La falsa conciencia del “buen revolucionario”
Sus cartas de presentación son la confusión y la impostura. A leguas se le aprecia esa inmanente levedad por la cual pareciera que todas sus contradicciones se pueden resolver a punta de eslóganes florales y culpables recurrentes. Lo de él es endosar culpas y remitir a otros todas las razones de su existencia miserable.