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¡Pilas con los esteroides anabólicos!

El uso de esteroides anabólicos por personas que buscan a través del ejercicio conseguir un mejor desarrollo de su cuerpo, ya sea por razones estéticas o deportivas, es contraproducente para la salud

El hombre de hierro

Lejos de vanidades o frivolidades, el ejercicio físico es salud y eso siempre trae beneficios. Sin embargo, hay hombres que se obsesionan por un cuerpo escultural. Para lograrlo recurren a prácticas que actúan en detrimento del organismo. Por ejemplo, los esteroides. A continuación una guía práctica y saludable que desmitifica Caballeros: ¿Están dispuestos a reconocer que les gustaría verse mejor que la imagen que el espejo proyecta cuando lo visitan? Obviamente, esta pregunta es para aquellos cuyo fenotipo se asemeja más al gordito Michelin o al clásico del cómic criollo de Jorge Blanco, el larguirucho Náufrago. O no. Esta nota es también para aquellos que lucen como Transformer, o como algún otro estereotipo aceptado dentro de los cánones de la belleza masculina occidental. Más de uno ha dicho ya que, antes que nada, la belleza es salud. Viene a la mente la secuencia de la genial serie The Critic —que no ha sido consagrada como clásico debido a la juventud de quienes la disfrutamos a mediados de los 90— en la que el personaje principal, el bajito y regordete crítico de cine Jay Sherman, se encontraba tomando sol al lado de una superestrella masculina al uso: rubio, de piel dorada, y cuerpo atlético. Sherman le hizo notar al actor un pelo que emergía de su costillar, quien inmediatamente lo haló, topándose con la tragedia: no era un vello, era un hilo que cosía sus múltiples cirugías, desmontando el caricaturesco amarre que sostenía en el limbo a montones y montones de grasa, revelando un personaje a cuyo lado Sherman lucía, sonriente, como todo un galán. Que sí: la belleza es salud, y mantenerla en un mundo viciado por las malas prácticas nutritivas, la oferta de alimentos poco alimenticios, la venta de estándares estéticos insólitos, el ritmo de trabajo dislocante y agotador, entre muchas otras cosas, es sin duda alguna todo un trabajo. Ahora bien, los resultados del sacrificio de estar o mantenerse sano son, eureka, más beneficiosos que cualquier otra práctica. El espejo es una buena regla, pero antes de obtener el reflejo que se busca es menester mirar hacia adentro, y tener en consideración que una buena salud es la mejor de las rutinas. David López es personal trainer. Sus estudios en anatomía y workout lo han granjeado de reconocimiento dentro y fuera de Venezuela. Ha dedicado su vida profesional al fitness, ha obtenido prestigiosos certificados internacionales que lo avalan como uno de los mejores en el área. Acaso por eso es el entrenador de connotadas estrellas del espectáculo criollo, figuras de la escena política y de empresarios importantes que construyen país, cuyos exigentes trabajos y agendas demandan, luego de las jornadas, descanso y cuidado personal. Además, sus conocimientos le permiten vislumbrar no sólo las complexiones de quienes buscan sus servicios, sino también de diseñar rutinas de acuerdo a los requerimientos y necesidades de cada cual. A veces se le ve en el exclusivo Lido Day Spa del Centro Lido, en Caracas, prodigando consejos y ensayando sus ya célebres rutinas de calentamiento global —del cuerpo— antes del entrenamiento diario de sus clientes. “Por lo general, los hombres asisten al gimnasio por, en este orden, razones médicas, liberar estrés y estética”, dice. “El ritmo de vida de la ciudad hace que todo tienda al exceso”. Arguye que el sedentarismo de la oficina “se traduce en un exceso de ingesta de bebida y de alcohol, con el único motivo de liberar estrés. ‘Yo me merezco esta papa’, que al final lo que termina siendo es un castigo para el cuerpo”, sentencia. Más allá de cualquier rutina, López indica que el primer elemento a considerar para lograr una buena figura, o una figura sana —libre de excesos de grasa y de dolores corporales— es la postura: “Si te la pasas todo el día sentado en el escritorio, irás encorvándote poco a poco, y eso no solamente implicará problemas de espalda, sino que tambiénla zona media se irá deformando poco a poco, haciéndose proclive a la gordura, a la inercia”, explica. Subraya los problemas no sólo estéticos, sino digestivos que una zona media laxa. Así, “al tener en cuenta factores como la movilidad, la estabilidad y la flexibilidad, se podrá comenzar a obtener un cuerpo sano”. Luis Villasmil es bailarín e instructor de pilates. Trabaja en el Down Town Fitness Center de La Hoyada, en el centro de