Actriz de teatro y cine, comunicadora social con desempeño en el ámbito cultural, este año Jeska Lee Ruiz va a estar en múltiples pantallas con películas -"Azotes de barrio II" es una-y hasta con un espacio en Show Business TV. Pero nada más aquí la vas a ver así
A Jeska Lee la vas a ver mucho: en los próximos meses se estrenarán tres películas y una serie en las que participa. Así que en cine, en YouTube y seguramente en alguna sala de teatro. Y si todo sale como espera, también en un segmento de televisión conducido y producido por ella. Activa, pues.
Es como la multiplicación de las Jeska: la que es una mujer trans, la que es la madre de un joven en medio de la diatriba política, la que es una malandra que no le come cuento a nada, la que reportea en el mundo del cine y el teatro. Y, claro, la Jeska que decidió posar y la ves aquí porque se siente segura, divina y poderosa y ya no quiso posponer más la curiosidad de la experiencia.
-¿Para cuándo lo voy a dejar, pues? Ya es hora…
Jeska Lee Ruiz, caraqueña, hija de padre venezolano con raíces españolas y de madre venezolana, explica que su herencia es mestizaje puro: “De pareja interracial de los años 70… en su mejor momento”.
-¿Jeska” tiene algún significado hippie? ¿”Lee” es segundo nombre o primer apellido?
-Es mi nombre real, el que aparece en mi cédula: Jeska. Y Lee es el segundo. Pero no tiene un significado oculto… Mi nombre cuando lo pronuncias suena a “yesca”, que es la chispa de arranque, el encendido inicial para que comience el fuego. Y la mayoría de la gente lo interpreta de ese modo. Es también un señuelo caza fumones, por “Pásame la yesca”, la canción de Apache… cada vez que conozco a alguien y me la canta, ajá, ya sé quién eres…
No es la primera vez que la imagen de Jeska está montada en una ola. Por ejemplo: para quienes vivieron el boom de los Blackberry su presencia en alguna pantalla fue cosa cotidiana: era ella la que le explicaba a los usuarios de Latinoamérica y el Caribe sobre las actualizaciones de esos aparatos. Y lo hizo durante al menos 4 años.
-Sí, en la época dorada de los comerciales, mediados y finales de los 90 y hasta que comenzó la debacle de la industria, hice mucha publicidad…
Con un título en Comunicación Social y formación en el Grupo Actoral 80, mucho cine también ha hecho. Y radio. Y algo de televisión. Y bastante de teatro. Películas como “La virgen negra”, “Reverón”, Papita, maní, tostón”, por ejemplo. En televisión, la telenovela “La precursora” y los unitarios “Escándalos” y “Prueba de fe”.
-Teatro es lo que más hago. Estudié con el Grupo Actoral 80 y he sido actriz invitada en montajes de casi todas las agrupaciones teatrales de Caracas…
“Mujeres en top”, “¿Quién se llevó la Navidad?”, “La mujer que manda”, “La calma viva”, “La princesa peleona”, “Macbeth”, “El último negro” y “Persona”, son algunos de esos montajes. La pieza más reciente –el año pasado- en la que estuvo es “¿Por qué volvías cada verano?”.
-“Trans” es un monólogo en el que hago el papel de una mujer trans. Esa obra la montamos hace unos cuatro años y con ella ganamos premios en dramaturgia, dirección y actuación. Es una pieza como de culto en la comunidad LGBTQ… la directora de la película “Tango Bar” la vio y me ofreció un papel en ese largometraje, que para entonces estaba en proyecto…
“Tango Bar”, de la directora Gibelys Coronado, se estrena el 7 de marzo, aunque ya ganó como Mejor película en el Rajasthan International Festival Film, en la India. Aborda un asunto tan duro como la prostitución forzada y promete crudeza en el tratamiento. Allí, Jeska retoma la encarnación de un personaje trans ahora en otro formato.
