Política

Petare castigó a Ocariz

Sucre, el municipio que gobierna Carlos Ocariz, fue el cuarto en abstención en el estado Miranda. Allí queda Petare, el barrio más grande de Latinoamerica. La gente de allá no se extraña ni se sorprende por el triunfo de Héctor Rodríguez por la silla en la Gobernación de Miranda. Dicen que era lo menos que podría esperarse, pues no dudan en calificar la gestión del todavía alcalde como mala

Fotografías: AP
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En Petare no ponen en duda el triunfo de Héctor Rodríguez en la Gobernación de Miranda. Al menos Adelaida Carreño no lo hace. En su quiosco de metal tiene un par de afiches con el barloventeño sonriendo; uno, incluso, recortado en forma de corazón. Una segunda figura adorna su tarantín: la del presidente Nicolás Maduro. “Mi comandante”, lo menta. “Tengo otros afiches por la parte de afuera y al que me los arranque le formo su peo”.

Vive en la urbanización La Lira, ubicada en La Dolorita. En esa parroquia del municipio Sucre hay 547 electores inscritos y hubo 419 votos válidos. 89,5% de esos ciudadanos se inclinaron por el Partido Socialista Unido de Venezuela, según los reportes del Consejo Nacional Electoral (CNE); en detrimento de su todavía alcalde Carlos Ocariz. “Yo estoy contenta. Somos chavistas a morir, mis hijos, mis hijas y yo; no importa que me den o no me den. Cuando supimos que él había ganado celebramos, bailamos, hicimos sancocho. Aunque Héctor no vino mucho para acá durante su campaña, él sabía que contaba con nuestro voto y arrasó con todo”, declara Adelaida. El lunes continuó la fiesta en la playa. Era su cumpleaños y lo festejó por partida doble: “Hasta mariachis me llevó mi yerno”.

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Ella y su amiga Argelia Martínez son patrulleras de la zona. Es decir, las responsables de arrastrar los votos que garantizaran el triunfo de Rodríguez. “Ese día no hizo ni siquiera falta el 1×10. La gente salió a votar tranquilita”, asegura Martínez.

No hay callejón petareño en el que no aparezca la cara multiplicada de Rodríguez, con su camisa azul cielo y con los dedos índice y medio abiertos en forma de V. Está cerca de los botes de agua, y también junto a la basura que se ha acumulado durante días. El rostro del candidato por Primero Justicia, en cambio, escasea, y los pocos afiches que se ven por esos recovecos están rotos.

Para llegar a La Dolorita hay que pasar primero por Filas de Mariche, otra parroquia del municipio Sucre. En ese recorrido las calles están llenas de cráteres o fueron escarificadas hace mucho tiempo y nadie se acordó de asfaltarlas. “Perdió por su culpa. Ese loco nunca hizo nada por esto”, opina Luis, un mototaxista que reconoce haber votado por Ocariz, aunque no con gusto.

La única que tiró la casa por la ventana para celebrar a Héctor Rodríguez fue Adelaida. De resto, el regocijo fue tibio. “Las balas están muy caras”, suelta un muchacho en el sector La Estancia de Filas de Mariche. “Diez lucas”, le responde otro. En esa parroquia hay 23.896 electores inscritos y participaron 15.318; 78,95% de ellos votó por Rodríguez. La Mesa de la Unidad denuncia inconsistencias estadísticas en el comportamiento electoral de esa parroquia, doble votación y resiente del impacto de las «triquiñuelas» del CNE, como mudar centros electorales de tendencia opositora. “Los que pudieron celebraron, yo no lo hice por falta de recursos. No hay sencillo, así que espero que Héctor saque los realitos. Ese día llovió, qué mejor que eso, es agua bendita. La gente le echa la culpa al gobierno de la crisis, pero no saben que lo que está pasando está escrito en la biblia”, argumenta Lucas Tortello, electricista automotriz, actualmente desempleado.

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“Nos parece bien porque Ocariz aquí no hacía mucho. Es bueno que (Rodríguez) haya ganado, ahora esperamos que ayude a los chamos a conseguir empleo, que mejore las viviendas y que lleguen las cajas del CLAP más seguido. Sin embargo, el gran problema de esta zona es el agua, que se supone llega cada 15 días, pero como las tuberías están rotas no termina de llegar y se bota en la calle. La basura y el alumbrado también son problemas que tiene que atender; y el transporte público, la línea que había aquí ya no está trabajando porque no hay repuestos para los autobuses”, asevera José Miguel García. Él no voto y nunca ha votado, pero aun así agradece el triunfo del candidato chavista. Muchos de sus reclamos no son competencia del gobierno regional.