Caracas. “Durante cualquier rutina de ejercicios, la respiración es lo más importante”, puntualiza. “Contribuye a la concentración, y a la oxigenación del cuerpo, lo que conlleva a un mejor funcionamiento digestivo, circulatorio, cardíaco, muscular, entre otros”. Para Villasmil, este proceso de tomar conciencia de la respiración sensibiliza al hombre en cuanto al funcionamiento de su cuerpo. “Al tenerla presente se le está dando al cuerpo ese espacio de análisis que necesita para asimilar los cambios a los que se está sometiendo”. Durante el ejercicio, más de uno contiene la respiración debido al esfuerzo físico que se realiza. Craso error. “Porque se aprietan los músculos y se aprieta todo, disociando completamente al organismo de su función orgánica principal: la respiración”. Villasmil indica que hay una membrana que recubre los músculos llamada fascia: esta a su vez conecta a los músculos con los órganos. “La fascia empaqueta los músculos y los conecta con las vértebras, los vasos, y con la respiración se contrae y optimiza el trabajo de los músculos”, argumenta. Es decir, sí, amigo, puede usted usar lycras y fajas durante el entrenamiento, pero todo eso es externo, por lo cual es recomendable activar esa faja natural que ya viene incluida en nuestro paquete. Según la doctrina del famoso señor Pilates, lo que hay que hacer es exhalar cuando se hace el mayor esfuerzo, para que la fascia apriete al músculo cuando este más trabaja, e inhalar para darle su espacio natural cuando se relaja. ¡Oh, detalles! Chacao, Caracas. El lugar específico, y los nombres de quienes a continuación son testimonio, serán mantenidos en secreto. Llego a la recepción de un gimnasio y pido hablar con un instructor, con la falsa intención de decidir si me inscribo en el lugar o no. Sin objeciones o preguntas extras, la encargada me deja pasar, mientras sigue pendiente de su celular. Subo dos pisos y llego a la sala de máquinas llena, por supuesto, de espejos. Es media tarde y, sin embargo, está bastante concurrida. Recorro la zona entre más hombres que mujeres buscando la figura de aquél que tuviese el cuerpo más inflado o, como se dice en su argot, más pinchado. Quiero investigar sobre los esteroides y, como pude averiguar, es una costumbre más que popular, a pesar de su ilegalidad. Siendo el único con morral y jeans en medio de lycras y shorts, evidentemente llamaría la atención de algún instructor. Sin pasar más de cinco minutos me aborda un hombre de unos 35 años, bastante musculoso. Le explico el motivo de mi presencia e inquiere: “¿Tú hablaste con alguien de la gerencia? Porque esto no se puede saber, esto de los ‘pinchos’ es delicado”, dice amenazante; miento sobre el permiso que no obtuve y a la vez doy mi palabra: no se sabrán direcciones, nombres, nada. “Ah bueno”, dice ya menos aprehensivo, “voltea para allá, ése es el rey de los pinchos”, señala. “¿Ah, sí?”, digo torpemente, “Claro, ¿no lo ves?”, dice riendo. Afino la vista y claro, lo veo: sentado, tomando nota de los datos de un afiliado del gimnasio, está un hombre de musculatura imposible, definida y agigantada, que parece literalmente una caricatura inversa: la cabeza se ve más pequeña de lo normal, casi hundida entre unos hombros inmensos y una espalda y pectorales como de mentira. Carola Parpacén, jefe del Servicio de Alimentación del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas —Ivic— y médico privado en temas de sobre peso, bajo peso y desórdenes alimenticios, entre otros, explica: “Los esteroides son sustancias sintéticas derivadas de la testosterona, que es la hormona masculina. Es por ello tiene un impacto directo en el crecimiento del tejido muscular, la producción de glóbulos rojos en la sangre y otorga sensación de bienestar general. Estos aspectos se observan rápidamente cuando se inicia la práctica de su uso”. Nuestro entrenador “Pinchado”, en de líneas anteriores, me dice, persuasivo, dándome palmadas con el dorso de su mano cada oración: “La gente siempre habla de lo malo de los esteroides porque, bueno, son ilegales y se han penalizado en el mundo de los deportes, pero no se habla de lo bueno, que sirven como protectores hepáticos, tú sabes, es un regulador hormonal…” suelta mientras da instrucciones a sus entrenados. La doctora Parpacén, por su parte, como en contrapunteo, le responde: “a pesar de estos beneficios tan ansiados, particularmente por los atletas de gimnasio, es extremadamente importante conocer cuales son los efectos secundarios que pueden ocasionar en el organismo, según valiosos estudios científicamente realizados por especialistas preocupados por el abuso del consumo de estas sustancias”. Acto