Vrinda Hamal se siente atraída por el mar desde que tiene memoria. Ambos padres son surfistas y navegantes, lo que la llevó a interesarse en estas actividades desde temprana edad. Cuando tenía doce años su madre le enseñó a surfear y a los diecisiete se tituló campeona nacional junior. Luego pasó a integrar la selección nacional por dos años consecutivos (2011 y 2012) y compitió en el Campeonato Mundial Junior de Surf (ISA World Junior Surfing Championship).
Además del surf, Hamal practica otros deportes relacionados con el agua y el aire. Habiendo crecido en el archipiélago Los Roques, rodeado de mar pero sin grandes olas, el kitesurf se convirtió en su alternativa preferida: «Mi papá es venezolano y mi madre es húngara, pero criada en Venezuela. Gracias a ella yo me crié en Los Roques. Ese ha sido su hogar por 25 años, mi edad».
También le gusta bucear libremente, aguantando la respiración mientras recorre largas distancias o desciende hasta grandes profundidades. Este deporte se conoce comúnmente como apnea, una práctica basada en la relajación mental de la persona, la buena alimentación e hidratación.
Hamal describe su experiencia en estas actividades acuáticas como “muy positiva en todos los sentidos. Es una motivación diaria ser mejor y superar mis metas personales. En la búsqueda de olas, viento y aventura, he vivido experiencias maravillosas alrededor del mundo. Lo que siempre soñé como niña cada día lo materializo y me hace muy feliz”.
Aunque practicar estos deportes le ha permitido conocer varias playas hermosas, como las de Margarita y Costa Rica, siempre le gusta regresar a Los Roques.
A Hamal le apasiona sumergirse en las profundidades y deslizarse en una tabla sobre el agua, también disfruta enormemente saltar en paracaídas. “Esto lo descubrí en Los Roques”, explica: “Aunque en un principio me daba mucho miedo, me enamoré del deporte”.
Fórmula bikini
Un buen día para Vrinda puede deberse a una buena comida, deporte, amigos, risas, atardeceres. En general, es una mujer sencilla que disfruta de los pequeños y grandes placeres de la vida. Aventurera, entusiasta, tímida y compasiva, desde pequeña aprendió a valorar el mar por sobre cualquier cosa material: “Mi mamá me crió con una perspectiva diferente de la vida, más conectada con el océano”.
Participar en el Campeonato Mundial Junior de Surf es una de las vivencias más significativas y espectaculares que ha tenido Vrinda a lo largo de su vida, en su carrera como deportista: “Representar a tu país en una competición como esta te marca”.
Después de esta realización personal, optó por convertirse en instructora de kitesurf. “Me encanta poder transmitir mi pasión, sobre todo porque además es un deporte que puede cambiarte la vida”. Según Vrinda, una persona que aprende a navegar con el kite tiene una nueva perspectiva sobre los elementos agua y viento. “Me gusta inspirar a las mujeres a practicar este deporte que no tiene nada que ver con la fuerza, sino con la técnica”, explica.
Hace algún tiempo incursionó también en el modelaje. Pero la adrenalina puede más: «Cuando era adolescente me gustaba trabajar como modelo. Aunque hoy en día no es lo que más me gusta trabajo mucho en publicidad gracias al deporte y así combino las actividades».
Para quienes la quieran de modelo tiene una propuesta clara: «La mejor manera de promocionar una marca de bikinis, por ejemplo, es una foto navegando».
En los últimos años también se ha dedicado al desarrollo del turismo en Los Roques. Debido a sus actividades muchas personas la contactan con deseos de visitar este archipiélago.
“Es un lugar perfecto para navegar”, asegura. Y para tomar la tabla también: «Los Roques es un lugar bellísimo para surfear. El atolón rodeado de barreras coralinas tiene muchísimas rompientes d eolas espectaculares. Solo necesitas un poco de suerte y un buen swell» (mar de fondo).
Se mantiene al tanto del cuidado de Los Roques, y con frecuencia organiza jornadas de limpieza para ayudar a mantener las playas de este parque nacional. En estas actividades por lo general se recogen toneladas de plástico. “Muchos de estos deshechos no provienen de los visitantes, sino que son arrastrados por las corrientes marinas hasta quedar varados aquí. Los Roques es un parque marino súper frágil que necesita del cuidado de todos nosotros (gobernadores, pescadores, operadores turísticos y visitantes) para su supervivencia”.
Y sabe de lo que habla, conoce su espacio: «Viví en Los Roques durante muchos años, pero desde hace unos cinco meses paso más tiempo en Caracas. Es bueno tomar breaks del sol y el mar… La piel siempre lo agradece».
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