Opinión

Vive en forma consciente

Ricardo Adrianza recuerda que "meditar lo que hiciste, si lo hiciste bien, cómo te sentiste, y qué hubieras hecho distinto, son algunas incógnitas que debes repasar a diario. Eso, con toda seguridad, te lleva a un solo lugar: aprendes de tus errores y te conviertes en mejor persona"

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Foto Hassan Ouajbir / Pexels

Hace un par de semanas escribí con relación al poder del inconsciente y de cómo las decisiones, basadas en la intuición, eran más acertadas que las decisiones que tomábamos de forma consciente.

Ahora bien, esa sentencia —comprobada en numerosas investigaciones— iba acompañada de varios consejos, uno de los cuales admitía que acompañáramos la voz de la intuición con una reflexión consciente, de manera tal de lograr un equilibrio y aspirar a que la decisión tomada resultara en aspectos positivos para nuestra vida y nuestro bienestar.

Foto Rakicevic Nenad / Pexels

Siguiendo el mismo tono reflexivo, la valoración que tengamos de nosotros mismos, basada en una percepción adecuada de nuestras capacidades y personalidad, juega también un aspecto muy importante en la forma como encaramos los retos por venir. A esta valoración de nosotros mismos, es a lo que llamamos autoestima.

La autoestima depende de en qué medida nos sentimos valorados, queridos y aceptados por otros y en qué medida nos valoramos, queremos y aceptamos a nosotros mismos. Las personas con una autoestima sana se sienten bien consigo mismas, aprecian su propia valía y están orgullosas de sus capacidades, habilidades y logros. Por el contrario, las personas con baja autoestima sienten que no gustarán a nadie, que nadie los aceptará o que no son buenos en nada.

Todos tenemos una imagen mental de quiénes somos, qué aspecto tenemos, en qué somos buenos y cuáles son nuestros puntos débiles. Nos formamos esa imagen a lo largo del tiempo, basada en las interacciones con otras personas y nuestras experiencias, con una influencia muy marcada en nuestros primeros años de vida y la adolescencia.

Foto Polina Zimmerman / Pexels

En determinados momentos de la vida vemos con timidez una afectación de nuestra autoestima; sin embargo, la buena noticia es que, como la imagen que tenemos de nosotros mismos va cambiando a lo largo del tiempo, del mismo modo los niveles de autoestima no permanecen fijos, lo que indica claramente que, si es cambiante, puede desarrollarse.

Para desarrollarla es indispensable reflexionar acerca de cómo nos ven o nos tratan los demás y cómo nos vemos a nosotros mismos. Esa reflexión diaria debería estar presente en nuestros días, con el consecuente beneficio que se desprende de ser nuestro propio juez y de planificar cada día los aspectos de nuestra personalidad que debemos abonar para contribuir con nuestro crecimiento y bienestar.

Los beneficios que se desprenden de tener una alta autoestima son muchos. La autoconfianza, la capacidad de perdonar, la capacidad de superar obstáculos y tener claros los propósitos de vida, son algunas de las bondades que los definen.

vivir en forma consciente
Foto Andrea Piacquadio / Pexels

No obstante, para desarrollarla, se requiere de un esfuerzo consciente que incluya una honda reflexión de nuestra situación actual y de las metas que deseamos alcanzar. Dicho esto, me gustaría mencionar algunos aspectos que debes tomar en cuenta con miras a la construcción de una fuerte autoestima que te permita, entre otras ventajas, seguridad para enfrentar los avatares de la vida y la toma de mejores decisiones.

El primer pilar –entre muchos – y que escogí como título de este artículo es Vivir en forma consciente. Y precisamente este enunciado es la base de todo.

La influencia que tiene en el crecimiento personal el mirarnos a nosotros mismos, es la mejor actividad que podemos incorporar en nuestra rutina. ¡Reflexionar para mejorar es la orden!

Meditar lo que hiciste, si lo hiciste bien, cómo te sentiste, y qué hubieras hecho distinto, son algunas incógnitas que debes repasar a diario. Eso, con toda seguridad, te lleva a un solo lugar: aprendes de tus errores y te conviertes en mejor persona.

Aceptarnos – entender quiénes somos – y responsabilizarnos de corregir para mejorar, son ingredientes adicionales en la construcción de los pilares de la autoestima.

El único responsable de mejorar, o, mejor dicho, aceptar lo que podemos cambiar, somos nosotros mismos. Por lo tanto, esta concientización del cambio te dará el impulso necesario para trabajar en la construcción de tu nueva versión.

vivir en forma consciente
Mirarnos a nosotros mismos es vivir en forma consciente. Foto Anna Shvets / Pexels

Otro pilar que debes considerar se refiere a la Asertividad. Desarrollar la capacidad de expresar nuestros gustos, derechos y nuestra forma de pensar, fortalece la autoestima. Te permite incluir en tu abecedario la capacidad de declinar algún ofrecimiento sin ofender y sin sentirnos mal. Además, siendo asertivos, tenemos mejores relaciones con otros y con el entorno, con todo el significado que eso encierra.

Vivir con un propósito también forma parte de la lista de pilares que nos ayudan a desarrollar la autoestima. Esto se refiere básicamente a evitar sentir que vamos sin dirección. Piensa qué te gustaría conseguir y diseña un plan para ese propósito. Ejecuta el plan lo mejor posible y celebra tus progresos. Recuerda siempre que no todo se consigue al primer intento y que la disciplina es un factor diferencial para llegar a la meta.

Foto Savvas Stavrinos / Pexels

Por último, y no por eso lo menos importante, nunca te olvides de Ser una persona íntegra. Este, quizás, es el mejor valor que podemos argumentar y que nos permitirá crecer en una sociedad tan golpeada como la nuestra.

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