Melomanía

Los Amigos Invisibles: "En vivo la pasamos todos muy bien"

Con 32 años de fundada, la banda sale de gira con “Cool Love”, su disco número 13. Resistieron a la salida de tres miembros fundadores, se readaptaron y ahora vuelven a tocar en Venezuela luego de dos años: son 5 fechas junto a Desorden Público

Amigos Invisibles
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Los Amigos Invisibles vuelven Venezuela y lo hacen con “Cool Love”, su nuevo disco: 17 canciones, un montón de invitados, masterizado en los estudios Abbey Road… Y el sonido de Los Amigos, que parecen haber crecido con su audiencia pero mantienen en forma esa onda muy cachonda, aunque quizás con un toque más adulto.

La banda tiene 32 años pateando los escenarios y este es su disco número 13. Luego de la partida de tres de sus miembros fundadores se vieron en una encrucijada, pero decidieron seguir adelante con músicos de sesión. En este momento Los Amigos Invisibles son: Julio Briceño (voz líder), José “Catire” Torres (bajo), y Juan Manuel Roura aka “Mamel” (batería).

Estarán de gira por Venezuela desde este sábado 28 de enero, cuando se presentan junto a los legendarios Desorden Público, en San Cristóbal. La agenda es así: San Cristóbal (28 de enero); Valencia (11 de febrero); Mérida (17 de febrero); Caracas (16 de marzo) y Margarita (8 de abril). Eso, al menos por ahora.

Conversamos con Julio Briceño, el frontman de la banda, para conocer detalles del disco y de la gira.

-¿“Cool Love” es el disco más ambicioso de Los Amigos Invisibles?

-Más allá de ser ambicioso eran una cantidad de canciones que se venían haciendo antes de la pandemia. Salieron muchas ideas y nos estábamos juntando con diferentes músicos, compositores, sobre todo panitas que te consigues en la vida y les dices: “epa, pana, que de pinga tocas la vaina, vamos a juntarnos”. ¿Para qué? Para hacer canciones.

Yo lo llamo “crear contenido”. Pero no hay nada mejor que estar en un estudio haciendo canciones. Es algo más allá del negocio. Total, que íbamos creando nuestro contenido, llega la pandemia, la caja chica se achica, pero dejamos listas como 26 canciones en enero de 2022.

Pasa una vaina loca: llegan unos inversionistas de una disquera filial de Warner en Miami y nos dicen que apuestan por las cosas alternativas, que nuestra música siempre ha sido muy buena, “sabemos quienes son Los Amigos, ¿tienen un disco?”. Y nosotros: “Sí, ¿quieren escucharlo?”.

Nos dicen que no, que ellos saben cómo trabajamos y nos dicen: “Échenle bola, hagan lo que quieran. Nosotros financiamos”. Y así es como sale «Cool Love», que al mismo tiempo es un espaldarazo a nivel de creatividad y confianza en la marca. Y chamo, qué bueno hacer canciones nuevas con esta gente.

-Una de las cosas llamativas del disco es su portada. ¿Quién la dibujó?

-La portada es de Hermann Mejía, amigo del Catire, que vivió además con Catire y Cheo Pardo en Nueva York, un venezolano de esos que –me dice el Catire- de chamo cuando dibujaba todo el salón se caía de culo, de lo bueno que era.

Mejía en 1998 empezó a escribirle a la revista MAD diciéndoles: “yo quiero trabajar con ustedes, miren como dibujo”, de manera insistente. Finalmente, MAD le dijo que se fuera a NYC. Le dieron papeles de trabajo, empezó a dibujar para MAD, no sé hasta qué año. Hoy todavía vive allá.

Se nos ocurrió porque a la hora de hacer la portada dijimos: “Pana, ¿por qué no le damos crédito a este poco de gente que trabajó en el disco?”. Un disco hoy en día no lo haces en el mismo estudio, con los mismos tres ingenieros, en dos semanas. Hoy vas sumando músicos, ingenieros, una vainita aquí, mándala pa’allá…

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Hay que darle mucho crédito a Agustín Espina, tecladista en los dos últimos discos, desde que Armandito (Figueredo) se fue. Espina es un gran virtuoso, un tipo que sabe muchísimo, está en la onda, a nivel sonoro le gusta también trabajar la sonoridad y eso es algo que nos gusta mucho.

Pero toda la gente que trabajó en el disco está ahí. La gente dice de la portada: “Verga, ¿Sgt. Pepper?”. Pues, seguro. En la pandemia estuve como dos meses que escuchaba sólo The Beatles, todos los discos, y por algo el disco está masterizado en los estudios Abbey Road.

-¿Cómo fue la transición tras la salida de fichas clave como Cheo Pardo, Maurimix, o Armando “Cochocho” Figueredo…

-Por supuesto que cuando ellos se van sentimos la ausencia y los que quedamos nos preguntamos: “Bueno, ¿seguimos?”. Nos gusta lo que hacemos. Eso es algo importantísimo en cualquier trabajo y en una banda más. Sí, pana, decidimos seguir.

Una de las anécdotas bonitas es que el manager que todavía trabaja con nosotros y comenzó a hacerlo en esa época, nos dijo: “Aja, un buen cambio es interesante. ¿Qué van a hacer? Yo necesito al menos 26 canciones nuevas de aquí a tres meses, para escoger y hacer un disco”. Fue una muy buena prueba del pana y ahí decidía si trabajaba con nosotros o no.

Sabemos el aporte de cada uno de ellos, fueron 24 años trabajando juntos. Cheo Pardo es un maestro. Creo que cada uno es un maestro en lo que hace: Cheo en sus armonías, sus canciones, igual que Mauri, y Armando con su conocimiento y sonoridad.

