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Las nueve mejores joyas del pitcheo venezolano en las Grandes Ligas

Un juego perfecto, cinco no hit no run y un último out que por una u otra razón no ha llegado en otras tres oportunidades para coronar nuevas hazañas. El libro de gestas del pitcheo venezolano en las Grandes Ligas guarda historias difíciles de olvidar, incrementadas esta semana por la función de Carlos Carrasco con los Indios de Cleveland.

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Acá te contamos nueve de las jornadas más memorables que han tenido los abridores venezolanos, desde que Wilson Álvarez logró completar el primer juego sin hit ni carreras para un escopetero criollo hace ya casi 24 años.

Félix Hernández.
El 15 de agosto de 2012 Félix Hernández logró el único juego perfecto que hasta ahora ha logrado un venezolano en la gran carpa. El derecho retiró a 27 oponentes consecutivos sin tolerar carreras, hit, golpeados ni boletos; convirtiéndose también en el autor del primer juego perfecto en los anales de los Marineros y en el segundo latinoamericano que conseguía la gesta después de que el nicaragüense Dennis Martínez lo hiciera en 1991.

“El Rey” del beisbol alcanzó la joya que le faltaba a su corona luego de ejecutar 113 envíos al plato, completando una gesta solo consumada hasta ese momento por 23 caballeros desde 1880, entre los que destacan figuras de la talla de Cy Young, David Cone, David Wells, Kenny Rogers, Don Larsen, Roy Halladay, Randy Johnson y Sandy Koufax.

El noveno inning fue de antología. Tras ponchar a Desmond Jennings y dominar a Jeff Keppinger con manso rolling al campocorto, Hernández puso a Sean Rodríguez en cuenta de dos bolas y dos strikes. Con el público de pie y los corazones palpitando a millón, el escopetero soltó un cambio de velocidad que viajó a 92 millas por hora y que cayó en zona de strike para iniciar la fiesta del juego perfecto, la máxima gloria que puede alcanzar un pitcher en un terreno de beisbol.

Johan Santana.
El 1 de junio de 2012 Johan Santana se bañó de gloria en el Citi Field de Nueva York al convertirse en el cuarto pitcher criollo en conquistar un no hit no run en la historia de las Grandes Ligas y el primero que lo hizo para la franquicia de los Mets.

No fue fácil llegar hasta esa mágica velada. El merideño había permanecido al margen del espectáculo por más de un año luego de pasar por el quirófano en septiembre de 2010, para reparar un desgarre en la cápsula anterior del hombro izquierdo. El Gocho, sin embargo, dejó el alma en 134 pitcheos, la máxima cifra en una presentación de su carrera, para completar un no hitter contra los Cardenales de San Luis; un esfuerzo físico que tal vez le ha pasado factura y lo ha mantenido fuera de los montículos de las Grandes Ligas desde entonces.

El público y los analistas dudaron que el criollo pudiera completar aquella proeza. De hecho el manager Terry Collins, consciente de que no podía forzar a su as, tenía listo el relevo en el bullpen para sacarlo. Pero cuando fue a visitarlo al morrito en el cierre del octavo acto Santana le dijo: “Estoy bien. No hay manera de que me saquen de este juego”.

El estratega decidió no estropear los planes del zurdo, que luego de exhibir constancia, responsabilidad y dignidad había podido regresar por la puerta grande al beisbol y regalar a la afición uno de los juegos más especiales de los últimos años.

Wilson Álvarez.
En agosto de 1991 el zuliano protagonizó uno de los relatos más increíbles y sensacionales que ha vivido un pelotero venezolano. A los 21 años de edad fue llamado desde la sucursal Doble A de los Medias Blancas de Chicago para ser el abridor de emergencia en el último juego de una serie contra los Orioles de Baltimore. Dos años antes, el zurdo había debutado en las mayores con Texas y había recibido dos jonrones y tres carreras, regalando tres boletos sin sacar un out. Que mal recuerdo… Su efectividad vitalicia en la máxima categoría de la pelota estadounidense era infinita.

Pero Álvarez se encaramó en la loma el 11 de agosto de 1991 y cobró revancha conquistando el primer juego sin hits ni carreras para un lanzador venezolano en la gran carpa ¡Qué manera de desquitarse!

Aníbal Sánchez.
El derecho puso en alto el nombre de Venezuela en su año de novato con los Marlins de Florida. Específicamente el 6 de septiembre de 2006, cuando tras ejecutar 113 pitcheos se convirtió en apenas el segundo criollo con un no hitter en la historia de las mayores. Apenas tenía 22 años de edad, pero mostró un temple de acero para domar a la ofensiva de los Cascabeles de Arizona. Sobre todo en aquél cierre del cuarto inning en el que regaló dos bases por bolas seguidas antes de colgar el cero con un dobleplay.