En “Hijos de la revolución” es otra mujer: es una madre. Dirigida por Carlos Caridad Montero, la película –que debería estrenarse en el país en los próximos meses- ha estado girando por festivales en Europa y Estados Unidos desde 2022 y también augura al espectador mirarse en la rudeza de lo que ha sido Venezuela hasta ahora a partir de la historia de amor de dos jóvenes nacidos el 4 de febrero de 1992.
-Ahí soy Rosa, la mamá del protagonista masculino… Una mujer de clase popular que cría a su hijo con muchos sacrificios en un hogar con un padre ausente… Con ese personaje obtuve el premio como Mejor actriz de reparto en el Festival de Cine de Mérida en 2023.
El tercer largometraje en el que veremos a Jeska es uno muy esperado porque tiene público de culto: “Azotes de barrio II”. Jackson Gutiérrez pasó de hacer unos rudimentarios videos con ese título en 2006 que se popularizaron rápidamente a construir lo que prácticamente es una franquicia. Y la continuación de esta historia –que se terminó de rodar a finales de 2023- nos trae a Jeska en plan de mala.
-Tengo el personaje protagónico femenino… Aquí me verán como un verdadero azote de barrio…
-¿Matando gente y todo?
-Sí, claro. Asesina, sin escrúpulos, lo más mala que se puede ser siendo verosímil con las cosas que suceden en los barrios de Caracas.
-¿Siempre buscas esos personajes fuertes o más bien esos personajes te buscan a ti?
-Me buscan a mí. Como actriz que no tiene manager que le gestione trabajo, soy de las actrices que ha estado en la posición de esperar a que me llamen… Siempre hay un encuentro, una llamada o un mensaje de directores que han visto mi trabajo y están escribiendo pensando que yo voy a interpretar a tal personaje. He tenido la fortuna de que antes de que el personaje llegue a mí, los directores ya me tienen su cabeza queriendo que yo interprete esos personajes en los que, por cierto, siempre me he visto con incredulidad. ¿Yo? ¿De verdad crees que yo puedo hacer eso?
Pero si ellos ya lo pensaron y han visto en mí algún alguna seña física o de la sensibilidad de temperamento que tengo o que transmito, si ellos me creen capaz, me consiguen. Sí me llama la atención que siempre han sido personajes súper intensos de trabajar, nunca ha sido algo light, siempre controversiales, o intensos en drama o intensos desde lo físico.
-¿Eso tiene que ver contigo, eres así de intensa?
-Sí, yo soy demasiado intensa. De-ma-sia-do intensa, y no desde lo peyorativo del término. Ahorita está como de moda decir que si eres intensa es que eres una ladilla o que eres problemática. Yo soy una persona intensa, quizás definiéndolo desde lo radical que soy. Yo soy todo o nada. Si tienes mi atención es totalmente, frontal, por el medio de la calle a niveles obsesivos. Y si no estás en ese radar en mi vida, no existes. Puedo pasar de la atención total a decidir que eso no existe en mi vida, ni lo veo, ni lo hablo, ni lo pienso. En eso sí soy intensa, más bien tengo que dosificarme porque sobrepienso todo y es como 100% del día estoy dedicada a eso: lo que pienso, lo que hago, lo que consumo…
Si preparo un personaje, por ejemplo, estoy en la calle observando todo a mi alrededor para ver qué puedo sumarle a mi personaje. Uno de mis métodos de trabajar es la observación: salgo a la calle a ver gente. Entonces veo cómo es la gente más que buscar en mí esa memoria emotiva que a veces implica ser como una actriz del método. Más bien trato de incorporar lo que veo, referentes, cosas que me inspiren y las voy incorporando y las voy fijando.
-¿Y se te salen en tu vida cotidiana? ¿Andabas malandreando a la gente en estos meses con “Azotes de barrio”?
-Para nada, no, no. Eso me sale es en el set. Yo ando con eso en la mente todo el día. Cuando estoy trabajando un personaje más bien me vuelvo como retraída porque estoy fijando. Cuando estoy en esos procesos soy más callada, me vuelvo más ermitaña, estoy en mi casa y no se me sale. Soy la más tranquila. Se me salen en el set o pretendo yo que se me salen ahí, ya el público o los directores sabrán si salió o no.