Y ojo, a nivel de sonoridad, como ensayábamos mucho y somos melómanos todos, siempre hubo un “epa pana, esto no debe sonar así, mejor así, etcétera”. A la hora de hacer el siguiente disco, “El Paradise”, bueno es cómo tú cantas y cómo fraseas, hay un ADN ahí, termina sonando a lo que es. Siempre ha sido el propósito de hacer un disco lo más de pinga y profesional que pueda quedar, y que te sientas orgulloso de eso.

-¿En estos momentos están tocando con músicos de sesión que son unos verdugos, cierto? ¿Cómo ha influido eso en el nivel de la banda?

-Sí. Los músicos con los que estamos tocando son de primera, muy profesionales. Sobre todo el tecladista, Agustín, que entró desde “El Paradise”, ha sido pieza clave. Tocó muchos años con Guaco, Mermelada Bunch, Karina, Yordano, Ilan, El Puma… es un gran músico.

-El disco tiene 17 canciones. ¿Por qué tan largo? Incluso las dos que aporta JC Losada aka Mr Sonic quedaron de “El Paradise”…

-Las de Mr Sonic quedaron de “El Paradise”… ¿Por qué 17 canciones? En lo que empezamos a pichar a management y a prensa, nos dijeron: “esta está chévere, esta también…”. La canción Disco Ball estaba lista desde que salió del estudio de Mr Sonic, lo que hicimos fue volver a grabar las baterías porque no nos convencía mucho lo que había salido.

Y cuando veíamos el número de canciones, pensábamos que nadie hacía un disco tan largo, pero Los Amigos siempre hemos sido siempre así medio punk, de hacer lo que nadie está haciendo. Seguramente muchas de las canciones nunca se tocarán en vivo, pero una de las cosas bonitas ha sido la reacción de los fans. Y son 17 canciones, pero al final son 52 minutos. Estamos viendo si lo sacamos en vinil y tendría que ser doble, pero en CD es un solo disco.

-¿Los Amigos crecieron con la audiencia? Antes todo era más sexual, pero ahora, ¿quizá es un amor más maduro?

-Sí, podría ser más maduro pero igual medio juguetón. Preferimos ser una bandita que canta de cosas cachondonas -como dicen en México-, que la gente conecte con eso. En vivo la pasamos todos muy bien. Es un trabajo duro, pero la pasamos bien. Las letras siempre ligeras, tratando de tener la mejor canción posible.  

-En el tema Antes de dormir haces un feat notable con Betsaida Machado, de Barlovento, conocida como “La Voz de Venezuela”, parte de La Parranda del Clavo…

-Betsaida Machado es la gran invitada. A ella la conocí a través de Juan Souki y Cheo, porque Cheo produjo el primer disco de Betsaida y La Parranda del Clavo. Y Juan Souki es su manager. Apenas escuchas ese disco dices: “wow, brutal, un proyecto para la humanidad”. Un día estaba en Miami y Souki me dice que Betsaida estaba allí, que si la invitábamos. Y claro que sí.

Le dije que se montara en Vivir para ti y Espérame. Y cuando llegó al ensayo y empezó a cantar me dije que para la próxima canción que fuera medio disco music había que invitarla. Una voz increíble para cualquier estilo, una gran cantante, por eso la invitamos para esta canción.

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-¿Qué tal se sintió masterizar en Abbey Road?

-Fue un gran descubrimiento. Creo que lo vamos a hacer por siempre. Porque tiene varios servicios, uno escoge el ingeniero, o te ponen el ingeniero de turno, te sale más económico, pero así quedamos el manager, Catire, Mamel y yo: “qué bolas el oído inglés y la máquina inglesa”. Hoy ponías el tema, lo pagabas y en tres días lo tenías. Sólo mandamos a corregir tres. El resto llegaba y era como decir: “puffff, brutal”. Se tomó la decisión ejecutiva de más nunca masterizar en otro lado, porque además somos muy fanáticos de The Beatles.

-La gira: vienen a Venezuela después de dos años de ausencia. ¿Qué expectativas tienen?

-Es nuestro país, vamos a ciudades donde sabemos que hay gente que quiere ver a la banda. Por un lado contentos de que el entretenimiento pueda resurgir, y lo veo positivo para los nuevos artistas, porque si no hay una industria, es imposible darse a conocer.

La música se hace de noche a punta de “tarimazos”. Estas primeras cinco fechas son con Desorden Público. Es una de las cosas bonitas de la escena en Venezuela. Hay que dar un buen show porque si no la banda no va para ningún lado. El resto del año están saliendo fechas para México, Ecuador, Europa, entre otros países. Y para fin de año estamos preparando algo que ya anunciaremos en su momento.

-¿Has pensado en lanzarte como solista?

-Nunca lo he pensado. Hice un par de discos con mi proyecto “Chulius and The Filarmónicos”, pero no está en mis planes. Creo que Los Amigos me dan una proyección mucho mayor que la que puedo tener como solista.

-¿Qué territorios le falta por conquistar a la banda? ¿60 años como los Stones?

-Yo quisiera hacer esto por siempre. Exacto, tipo Stones. Ves que arranca el año, el manager te dice “acá están todas estas fechas”, ok, puedo pagar cuentas, luz, teléfono, etcétera. Es arte, es trabajo, horas hombre, nadie te regala nada. Y bueno Los Amigos está ahí. Sería brutal, hay que ver hasta dónde aguanta el cuerpo.

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