Venezuela culminará 2015 como uno de los países más violentos del continente al cerrar con 27.875 homicidios, aseguró un estudio del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) divulgado este lunes.
El estudio, elaborado por siete universidades públicas y privadas de Venezuela, asegura que el país aporta el 19% de los crímenes ocurridos en América Latina y el Caribe.
Es decir, una de cada cinco personas que mueren asesinadas en el continente es un venezolano, dice el estudio reseñado en una nota de prensa de la Mesa de la Unidad Democrática.
“Esta tasa pudiera colocar a Venezuela como el país más violento de América, luego de conocer las cifras de Honduras y El Salvador, pues Honduras, que el año pasado se encontraba en ese primer lugar, ha tenido un descenso importante en el número de homicidios; pero El Salvador ha sufrido un incremento importante, que lo pudiera colocar con una tasa igual o superior a la de Venezuela”.
El incremento de la violencia en 2015 coincide con el deterioro general de las condiciones de vida de la población venezolana, como el empobrecimiento, la escasez, la inflación, el deterioro de las condiciones laborales de los trabajadores y asalariados y las crisis en los sectores de salud y educación, según la ONG.
La OVV también vinculó el aumento de la violencia al incremento del miedo y a la pérdida del espacio público.
“La violencia se ha incrementado en el país por ausencia y exceso de Estado”, añade el informe que anota una ausencia de la protección de las personas y del castigo de los delincuentes en el sistema judicial.
Hay “exceso por el incremento de controles y regulaciones que han llevado al incremento de los abusos de los encargados de su aplicación y al surgimiento de mercados y conductas paralegales o ilegales”, agrega.
-6 factores de violencia-
El OVV asegura que hay seis factores que inciden con el aumento de la violencia durante 2015:
-Mayor presencia del delito organizado: Las mafias y bandas criminales han seguido utilizando la violencia como herramienta para sustentar el incremento del control territorial y las actividades del tráfico de drogas, secuestro y extorsión de comerciantes y empresarios.
-Mayor deterioro de los cuerpos de seguridad del Estado: Los funcionarios continúan siendo víctimas de la violencia, cada semana mueren varios policías, sea en cumplimiento de sus funciones o como víctimas privadas. Según la ONG, los uniformados no sienten que cuentan con el apoyo de sus superiores o de la sociedad, y perciben, además, que sus promociones están cada vez más politizados. Estos factores, aunado al importante deterioro salarial que vive la sociedad, ha llevado a la renuncia o la pasividad de muchos funcionarios.
-Aumento de las respuestas privadas a la seguridad y la justicia: La organización sostiene que Venezuela atraviesa la privatización de la seguridad, debido a la falta de protección por el Estado. Cada vez hay más individuos, comunidades o empresas, que asumen las labores de seguridad privadamente. Y ante la ausencia de castigo a los criminales, se procede a ejercerla por cuenta propia.
-Militarización represiva de la seguridad: Luego de años de un discurso oficial que condenaba la acción represiva de la policía y la calificaba como propia de los gobiernos de derecha, se procedió a la realización de los mismos operativos policiales y militares que tanto criticó y de la manera más aparatosa e ineficiente. Las consecuencias de las llamadas OLP no apuntan hacia una disminución de la violencia en la sociedad, sino, al contrario, hacia su incremento.
-Empobrecimiento de la sociedad: Esta situación junto a la impunidad generalizada, ha significado un estímulo a diversas formas de delito, no necesariamente violentos, pero que abonan el terreno de los comportamientos transgresores de la norma social y la ley que luego serán causa de violencia.
-Destrucción institucional: Esto es, para la ONG, es el factor explicativo más relevante del incremento sostenido de la violencia y el delito. La institucionalidad de la sociedad, en tanto vida social basada en la confianza y regida por normas y leyes, se diluye cada vez más ante la arbitrariedad del poder y el predominio de las relaciones sociales basados en el uso de la fuerza y las armas.