seguido, enumera: “Anemia, aumento de colesterol, acné, complicaciones endocrinológicas, fallas en el funcionamiento hepático, alteración de la conducta —agresividad—, hipertensión arterial, entre otros”. “Por si fuera poco, debido a que la testosterona se convertirá naturalmente en estrógeno —hormona femenina—, puede ocasionar atrofia testicular, acumulación de grasa, reducción de la producción de esperma y, por tanto, reducción de la fertilidad. También causa ginecomastia: aumento del tejido mamario”, el rosario finaliza de calamidades. Como dice el entrenador López: “Si le metes y le metes testosterona al cuerpo, los testículos dirán, ¿y para qué vamos a seguir trabajando nosotros?”. “¿Por qué la gente se pincha?”, es la pregunta de las 64 mil lochas. “Bueno, este es un país machista, siempre ha funcionado la ley del más fuerte, y el que se vea más fuerte va a tener más seguridad, más mujeres, tú sabes”, devela la incógnita el entrenador del gimnasio de Chacao. Chris Irazábal, gerente del gimnasio de La Hoyada, dice: “Siempre se lo digo a mis instructores: si me entero de que están pinchando a los afiliados están despedidos inmediatamente”, afirma esta instructora proveniente del mundo de la danza y, por consiguiente, promotora del trabajo físico como una consecuencia del movimiento, no como un fin en sí. “Pero de vez en cuando me avisan las muchachas de mantenimiento que se encuentran con jeringas en las papeleras de los baños de hombre y ¿qué voy a hacer, despedirlos a todos?”, se pregunta resignada. “Los esteroides son una enfermedad del ego”, sentencia. Un paseo por varias farmacias constata lo fácil que es obtener los esteroides. Nombres como Winstrol, Poliesterón, Probirón y Decadrabulín refulgen en los anaqueles y no necesitan récipes médicos. No muy costosos. Lamentablemente, el que quiera y esté desesperado por inflarse, podrá adquirirlos sin ningún problema. “Por eso decimos los nombres para crear conciencia. El cuerpo siempre se resiente. Por eso es mejor trabajar el cuerpo de forma natural”, comenta Parpacén. “Sí existe la opción de obtener un cuerpo atlético, un adecuado desempeño físico y estar en buena forma con una dieta sana y balanceada que proporcione la cantidad de nutrientes de acuerdo a las necesidades del atleta, según su desgaste físico, edad, talla y condiciones de salud”. Incluso suplementos como los batidos de proteínas, la creatina, el zinc o los multivitamínicos, que pueden incrementar el crecimiento muscular, deben ser suministrados bajo supervisión médica. “Es importante también tener conciencia de nuestro cuerpo, al caminar, al subir o bajar escaleras, estar constantemente trabajando”, explica Villasmil. “Lo ideal, el último objetivo, es estar sano, se puede querer tener un mejor cuerpo”, dice López, “pero ese objetivo no debe superar el 50% de la proporción. El otro 50% debe ser querer estar sano”. De acuerdo con Villasmil, es importante hacer ejercicios cardiovasculares, caminar o trotar suavemente de 30 a 40 minutos alrededor de cuatro cuadras o un parque. Hacer inclinaciones laterales para trabajar los abdominales oblícuos y, con la espalda recta y de pie, meter los abdominales como tratando de llevar le ombligo a la columna, para trabajar los abdominales transversos. Las planchas deben hacerse con la espalda recta siempre, en series con los codos hacia fuera y pegados al torso. La doctora Parpacén propone una dieta de entre 3500 a 4500 calorías al día para aquellos que desean aumentar la masa muscular, distribuidos así: Hidratos de carbono 60 %, Proteínas 25 % y Lípidos o grasas 15%. Estas calorías deberán estar distribuidas en seis comidas al día, contentivas de tres comidas principales y tres meriendas. A continuación se da un ejemplo de un día de alimentación para este tipo de atleta: DESAYUNO 4 Huevos, 2 enteros y 2 claras 2 rebanadas de pan negro 2 tazas de leche descremada 1 ½ taza de cereal 1 cambúr Jugo de naranja natural MERIENDA Batido a avena con leche y azúcar 1 taza de uvas 15 almendras o nueces ALMUERZO 1 plato de Sopa o crema 180 grs carne roja o blanca 1 ½ taza vegetales crudos o cocidos 1 ración grande papa, pasta, yuca o arroz 2 rebanadas de pan integral 30 nueces, almendras o maní 1 vaso de jugo de frutas naturales MERIENDA 1 ración grande de yogurt con granola y miel 1 vaso grande de jugo de fruta CENA 180 grs de carnes blancas 2 tazas de ensalada verde 1 plátano horneado 1 1/2 tazas de lechosa MERIENDA ANTES DE ACOSTARSE 120 grs de queso bajo en grasas o sin grasas 1 taza de ensure o algún producto híperproteico indicado por un especialista 15 Almendras

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