Silencio de gato, silencio de palabra
Vengo de una calle donde la gente ama ver morir de abandono a los animales. Allí un gato quieto es un animal que va muriendo. Un perro cansado, un cuerpo agonizando. Hay un enorme placer en matar cualesquiera aves. Placer de verlas tiesas y llenas de hormigas. Por eso las reinitas ya no abundan en los árboles: los abandonaron, porque ya no constituían hogares, resguardos, posibilidades de trinar y despertar raíces. No es el oficio de cazar para alimentarse, sino el gozo de matar para arrojar. Es el culto de suspender respiraciones y el ejercicio del abandono.