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Maria Sharapova, el salvavidas de la WTA

La falta de ritmo debería marcar su rumbo de buenas a primeras, pero si las piernas aún responden y mantiene la agresividad, la rusa debería volver a instancias decisivas pronto.

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FOTOGRAFÍA: AFP

Cuando Maria Sharapova inicie este miércoles su andar en el Premier de Stuttgart, atrás quedará una suspensión por dopaje de 15 meses, y a su vez, el tenis femenino encontrará redención en el caos.

En el circuito no sabían que al reducir la sanción a la rusa, su vuelta sería lo suficientemente buena como para apagar el incendio de la clasificación. Hoy, la estadounidense Serena Williams, inactiva desde que en enero se tituló en el Abierto de Australia y con 20 semanas de embarazo, manda en el ranking. Este absurdo no tiene comparación y agita más a un tour cuya turbulencia se ha hecho sentir desde inicio de calendario tras la poca solvencia de las altas preclasificadas.

Luego de que 2016 resultara una grata sorpresa gracias al desempeño de la alemana Angelique Kerber y un dominio de la hispano-venezolana Garbiñe Muguruza que se hizo fugaz, pero con repercusiones en Roland Garros, la historia de 2017 cambia por completo. Exceptuando la labor de Johanna Konta y Elena Svitolina, las damas naufragan por un mar de incertidumbres.

Mientras, las nuevas bienvenidas para MaSha y todo lo que desate el desagrado conocido en raquetas que han hecho público su rechazo ante su regreso, avivará la llama de una polémica que seguramente marcará gran parte del año, lo que creará interés por una situación que parece poco deportiva y donde se debe reconocer que para la siberiana esto no debería ser motivo de incomodidad; ella no es la tenista más querida entre las que conforman la asociación, así que lo que ocurra no debería golpear su ánimo.

Desde su actitud en cancha, pasando por los gritos en cada impacto que tanto la caracterizan, hasta su vida como modelo, la otrora número uno del planeta ha tenido que lidiar con la constante crítica ajena.

Deportivamente se exige otro análisis, principalmente por la duda que genera saber que tiene más de un año sin jugar. Esa falta de ritmo debería marcar su rumbo de buenas a primeras, pero si las piernas aún responden y mantiene la agresividad, la rusa debería volver a instancias decisivas pronto.

La bola está del lado de la WTA. Será en las oficinas donde se decida, en conjunto con la ITF y los organizadores de cada torneo, si vale la pena cederle wild cards para los eventos más importantes hasta que la acumulación de puntos la lleve a puestos privilegiados. Si lo hacen, otras raquetas podrían alzar su voz en contra. Perder para ganar.

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