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José Altuve, el “Chiquito” que está de moda

No es común que un hombre de las características de José Altuve triunfe en el beisbol. No es habitual que un jugador de la estatura de José Altuve se convierta en estrella de las Grandes Ligas. Pero a punta de batazos de todos los calibres, este venezolano de 1.65 metros ha podido despedazar los paradigmas de la pelota profesional, dejando en ridículo a los scouts que frecuentemente pasan “por alto” a los jóvenes que no son espigados cuando los evalúan en los tryouts. ¿Es Altuve el pelotero de menor estatura hoy en día en las mayores? Sí. ¿Es Altuve el pelotero de menor estatura que ha participado en un juego en la historia de las mayores? No. Y la respuesta a esa pregunta, que es bastante curiosa, se la daremos en esta columna.

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Altuve se ha hecho grande por su talento, energía, entusiasmo y la pasión con la que juega al beisbol. Houston está a sus pies. Eso quedó claro durante el Opening Day de esta temporada en Minute Maid Park, donde recibió ante una sonora ovación una camioneta Lexus GX 460 último modelo, un anillo de oro de 14 kilates con brillantes incrustados, un Bate de Plata y una pintura conmemorativa por las hazañas completadas en 2014. Nada más, y nada menos.

Entre las proezas y logros que ostenta este pequeño maravilla en su hoja de vida destacan dos invitaciones al Juego de Estrellas y el primer título de bateo en la historia de la franquicia de Houston, amén de ser el venezolano y el bateador de los Astros con el récord de hits para una campaña (225). ¿Quién lo diría? En 2011, cuando debutó en la gran carpa, el camarero venezolano llamaba la atención de los fanáticos y de la prensa deportiva por ser el jugador de menor estatura en la máxima categoría de la pelota estadounidense.

Es que en la historia no abundan casos como el de Altuve. Al hablar de “bajitos” destacados no se puede dejar de nombrar a Albie Pearson y Fred Patek (ambos de 1,65 metros) y a Phil Rizzuto (de 1,68 metros). El primero fue el Novato del Año de la Liga Americana en 1958, el segundo fue un campocorto con 14 temporadas de experiencia en las mayores (entre 1968 y 1981) y el tercero es miembro del Salón de la Fama. También pudiéramos hablar de las credenciales de Omar Vizquel, Melvin Mora, Dustin Pedroia y otros más; pero el honor de ser el pelotero más pequeño en la historia del beisbol profesional lo tiene- y parece que siempre lo tendrá- el señor Eddie Gaedel.

El 19 de agosto de 1951 este personaje protagonizó uno de los hechos más curiosos e insólitos que se hayan visto en la historia del deporte profesional. De 29 kilos y 1,09 metros de estatura – aunque en algunas publicaciones se asegura que medía solo 93 centímetros- Gaedel formó parte de una broma realizada por el otrora dueño de la franquicia de San Luis, Bill Veeck.

Pues sí, aunque usted no lo crea el hombre más pequeño que ha jugado en las Grandes Ligas ni siquiera fue pelotero profesional; en realidad se valía de su baja estatura para trabajar en los circos de la época. Veeck lo contactó y le ofreció 100 dólares para que se pusiera el uniforme de su equipo y tomara un turno. El momento llegó durante el primer inning del segundo juego de una doble cartelera contra Detroit y los medios estadounidenses cuentan que justo en el instante en el que le correspondía batear a Frank Saucer, quien se apareció en la escena fue el emergente Gaedel. Los presentes quedaron estupefactos. Para colmo de males llevaba el extravagante dorsal 1/8.

El umpire principal, al ver semejante show, llamó al manager Zack Taylor, quien se vio en la obligación de entregar copias de los documentos de inscripción que habían sido aprobados sin mayores inconvenientes por la liga días antes. Sin nada que hacer para evitar aquella burla, el árbitro dio la señal de playball. Gaedel no hizo swing y le lanzaron cuatro bolas seguidas, tomó el boleto y salió un corredor emergente a la primera base. Mientras regresaba hacia el dugout fue ovacionado por los fanáticos presentes en el Sportsman’s Park.

El episodio fue inmortalizado en la hoja de anotación y al día siguiente todos los periódicos reseñaban la parodia. El presidente del joven circuito para el momento, Hill Harridge, dio la orden de borrar aquel lance del boxscore por considerarlo una payasada. La medida fue revertida después, y Gaedel concluyó su carrera en las Grandes Ligas con un porcentaje de embasado de 1.000. Su uniforme es exhibido en la actualidad en el Salón de la Fama de Cooperstown y se mantiene como referencia obligada al hablar de jugadores de baja estatura, como es el caso de Altuve, que este año aparece junto al inmortal Craig Biggio en la portada de la Guía de Medios de los Astros de Houston.

No olvidemos que hasta ahora solo tres venezolanos pueden lucir en su currículum una temporada de más de 200 hits en las mayores, que apenas tres criollos han conseguido campañas de 50 o más bases robadas en las Grandes Ligas y que únicamente cinco nativos aparecen entre los ganadores de coronas de bateo en la historia de la gran carpa. Pero el único en darse el lujo de conseguir todos estos logros en una misma zafra es Altuve, un monstruo del bateo y la velocidad que cuenta con una carrera exitosa que apenas comienza, pues el próximo mes tan solo cumplirá 25 años de edad.

Es que Altuve es el “chiquito” que está de moda por estos días. Pero a diferencia de Gaedel, el venezolano se ha ganado el cariño y el respeto de la afición por las proezas, estadísticas y premios atrapados en el diamante.

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