Cuando no hay cómo pagar ni dónde caerse muerto
La muerte es una certeza. Tarde o temprano a todos les llega la inevitable hora. Lo que no es seguro es si quienes quedan en vida podrán costear un entierro digno, sobre todo en hiperinflación. La crisis no respeta el descanso eterno de los difuntos, ni el luto de los venezolanos