Excentricidades de Hollywood
Quizás los flashes de las cámaras los cegaron. Los gritos de la frenética y adolescente fanaticada los ensordecieron. El sinsabor de las grandes fiestas, que terminan en irremediable soledad, secó sus bocas. Entre polvos que se ponen, echan y huelen, sus narices dejaron de respirar aires de grandeza y sus manos, cansadas de firmar autógrafos, se durmieron sin tacto.