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¡Zamora campeón! Cuando lo bueno puede ser mejor

En el momento que Noel Sanvicente decidió hacerse cargo de la Selección Nacional, el aficionado barinés asumió la designación con la alegría de saber que el hombre que hizo grande a su equipo ahora tendría el mismo reto, ahora ante todos los venezolanos. Sin embargo, el hincha también temblaba porque sabía que Zamora difícilmente podría alcanzar los mismos sueños materializados bajo el mando de "Chita". Una quimera.

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Ciertamente, la era post Sanvicente no fue deportivamente la mejor para el elenco federal. Perdió solvencia y se hizo batible tras la marcha de hombres como Pedro Ramírez y Juan Falcón. El entonces encargado del banco, Julio Quintero, tardó mucho en recuperar el buen juego y el alto desempeño colectivo de un equipo que hasta hacía unos meses dictaba cátedra.

La Copa Libertadores 2015 terminó siendo la catástrofe para los blanquinegros: la peor campaña de equipo alguno en la competición continental fue un desprestigio que caló hondo en el seno de Zamora y el viraje en el mando se hizo imperioso. Aterrizó en Barinas un joven y casi desconocido técnico, al que solo una recomendación de Noel y la solvente temporada al frente del impredecible y exótico Tucanes, avaló su llegada a La Carolina.

Si bien la cadena de resultados posteriores al bicampeonato debilitaron la credibilidad en la política gerencial, en las oficinas de Zamora se seguía insistiendo obstinadamente en la inversión en infraestructura y continuar fomentando el trabajo de cantera. El ingreso de los traspasos al extranjero fueron destinados a la construcción de la flamante sede y el equipo seguía reforzándose con pocas y modestas caras. La apuesta era en los frutos de las divisiones menores, que fueron madurando prontamente y Francesco Stifano, el nuevo DT, aprovechó para ir extrayendo el zumo de ellos. Zamora fue mutando en su juego y se hizo más solvente.

Con el técnico caraqueño al frente, el blanquinegro superó el modelo de los dos títulos absolutos. Aquel juego reaccionario y de contraataque que patentó Sanvicente fue mutando a uno donde el vértigo y la búsqueda temprana del arco rival se convirtió en la premisa. Aunque más expuesto en lo defensivo, la versión 2.0 de los barineses venía actualizada con un poder ofensivo letal promovido por el desparpajo de un imberbe de 17 años llamado Yeferson Soteldo.

Algunas derrotas en el Torneo Adecuación como las de San Cristóbal, Puerto Ordaz y Caracas sirvieron de tubo de ensayo para encontrar el equilibrio. Pruebas y pruebas sobre el camino de la competición, errores asimilados y movimientos una y otra vez trabajados, los cambios de protagonistas y de roles en el campo se fueron dando hasta encontrar con el punto perfecto. El Zamora llegaba a los Cuartos de Final del Adecuación en el punto más alto de su desempeño.

Un simple movimiento de funciones en el dispositivo táctico hizo del cuadro barinés la aplanadora que terminó levantando el título del semestre: Yordan Osorio no fue el mejor sustituto del lesionado capitán Luis Vargas en la primera línea de volantes y el técnico decidió posicionarlo como defensor central. Luis Melo, otro perro de presa surgido de las entrañas zamoranas, se convirtió en el complemento perfecto para acompañar a un Arles Flores que se adjudicó la medalla de mejor volante central del campeonato por su soberbio desempeño y liderazgo.

Curiel, Faría, Peraza, Osorio, Ovalle, Flores, Melo, Soteldo, Moreno, Clarke y Vargas. Como aquel equipo campeón del Clausura 2011 de Chuy Vera, el fútbol nacional puede recitar de memoria el once que deslumbró a todos y que fue capaz de destronar a un aparentemente imbatible La Guaira.

El gran juego de Zamora pide exposición internacional para calibrar el real progreso exhibido. Habrá que esperar el segundo semestre de 2016 para apreciarlo, esperando que los buitres del mercado no hagan rapiña de la plantilla, algo sumamente difícil de impedir.

Los federales terminaron alzando un trofeo de madera y acrílico pintado de colores pasteles, sin título formal, digno de un desordenado campeonato del que no se sabe aún cuáles serán los 20 que lo integrarán el año que viene tras los bochornos relacionados al descenso. Un torneo que se había terminado antes de la final y que solo dos equipos como Zamora y La Guaira fueron capaces de darle algún atisbo de dignidad. Entre tanta mediocridad, Zamora alzó la cabeza para avisar que en Barinas las cosas cada vez se hacen mejor.

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