“Señor presidente, nosotros también existimos”
En los márgenes de la quebrada Anauco se levanta un caserío. Hace más de dos décadas llegaron sus fundadores, gestionando una solución improvisada a la falta de techo. Ahora, a pesar de la retórica triunfalista de la Misión Vivienda, siguen viviendo bajo un puente. Una familia completa ha crecido entre aquellas precarias paredes. La pobreza los expone tanto como las crecidas del agua