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#Jhon Murillo

La Vinotinto aburre en Boca Ratón

Mientras la selección Sub-20 da lecciones de planificación y coherencia en su paso por el Mundial de Corea, su hermana mayor, la Vinotinto, no se conmueve ante el ejemplo de los juveniles. Lo paradójico es que, visiones aparentemente antagonistas, son hijas del mismo padre: la Federación Venezolana de Fútbol.

Las dos caras de la moneda vinotinto

La selección cayó derrotada ente Ecuador, pero no es el marcador lo que preocupa sino que en apenas un puñado de días, la madurez mostrada en Maturín se evaporó, no pudo ser sostenida y el grupo reincidió en conductas que lo alejan de la competitividad. 

Vinotinto: Maturín debe ser un punto y aparte

Venezuela goleó a Bolivia, y al mismo tiempo dejó conclusiones que invitan a pensar que tanto sufrimiento empieza a dar sus frutos. Pero antes de que el referí Andrés Cunha diera inicio al duelo sucedieron cosas que no deben ser olvidadas.Al fútbol lo está matando el negocio. ¿Tragamos aquello de que unos vientos huracanados levantaron el cesped del Estadio Monumental de Maturín hasta convertirlo en el desastre que se vio por TV? Más allá de las intenciones de llevar a la selección a todos los rincones del país, la Federación Venezolana de Fútbol sabía muy bien que ese estadio no cumple con los requisitos necesarios para jugar un partido de eliminatorias mundialistas. Aún así, sin dar mayores razones, abandonaron (¿temporalmente?) la cómoda Mérida para protagonizar un ridículo continental pocas veces visto. ¿Quién salió beneficiado por esta decisión? En un país medianamente civilizado alguien debería rendir cuentas, pero en esta maravillosa tierra no pasa nada; somos caribeños, todo pasa y así seguimos.

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