Entrevista UB

5 "descubrimientos" del Profesor Briceño durante la gira de "Descosido"

El 10 de junio en Caracas cierra el show "Descosido" del comediante José Rafael Briceño. Y tras año y medio haciendo y deshaciendo maletas, acá van algunas "revelaciones" que encontró en sus viajes

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Es el cierre de un ciclo: no hay exageración alguna al decirlo. El 10 de junio en el Anfiteatro de El Hatillo finaliza la prolongada gira de «Descosido» y al apagarse las luces y regresar a casa, comienza el tiempo del próximo show del Profesor Briceño: «Bocón».

«Descosido» tiene su historia, no es solo una colección de chistes: «Este es un show producto de la pandemia y del tiempo durante el cual me tuve que dedicar única y exclusivamente a hacer stand-up luego de ser cancelado. Y quiero aclarar que no me considero víctima, se unieron una serie de factores nada afortunados, más la sacada de contexto de un material del cual -de todas maneras- no me siento particularmente orgulloso y que con la volatilidad del momento del #MeTooVenezuela, más las acusaciones y la confesión de mi compañero de podcast, dieron pie a que tuviera que hacer una pausa en mi presencia mediática», dice José Rafael Briceño para aclarar el contexto.

Y advierte: «Yo salí del aire por decisión propia: hablé con la radio y les dije ‘salgo porque no quiero generar ningún tipo de ruido alrededor de esto y porque tengo que colaborar con la Fiscalía, defenderme y demostrar mi inocencia’. Y me dediqué a volver al stand-up, del cual no me pienso ir nunca y el cual he revalorizado porque es el contacto directo con la gente. Pizpa me ofreció su tarima, allí me presento todos los jueves, y desarrollé este show que cierra un ciclo y que luego abre otro que se llama ‘Bocón’, que es el show que se va a estrenar en Suramérica en junio y que versa abiertamente de abrazar la noción de que uno no se sabe quedar callado y que por lo tanto va a cargar con las consecuencias de decir cosas incómodas cuando uno es demasiado progre para los regre y demasiado regre para los progres«.

«Es un show que ha disfrutado una gran cantidad de gente durante año y medio y espero que reviente por todo lo alto, porque además lo van a ver en su mejor momento», explica a propósito de la última función: «Para uno como comediante cerrar un show es en cierto modo un dolor: uno se puede cansar de hacer los mismos chistes, pero sabe que esa rutina está en su mejor momento».

«Descosido», los viajes y el encuentro con el público también le permitieron a él mismo aclarar ideas importantes: «La gente es la que decide y la gente ha decidido que uno siga parándose en el escenario. Para ellos es que yo voy a trabajar: para la gente de carne y hueso. Tomé la decisión de reflexionar sobre lo ocurrido, sobre ver dónde estaba poniendo yo la importancia, si en las redes, en los likes, en las menciones, o en la gente que llena y sigue llenando salas para ver los shows y que sale contenta y me escribe después y que también me pregunta cosas. Es por eso que hablo de que trabajo para gente a la que puedo darle la cara y que me quieren dar la cara también».

Y este tiempo de viaje le ha puesto igualmente frente a algunas revelaciones… aquí van 5 de ellas porque ahora se supone que todo el mundo -y Google- es fanático de las listas:

  • Estaba en un avión yendo hacia Berlín y preguntaron si había un doctor en el avión. Levantó la mano un alemán y se fue hacia la parte de atrás del avión donde había alguien teniendo un ataque cardiaco o algo porque en realidad no sé… La mejor muestra de que estaba en un vuelo alemán es esa: que no sé qué era lo que tenía esa persona. Si hubiese estado en un vuelo venezolano pudiera decirte cómo se llamaba el tipo, de dónde venía y qué le dio. Aquí nadie volteó. Ningún alemán volteó. Me picaban las manos por ir con unos caramelos y con una revista para abanicar al tipo, pero todo conspiraba contra el espíritu latino, excepto una mujer que levantó la cabeza por encima del asiento y me miró y se dio cuenta de que no aguantaba las ganas de ir a ver… Y resulta que era otra venezolana. No entendíamos cómo todos los alemanes no estaban involucrados en la resucitación cardiopulmonar del tipo que nos obligó a aterrizar en Lyon, Francia. Y cuando aterrizamos en Lyon nadie preguntó nada, ni qué nos iba a pasar… Todo el mundo tranquilo porque sabían que nos iban a montar en otro avión y que nos iban a llegar las maletas…
  • En Madrid descubrí que los venezolanos no solamente estamos haciendo Ridery y Yummy. Un momentico… La gran mayoría de los promotores de nigth clubs, es decir, los tipos que están arreando a los turistas para que entren a los clubes, son venezolanos porque somos los que tenemos la vibra para convencer a un tipo, así no sepamos su idioma, de que hay que rumbear. Y el segundo trabajo de los venezolanos, del que nadie habla porque nos encanta es hablar nada más de delivery, es el de expertos en cambio de dólares. En Buenos Aires usted va a la calle y el venezolano es el que le va a cambiar los pesos a dólares a la tasa de tal y a la tasa de tal. La única gente en el mundo que está entrenada para manejar cinco y hasta seis tasas en sus cabezas somos los venezolanos, con un particular énfasis en el maracucho, que se ha adueñado de ese mercado porque son unos genios en el asunto.
descosido profesor briceño
  • La noche que me quedé en el aeropuerto de Miami porque al otro día tenía que arrancar para Nashville, pude ver a mi hermana, a la gente de El Cuartico –a Chucho, Estefanía y Daniel Enrique-, a un primo… En 24 horas dando vueltas en el aeropuerto de Miami puedes encontrarte con ocho miembros de tu familia, siete personas con las que has trabajado y cuatro talentos venezolanos… Hay dos o tres que no menciono porque no son conocidos míos, pero sé quiénes son…
  • Me pasó encontrarme con gente en todos los países, tanto en Suramérica como en la misma Alemania, que me decían: “cuando te cancelaron yo le dije a mi mujer que eso era injusto”, “cuando te cancelaron yo les dije a mis amigos que eso era injusto”… Y yo decía, bueno, ¡pero ninguno de ustedes tuiteó! “Noooo, Briceño, ¿meternos en esa pelea de gallos pa salir heridos por pelea ajena? ¡Pero por dentro estábamos contigo!”. Uno lo aprecia, pero te queda la sabiduría de que se confirma que no puedes andar creyendo en redes sociales.
  • Cuando viajo, generalmente después de los shows me tomo unas cervezas con las personas que están suscritos a mi podcast en patreon, y como me tomaba fotos en el grupo de patreon en cada ciudad, en el grupo de Telegram se retaban a que su rumba iba a estar mejor que la anterior… La capacidad del venezolano para organizar una rumba es impresionante. Y ya en la última fecha de gira, en Nueva York, aquello fue con comida, regalos, con todo… Cuando llegué a Nueva York, después de 15 ciudades, la organización por parte del patreon había llegado a niveles exacerbados en los que ya tenían cuadrado la mitad de un restaurante, el mesonero era venezolano, habían conseguido tequeños… Cuando se trata de cuadrar una rumba, los venezolanos somos ejemplares.
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