Carlos Zambrano.
El 14 de septiembre de 2008 ocurrió la cornada más recordada del “Toro” con los Cachorros de Chicago. Lo logró con 110 pitcheos y contra los Astros de Houston. El último de ellos, que fue un cambio de velocidad en la esquina de afuera, hizo que Darin Erstad abanicara la brisa. Ponche y a celebrar…

Carlos Zambrano se lanzó al suelo y de rodillas levantó los brazos hacia el cielo para dar gracias a Dios por lograr el no hit no run, mientras recibía el aplauso de los más de 23 mil fanáticos que asistieron al Miller Park. Antes de esa presentación tenía dos semanas sin lanzar por una tendinitis en el hombro derecho. Solo concedió un boleto y un golpeado en toda la noche.

Fue apenas el décimo latino en completar un no hit no run, para integrar un selecto club donde están presentes Juan Marichal, Ramón Martínez, Fernando Valenzuela y Dennis Martínez, entre otros.

Henderson Álvarez.
El derecho celebró su conquista tras un wild pitch, con un bate en la mano, un casco en la cabeza y desde el círculo de espera del Marlins Park en Miami el último día de la temporada regular. Toda una rareza.

Es que Henderson Álvarez tuvo que esperar a que su equipo anotara una carrera en el cierre del noveno acto contra los Tigres de Detroit, para ganarles por 1-0 aquél domingo 29 de septiembre de 2013. Fue la primera vez desde 1952 que un escopetero ve desde fuera de la lomita cómo se completa su blanqueo y su juego completo sin hits.

Armando Galarraga.
La noche del 2 de junio de 2010 dejó un sabor amargo por uno de los peores errores arbitrales ocurridos en los anales de las mayores. Y la víctima de dicha injusticia fue Armando Galarraga.

Parte alta de la novena entrada en el Comerica Park de Detroit. Los Tigres vencían por 3-0 y el derecho cumanés había retirado a 26 bateadores de forma consecutiva. No había golpeado a nadie ni concedido boletos. Tampoco había tolerado hit y su defensiva no había cometido errores. Galarraga rozaba la gloria. Solo le faltaba un out para conseguir el primer juego perfecto para un venezolano en la historia… pero ocurrió lo impensable.

El bateador de los Indios, Jason Donald, conectó un manso rolling a la inicial que tomó Miguel Cabrera. Galarraga hizo la asistencia inmediata en la inicial y el disparo llegó a tiempo, pero el umpire Jim Joyce decretó un «quieto» que nunca existió. «Por mi culpa ese muchacho no logró un juego perfecto. Yo estaba convencido de que el corredor le había ganado al disparo hasta que observé la repetición», confesó el arbitro tras el partido.

Al momento de la sentencia Galarraga quedó estupefacto; Cabrera no lo podía creer; en la tribuna 17,738 fanáticos abucheaban impotentes y otros miles observaban incrédulos por TV. El infortunado fallo robó al pitcher en menos de un segundo la conquista de la inmortalidad. ¡Adiós al juego perfecto! «El umpire se disculpó conmigo y entiendo que todos somos humanos y cometemos errores», señaló con humildad el escopetero al finalizar una actuación impecable de nueve entradas, en una función que terminó invadiendo de pena, dolor, asombro y rabia al mundo de la pelota.

Yusmeiro Petit.
Tan cerca, pero tan lejos. El 7 de septiembre de 2013 Yusmeiro Petit rozó la perfección con los Gigantes de San Francisco. Solo le faltó el out 27, un bateador, un strike… Menudo detalle.

El emergente de los Cascabeles de Arizona, Eric Chávez, acabó el sueño con una línea a la derecha que el jardinero Hunter Pence estuvo a punto de atrapar, pero se quedó corto. Chávez conectó la pelota en cuenta de 3-2, con el grito del juego perfecto en la garganta de los narradores y las más de 41 mil almas presentes en el AT&T Park de la bahía californiana. Será para otra oportunidad…

Carlos Carrasco.
El derecho venezolano de los Indios de Cleveland estuvo a un strike de concretar un partido sin hits ni anotaciones este miércoles 1 de julio en el Tropicana Field, pero el jardinero de Tampa Bay, Joey Butler, pegó una línea imparable hacia el jardín derecho que empujó a un compañero desde la tercera base cuando había dos outs en el noveno episodio.

El barquisimetano soltó de inmediato una carcajada incrédulo, mientras que el manager Terry Francona le quitaba la pelota. Estaba exhausto tras producir 124 pitcheos. Ponchó a 13 oponentes, un tope personal.

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