyó a Colombia. La Organización de Estados Americanos (OEA) condenó este martes el arresto de Zambrano y exigió su liberación.
Una protesta nacional el sábado pasado congregó a solo dos mil personas en el mayoritariamente opositor este de Caracas y puñados de personas en otras ciudades. Una semana antes, una iniciativa para incitar a los soldados a desertar también tuvo poca participación.
«O somos presas del miedo, de la desesperanza, de la inacción (…) o nos mantenemos unidos en las calles, con esperanza, con fuerza», clamó Guaidó.
El peso en EEUU
Desde enero «la estrategia de la oposición ha sido aumentar la presión interna y externa para producir la fractura en la cúpula del gobierno y eso no se ha cumplido. El gobierno se mantiene cohesionado», dijo a la AFP el politólogo Ricardo Sucre.
«Eso lleva a que la gente se desmotive y explica por qué Guaidó pone el peso en la cooperación internacional», añadió.
Según la encuestadora Delphos, el pico de apoyo del 63% que llegó a tener Guaidó ha bajado a 59%.
«Guaidó vendió la percepción de que el apoyo a Nicolás Maduro dentro de la Fuerza Armada no era tan fuerte», pero la realidad lo contradijo, por lo que «ahora tiene menos poder de negociación», indicó en una nota la firma Eurasia Group.
«La participación probablemente seguirá decayendo en las próximas semanas», llevando a Guaidó a «centrarse cada vez más en actores externos (…), sugiriendo explícitamente el apoyo militar de Estados Unidos», agregó.
Pero con la vista puesta en su reelección en 2020, Trump tiene menos incentivos para «cualquier aventura militar», por lo que probablemente mantenga su política de sanciones «pero sin avanzar más allá», agregó la consultora.
Con la pugna política tendiendo a estancarse, el Grupo de Contacto Internacional de países europeos y latinoamericanos anunció que enviará en breve una misión a Venezuela, sumida en el peor drama socioeconómico de su historia reciente con hiperinflación, apagones y escasez de alimentos y medicinas.
En este contexto, el Consejo de Seguridad celebrará el martes, a solicitud por primera vez de europeos y no de Washington, una sesión a puerta cerrada sobre Venezuela, según informaron diplomáticos.