«Me preocupa la lentitud en Ucrania para asumir las reformas de mejora de la gestión pública y de lucha contra la corrupción», dijo Lagarde en un comunicado.
«Sin nuevos esfuerzos significativos para impulsar las reformas en materia de gobernanza y de combate a la corrupción, es difícil que pueda continuar el programa de apoyo del FMI», agregó.
«Ucrania corrió el riesgo de volver a caer en el ciclo de las políticas económicas infructuosas que marcaron su historia reciente. Es esencial que las autoridades ucranianas actúen ahora para llevar al país por el camino de las reformas», destacó la directora general.
El primer ministro ucraniano, Arseni Iatseniuk, criticado por la ausencia de avances tangibles en materia de reformas, amenazó el viernes último con renunciar junto a todo su gabinete, dos días después de la resonante partida de su ministro de Economía, el reformista Aivaras Abromavicius.
La ayuda financiera occidental es decisiva para este país sumergido en una crisis económica y desestabilizado por una rebelión independentista apoyada por Rusia en el este.
El FMI es el principal prestamista de Ucrania con un plan de ayuda de 17.500 millones de dólares condicionado a la realización de reformas económicas.