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Rápidos y Furiosos 7 : Más rápidos, exageradamente furiosos

Con el trágico fallecimiento de Paul Walker como punto de quiebre en la historia planificada, James Wan inicia el trabajo de la primera película de la tercera trilogía de la saga, aumentando las explosiones y dejando a un lado elementos claves de la resurrección de la franquicia.

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Es un difícil ejercicio escribir de algo que a uno le gusta. Por eso estas líneas sobre Rápidos y Furiosos 7 están llenas de mi visión personal de la franquicia. Para los que no saben, en algún momento se trazó el plan de hacerla una «trilogía de trilogías». Justin Li tomó a un moribundo universo cinemático y lo convirtió en la franquicia de acción más exitosa de Universal Pictures, empezando en Tokio. Y la dejó en Tokio, donde esto comienza.

En Rápidos y Furiosos 6, Toretto y su equipo persiguen y capturan a Owen Shaw. Pero resulta que el inteligentísimo  villano es el «mejorcito» de su familia. Lisiado, su hermano Deckard (Jason Statham, el malo de 2015) jura venganza. Y comienza con Han en las calles de la capital nipona. 

De allí en adelante, la premisa es simple: Shaw caza a Dom, Brian, Mía, Roman, Hobbs, Letty y Tej (explosiones incluidas). Toretto (Vin Diesel) le hace frente. Pero Deckard está en otra liga. Como un asesino entrenado en Black-Ops puede destrozarle el radio a  Hobbs (Dwayne «The Rock» Johnson)  está a punto de aniquilar al líder de los Rápidos y Furiosos cuando intervienen los escuadrones secretos de Estados Unidos, encabezados por Kurt Russell (amante de la cerveza belga). Allí se forja un trato: Dominic le lleva «El Ojo de Dios«, un aparato que puede rastrear a cualquier persona por medio de todas las redes a cambio de ayuda para vengarse de Shaw.

Wan retoma elementos clásicos de la primera trilogía, como Race Wars (piques callejeros) y los derrapes en Tokio. Pero pierde mucha de la firma que le puso su antecesor en la dirección, Justin Lin, que fue clave en la resurrección de una moribunda franquicia. Sí, hay más explosiones, y más carros. Pero no hay un hilo que conduzca a estos personajes más allá del emotivo. Letty sigue luchando por recordar a Dom -y ya. O’ Conner (Paul Walker) busca adaptarse a su vida de padre (su primera escena en la película es, quizás, una de las más graciosas de las siete entregas). Mía tiene algo que confesarle a su marido. Y el desarrollo de esas relaciones se pierde entre carros que se lanzan de aviones, autobuses blindados y persecuciones absurdas en Los Ángeles.

El secreto de Rápidos y Furiosos en su segunda trilogía fue hacerla simple para volverla compleja. La cuarta entrega, Fast and Furious (la primera se llama The Fast and the Furious) tiene un guión tan directo que permitió abrir múltiples líneas de historia que se desarrollaron en Fast Five y Furious 6 (el verdadero título de esa película). Wan no permite entender, por ejemplo, como una hacker -Ramsey, interpretada por Nathalie Emmanuel- cabe en el equipo. O saber algo más de Frank Petty (Russell). Ya al final de la cuarta, estábamos enamorados de Lego Tego y Rico Santos (Tego Calderón y Don Omar). Al final de la séptima, no sabemos si volveremos a ver a Mando (Romeo Santos). Lo que queda intacto es la lealtad, un rarísimo valor que ha sido exitosamente explotado en las últimas cuatro películas. El «Mi Familia» está más vivo que nunca.

Emmanuel es una buena adición. También el cambio en Tej (Ludacris) de pelúo «pimpeador» a súper genio de la computación. Pero no se compensan las pérdidas de Sung Kang, Gal Gadot y los dos reguetoneros. Algo del alma se ha quedado en Río, en Londres y Tokio. Los 140 minutos tampoco ayudan, con secuencias exageradas que pudieron durar 3 ó 4 minutos menos cada una. De lo over-the-top sólo se salva el W Motors Lykan Hypersport, el carro que salta en el tráiler en Abu Dhabi (3,4 millones de dólares).

Y luego está Paul. Es una película hecha en su honor, con muchas referencias escondidas de otras cintas de la saga. Y su suerte final se manejó tal y como lo hubiese querido su «familia» del celuloide: con un respeto magnánimo. La audiencia tratará de contener las lágrimas. Quizás muchos no lo logren.

En resumen: Rápidos y Furiosos 7 es una película que asoma un nuevo cambio de dirección de la franquicia (de los piques a buenos vs malos a justicieros) pero que requiere trabajo de su nuevo director para enfocarla en la dirección correcta. Debería ser uno de los tres hits del verano, junto a Avengers  y Jurassic World. Veremos más de Lucas Black (el Rey del Derrape) en la octava entrega. Y también sabremos más de los hermanos Shaw.

SEGUNDO TRAILER de Rápidos y Furiosos 7.

Esta vez no sólo basta ser rápido.SEGUNDO TRAILER de Rápidos y Furiosos 7.

Posted by Ven Al Cine on Thursday, February 5, 2015

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