-¿Y te pasa que de pronto quieres hacer personajes más suaves, existe ese personaje que quisieras hacer?
-Siempre he dicho que me encantaría hacer un personaje de superhéroe. Aunque no son tan light porque casi siempre los superhéroes tienen como un mundo, una vaina que los detona… Sí me gustaría explorar el entretenimiento más ligero y toda esa parte física que me encanta: trepar en edificios, volar, tener poderes. No son las películas que más me gustan, pero creo que se ve divertido y quisiera divertirme.
-Esos personajes siempre tienen unas historias terribles detrás… Me refiero a una cosa más…
-Más light… No, no sé… Fíjate que cada vez que termino una de mis intensidades en cine o en teatro y que quedo de verdad cansadísima, drenada emocionalmente y físicamente y digo “ay, para qué me meto en estos peos, la próxima llamada que sea una cosa ligera”. Y nunca es light, nunca.
Casi nunca me llaman para hacer personajes de comedia y hace poco me llamó un director de teatro -que es muy intenso- y me dijo: “quiero hacer una comedia”. Y resultó siendo una intensidad… Se llamaba “Hay que matar a la perra”… Y yo era la perra.Era una cosa muy intensa, un personaje que demandaba demasiado de mí físicamente, ahí rebajé un montón de kilos en escena. Para construir a ese personaje tuve que construirle un mundo emocional catastrófico, era maltratadora de hombres, era psicópata. Y dije, es que ni en comedia, todo se trata de intensidad.
Es que actuar nunca es light, nunca. O bueno, para quien se tome el oficio en serio, como una verdad…
-¿Si no hay intensidad no hay arte entonces?
-No hay verdad, porque no pasa nada. Sería como aprenderte un texto y repetirlo. Pero no se trata sólo de eso… Le inviertes todo de ti, es tu cuerpo el que está ahí, son emociones que para que sean verdad tienes que cargarlas de un mundo que no necesariamente se lo cuentas con el texto al público, pero tienen que contarse a través de tu cuerpo. Y hay un proceso de ensayos…El que diga que el mundo del actor no es intenso, no sé qué está haciendo con su vida. De verdad que esto es una intensidad. La gente ve el brillo, el aplauso, el papelillo, pero el actor enfrenta muchas vainas. No hay nada que no puedas hacer personal, porque todo se trata de ti: es tu voz, es tu cuerpo, tu emoción, tu tiempo, tu mente… Le inviertes mucho. No es como otros oficios en los que no tienes por qué hacerlo personal, sacar unas cuentas, llevar un registro, anotar… y si hay un error lo corriges. Aquí si hay un error, siempre se trata de ti. Si la obra gusta y es una maravilla, se trata de ti. Y si no gusta y decepciona, también se trata de ti.
La gente, además, ve el papel que te dieron, el sí. Pero el público no se entera del rechazo, de los no que te dicen, de los proyectos que no llegan a concluirse… El actor también está siempre expuesto al rechazo.
-Pero sí tienes una faceta menos intensa… la radio.
-Sí, de verdad es que amo hacer radio. Es como terapéutico. Yo me gradué de comunicadora social mención audiovisual y me he dedicado a estar al servicio de la cultura. Tenía un programa de agenda cultural en Kiss FM llamado “Cuadro a cuadro” durante casi 8 años y medio. Hice una pausa porque estoy migrando a programa de televisión y podcast. Y eso es hablar de lo que veo y lo que consumo: cine y teatro. También se trata de hablar con actores, directores y productores sobre todo lo que está en cartelera.
-¿Y a dónde te lleva esa migración de “Cuadro a cuadro”?
-A Show Business TV, con un programa con el mismo nombre. Es lo que se ha negociado. Debería estar al aire a mitad del año… Pero estoy en otros rodajes y en abril tengo tres películas…
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