La diferencia básica entre los izquierdistas y los derechistas suele estar relacionada con sus posiciones políticas y económicas. Los izquierdistas abogan por la igualdad social y económica. A menudo apoyan políticas que buscan reducir las desigualdades mediante la intervención del Estado, como la provisión de servicios públicos, la redistribución de la riqueza y la regulación del mercado para proteger a los trabajadores y el medio ambiente. Por otro lado, los derechistas suelen enfatizar la importancia de la libertad individual, el libre mercado y la propiedad privada. Prefieren la menor intervención posible del Estado en la economía y promueven la iniciativa privada y la competencia como motores del crecimiento económico y la innovación.
Sin embargo, hay un aspecto en el que se acaban las diferencias y son absolutamente idénticos: en la estupidez. La estupidez no tiene bando, ni color, ni preferencias políticas o de otro tipo. Se aloja de un lado y de otro.
Estoy temporalmente en España. Y observo de muy cerca la tragedia ocasionada por la DANA. En particular, la actuación del presidente de la Generalitat de Valencia, Carlos Mazón, miembro del partido de derecha PP. Leyendo sobre él, encuentro que en sus años mozos fue cantante y que entonces, con su grupo, se presentó en Eurovisión. Se hubiera quedado cantando, la verdad, porque como político deja mucho que desear.
Está desesperadamente buscando a quién echarle la culpa de la tragedia, desde la AEMET, la Agencia Estatal de Meteorología, a pesar de que esta, a las 6:42 horas del pasado 29 de octubre, puso aviso naranja para el sur de Valencia y la comarca de la Ribera, actualizándola a las 7:36h y 9:48h con el color rojo para todo el litoral de Valencia y el interior norte. Pero Mazón, como si no se hubiera enterado.
De allí pasó a culpar a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), supuestamente por “haber desactivado la alerta hidrológica”. La respuesta de la CHJ no se hizo esperar: “Las confederaciones hidrográficas tienen entre sus competencias medir y proporcionar datos”, escribieron en Twitter (ahora X). “Entre sus competencias no está la de emitir alertas públicas en materia hidrológica. Son las autoridades competentes en materia de protección civil las responsables de evaluar las posibles afecciones de ese riesgo físico en la población y en el entorno y, por tanto, de emitir los avisos que corresponda y adoptar las medidas de protección que consideren más adecuadas en cada caso”.
Y las autoridades incompetentes de Mazón le quitaron importancia a la tragedia que hoy cuenta más de 200 muertos y la cifra sigue subiendo.
Para colmo de todos los males, el gobierno de Pedro Sánchez, que también se tardó lo suyo en reaccionar, y encima critican a Mazón y piden su renuncia, rechazó la ayuda del gobierno de Francia, «porque no es necesaria», tal vez indignado porque los primeros en llegar fueron los bomberos franceses (aunque suene difícil de creer), o porque los valencianos le cayeron a palazos y a pedradas a su carro cuando llegaba a Paiporta, una de las localidades más afectadas.
Leo en cadenaser.com lo siguiente: “Una de las imágenes más viralizadas de las primeras horas posteriores al paso de la DANA por la Comunidad Valenciana fue la llegada de un grupo de bomberos franceses a la localidad de Alfafar. En el video se observa al encargado de ese equipo de emergencias hablando con un vecino que le explica que son los primeros expertos en emergencias que llegan a la localidad.
Hoy, el bombero que aparece en ese vídeo, Gentil de Passos, admite en una entrevista con la televisión francesa BFM que no se esperaban ser los primeros en llegar y que, de hecho, iban con la idea de prestar apoyo a quienes ya estuvieran trabajando en la localidad valenciana”.
Imposible, como venezolana, no hacer la comparación con la actitud de Hugo Chávez durante el deslave de Vargas. El ingeniero Ángel Rangel era entonces el director nacional de la Defensa Civil de Venezuela. En una entrevista para la BBC, declaró: «Aquel año la temporada de lluvias había sido especialmente intensa y ya había habido inundaciones fuertes en el estado Anzoátegui y en otros lugares del país», recuerda.
«En Vargas ya había habido algunos derrumbes, pero entre el 14 y el 16 de diciembre llegaron a registrarse precipitaciones de hasta 911 milímetros de agua por metro cuadrado (el doble de lo que ha llovido en Valencia)». El cariz que estaban tomando los acontecimientos le llevó a dar la voz de alarma.
«El día 15 le hice llegar al entonces ministro del Interior una declaratoria de emergencia nacional para que fuera aprobada por el consejo de ministros, que se reunía al día siguiente, porque estábamos ya en una situación crítica. Pero el gobierno no contemplaba suspender el proceso electoral«.
A pesar de la magnitud de la tragedia, Chávez continuó promoviendo la participación electoral en el referéndum aprobatorio de la Constitución, que consolidaría la “revolución”. Sí, a pesar de la tragedia y la emergencia humanitaria que ya se estaba desarrollando, Chávez, como si nada, continuó haciendo llamados a la población para que asistiera a las urnas y votara. Muchas personas argumentaron que su insistencia en la movilización electoral en medio de una crisis humanitaria fue inapropiada y que la atención debería haberse centrado más en las labores de rescate y ayuda a los afectados. La situación puso de relieve las tensiones entre la política electoral y la gestión de una crisis humanitaria.
Encima, Hugo Chávez, como si los acontecimientos hubieran sido poco, rechazó la ayuda humanitaria de Estados Unidos, incluyendo un barco que había sido enviado con asistencia que devolvió a su lugar de procedencia. Chávez expresó su desconfianza hacia la intención de Estados Unidos, argumentando que había un componente político en la oferta de ayuda y que Venezuela prefería recibir asistencia de otros países y organismos internacionales. Esta decisión generó críticas tanto a nivel nacional como internacional, ya que muchos consideraron que la ayuda humanitaria era necesaria dada la magnitud de la tragedia. La postura de Chávez reflejó su enfoque en su retórica antiimperialista, que caracterizó su gobierno.
Aquí los únicos que se salvan son los reyes de España, y, diría yo, más el rey que la reina. A pesar de que les lanzaron lodo y les gritaron improperios, Don Felipe y Doña Letizia entendieron que no era contra ellos, sino producto de la desesperación que vivía esa pobre gente. Los gritos de “asesinos” iban en contra de los estúpidos de Mazón y Sánchez, sin embargo, los medios afectos a Sánchez, como RTVE, corrió el rumor de que eran en contra de Mazón y los reyes. Contra Mazón, no lo dudo. Pero contra los reyes, definitivamente no fueron.
En fin, los extremos se tocan siempre. Se parecen más de lo que ellos mismos creen.. En este caso, los une la estupidez. Espero que Sánchez termine de salir y que Mazón renuncie. Y que el pueblo español se vea reflejado en el espejo del pueblo venezolano si no quiere terminar como nosotros.