Venezuela

Votar por hambre y no por convicción

No fue por gusto o por intimidación. En los comicios municipales del 10 de diciembre se evidenció cómo la necesidad movió a muchos electores a sacar el comprobante de votación y llevarlo a un punto rojo. No importó la violación a la ley ni el quiebre del secreto del voto, que nadie castigó sino que se alentó desde el poder. En las zonas populares, el crujir de los estómagos sonó más duro que cualquier consigna política. Y las promesas no se cumplen

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PORTADA: GUSTAVO VERA | FOTOGRAFÍA DENTRO DEL TEXTO: DANIEL HERNÁNDEZ

“Bienvenido y agradecido, camarada” rezaba el mensaje de texto que recibió Eduardo Rivas dos días después de las elecciones municipales. Le sorprendió que tuviera una respuesta tan pronto. Apenas se había sacado el carnet de la patria hacía dos fines de semana, y la primera y única oportunidad en que lo usó fue el 10 de diciembre, cuando registró en uno de los llamados “puntos rojo” que había elegido al candidato del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) para el municipio Sucre, José Vicente Rangel Ávalos.

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