Consultado por el periodista Vladimir Villegas sobre la posibilidad de devolver Agroisleña a sus dueños, en su programa Vladimir a la 1, el ministro afirmó que “eso está negociación”.
“Por cierto, el próximo viernes 5 de febrero tengo un encuentro con los representantes de esta empresa que me mandaron una comunicación, para negociar este litigio que está en marcha (…). Vamos a ver qué ofertas trae cada quién”, sostuvo.
No obstante, el ministro negó que Agropatria fuera una empresa improductiva. “Le puedo mostrar una cifra del comportamiento histórico desde 2005 a 2015 y cómo ha venido creciendo o manteniendo la producción en las 10 plantas”, afirmó. Añadió que Agroisleña atendía a 114.000 productores pero hoy en día, luego de su expropiación, atiende a 420.000.
Los productores han denunciado en múltiples oportunidades que quienes logran adquirir insumos a través de la agencias se dedican a revenderlos a escasos metros de las establecimientos. Castro Soteldo evitó abordar el tema.
También se le consultó al ministro si estaba planteado, ante la crisis de desabastecimiento, eliminar el requisito de las guías de movilización que en ocasiones entorpece la distribución de alimentos. “Estamos evaluando este esquema. Hay una serie de condiciones fitosanitarias y las zonas cercanas a la región fronteriza. Tenemos la casualidad o la suerte, o la desgracia, de que el grueso de nuestra producción ganadera se desarrolla en la región fronteriza”, dijo.
Sobre la revisión de precios de algunos rubros, como carne y pollo, el ministro aseguró que se estaban haciendo las revisiones respectivas y que la principal complicación a la hora de evaluar las estructuras de costos residía en que estaban calculadas sobre la base de una divisa “que es irreal”. “Estamos trabajando en un mecanismo que permita combatir el esquema de DolarToday”, expresó.
Reveló además que el gabinete ha preparado un modelo matemático, que será sometido a consideración de los expertos en la materia para generar incentivos a la producción, generando rendimientos satisfactorios, y garantizar un precio justo a la población, al cual se refirió como “precio deseado”.