La abstención en el municipio Sucre (46,72%) –donde gobierna Ocariz desde el año 2008– fue la cuarta más alta del estado Miranda, detrás de la de Chacao (56,89%), Baruta (52,21%) y El Hatillo (49,74%).

La culpa es de la vaca

Luis Herrera ha vivido una historia de desencantos. Es chavista hasta la médula, pero antes de este proceso electoral, y pese a tener un altar de Chávez en su casa, apoyaba a Ocariz. Sin embargo, la gestión del justiciero en los últimos tiempos le hizo cambiar de opinión. “Es más un político, que un luchador social”. Agrega: “Ya Héctor Rodríguez ganó y hay que aceptarlo. Si va a trabajar bienvenido sea. Yo sabía que iba a vencer porque hace, habla y convence. Ocariz no era contendor para él”. Herrera es parte de eso que llaman el “chavismo crítico”. Cuenta que trabajó en Mercal y allí vio tantos desmanes que comenzó a apoyar a Ocariz: “Ellos se hacían tremendas parrillas y para el pueblo carne de buey y las lentejas que les sobraban, pero ahora no hay ni lentejas”. Cuestiona la corrupción y habla de la revolución disfrazada, pero igual Rodríguez ganó su voto. “Es mentira que el chavismo se haya recuperado, pero si amedrentan a la gente, obligan a la gente de las urbanizaciones a votar en los barrios, y dejan el tarjetón completo cómo no van a sacar los votos”.

Adelaida también considera que Ocariz fue un mal alcalde. “Tenemos como cinco o seis años pagando cisternas –el servicio de agua potable es competencia de Hidrocapital–, él mandaba algunas y traían esa agua amarilla”. Dice que las prioridades en el sector también son el transporte público, la inseguridad y el alumbrado. “Cuando Héctor vino nos prometió que iba a poner las calles bonitas y yo sé que en nombre de Dios lo va a cumplir”. La mujer no culpa al gobierno de la crisis que vive el país, sino a las guarimbas, señala que cuando la oposición conquistó la Asamblea Nacional lo hizo jurando que no habría más colas, “y ahora todo está peor”. “¿Por qué no les traen a sus opositores las cajas de comida. Que le digan a Ocariz que les mande su bolsa, así como nos las hace llegar nuestro Presidente a nosotros”.

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Manuel García, vecino de Mesuca, coincide: “No nos sorprendió que Héctor ganara, estábamos seguros de que así sería. Capriles tiene nueve años mandando y nunca ha pasado por aquí”. A las 10 de la noche del 15 de octubre García estaba en el muro de Petare festejando por el triunfo de su candidato. Insiste en que la oposición es responsable de los altos precios de los alimentos y de la inflación y pone la lupa en la Redoma de Petare: “Allá están todos los bachaqueros y todas las policías, la de Miranda, la de Sucre, y la PNB comen de ahí, ¿por qué Ocariz no acabó con eso?”.

¿Y los opositores?

Julio Peña y David González todavía están superando la resaca electoral. El primero dice que todavía está en shock, y el segundo le da a Rodríguez el beneficio de la duda. “Yo pienso que Ocariz perdió por un conjunto de cosas: la mala gestión, el descontento por la constituyente, la gente no salió a votar. Ya no sé ni cómo me siento. Es triste, pero es lo que siempre pasa”, señala González.

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“Miranda está desmotivada”, resume Celina Arraiz. Ella fue testigo en las elecciones del domingo en la Unidad Educativa Nacional José de Jesús Arocha, en la Redoma de Petare. “En la mesa en la que yo estaba votaban 754 personas y nada más acudieron 281; y además se notaba que la gente que estaba yendo era en su mayoría del chavismo”. No se explica por qué la MUD aceptó ir a este proceso sin garantías, y mucho menos después de tres meses de marchas, más de 100 muertos y tragar mucho gas lacrimógeno. “Se sabía que el CNE no era confiable y ellos lo aceptaron. Aquí lo que se escucha es que a Ocariz hasta lo sacaron de La Cruz a palos, botellazos y piedras. La gente no estaba contenta. En pocas palabras pasó a ser un bate quebra´o”.

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