Melomanía

Arca: "Gracias por aceptar todo de mí"

Tras una larga espera, finalmente se dio: el sábado 16 de marzo Arca se presentó en Caracas ante un público devoto y expectante. Y se mostró completa

arca
Publicidad

El viaje que propone Arca no es complaciente. Ni sencillo. Es el paseo por su mundo sonoro y visual, con subidas y bajadas, con lirismo y ruido, con momentos cálidos como un abrazo y otros de caos, con luz y oscuridad, con pasajes emotivos y explosiones de desenfreno.

El show de Arca –Concha Acústica de Bello Monte, sábado 16- la muestra toda: esto soy, esto es lo que he creado. A las 8:15 de la noche arrancó lanzando un puente para conectar con todos aquí en su ciudad: su versión de la “Tonada de Luna Llena” de Simón Díaz, su voz desnuda en “Piel”, un temazo de ese primer disco con el que completó su transición a Arca en 2017.

Fue el momento de los ambientes sonoros más amables, de las confesiones desgarradas –“eres el sueño que no me atrevía a tener”, “quítame la piel de ayer”- y de tejer el hechizo con ese público que es suyo desde siempre –sus “mutantes”- y que vistió sus galas para la ocasión y lo mismo con ese otro curioso y expectante que fue a encarar su fascinación con esta artista compleja, retadora.

Foto: Alejandro Cremades
Foto: Alejandro Cremades

Tacones, faldas cortísimas, transparencias, extensiones, rostros pintados, máscaras, accesorios, piezas intervenidas, fantasía. Daba vértigo ver a algunas avanzando entre las maltrechas escalinatas del lugar corriendo riesgos de accidente por el look. El único peligro aquí, por cierto. Uno da por sentado que nadie debería agredirte ni molestarte por la forma en la que vistes o por lo que usas. Hasta que percibes la tranquilidad y la alegría de otros –debería escribir “otres”- por estar en un espacio seguro, algo tan poco frecuente que al inicio del show los comediantes Jasy y Neisser lo recordaron varias veces desde la tarima.

Y luego del abrazo, Arca pasó a la segunda fase de su presentación: la de agitarse en esos tacones, la del perreo a su manera, arrancando con “Prada” un set que incluyó “Rakata”, “El alma que te trajo”, “Riquiqui”, “Mequetrefe” y que la llevó a hacer percusión con un pipote de metal y una lámina de zinc en “Xen”, para desembocar en ese momento denso que es “Incendio”.

Foto: Alejandro Cremades
Foto: Alejandro Cremades

La devoción del público era genuina. Al menos en la mayoría. Y obviamente en quienes le entregaron flores desde la primera fila de la zona VIP, y en esos que no resistían a gritarle “bella” o “madre” una y otra vez. Porque “madre” ya es la manera de nombrar a Arca: ella, la que los contiene y los representa. La que está aquí esta noche conmovida también…

-Siempre he querido ser madre. Que me digan eso es terapéutico.

Dijo, mientras todos coreaban “Madre, madre, madre”…

Sin ruido no es Arca. Y eso llegó: del cuatro –que se resbalaba por su cuerpo casi desnudo- a los sintetizadores y al “Kike, mis audífonos para pinchar aquí”.

En este show el concepto de pinchar es otra cosa. Quien imaginó una secuencia de beats y dembow como para rozar el concreto con las nalgas, se quedó de una pieza. Esto fue paralizante, un momento denso en el que ella está en su mundo creando sonidos en la complejidad de máquinas y secuencias, disfrutando y hasta bailando, y tú estás acá siendo testigo apenas de ese otro “algo” que está en la cabeza de la misma Arca dulce y coqueta que unos minutos atrás quiso expresar con un “miau” su alegría por estar en Caracas.

-Yo también quiero mostrarles mi lado introvertido… Quiero mostrarles mi lado nerd.

Foto: Alejandro Cremades
Foto: Alejandro Cremades

Dijo después del ruido y al empezar “KLK”-su tema con Rosalía- casi como una disculpa porque “Madre” sabe. “Madre” conoce a su gente. “Madre” está consciente de que esto fue un pasaje más de exposición de arte conceptual, de sala íntima, porque “Madre” -sus dos o tres voces, sus experimentaciones- también es muchas formas de expresión artística.

-Gracias por aceptar todo de mí.

Publicidad
Publicidad