Entrevista UB

Okills quiere "alimentar un poco más la base" en Venezuela

La banda de rock tropical Okills vino a Caracas a celebrar el décimo aniversario de su disco “América Supersónica” y a reconectar con su gente. Y se devuelven a México al menos con dos nuevas canciones en la maleta

okills
Fotos: Betania Ibarra
Publicidad

En 2015 la banda venezolana Okills lanzó “América Supersónica”. Era su segundo disco e incluye algunos de los temas más exitosos de la banda como “Asesina”, “Después” y “Lo mejor, lo peor”. El viernes 21 de noviembre, Alberto Arcas y Kevin Yousef se montaron en el escenario del Caracas Music Hall para celebrar los diez años de ese álbum tan importante en su carrera.

Hablamos con ellos del aniversario, de lo que fue el disco en aquel momento y de lo que se viene para Okills.

okills

-Celebran 10 años de “América Supersónica”. ¿Qué ha cambiado en la banda durante esta última década?

Kevin: Nos mudamos de país. Apenas salió “América Supersónica”, nos fuimos a vivir a México. Son 10 años de “América Supersónica”, y a la vez, son 10 años viviendo en México.

Alberto: Éramos 5, ahora somos dos.

Kevin: Han salido cuatro discos. “América Supersónica” nos dio un estilo de música, pero en cada álbum tratamos de experimentar y explorar nuevos sonidos. También ha cambiado la forma de ver la industria, la forma de trabajar, de componer; las letras han cambiado mucho. Eso creo que es algo importante, porque teníamos 10 años menos y las cosas que nos pasaban y lo que está plasmado en esas letras, es muy distinto a lo que nos pasa ahorita. Pero eso también lo hace especial, porque es una fotografía de aquel momento.

-En su momento comentaron que compusieron alrededor de 40 canciones para “América Supersónica”. ¿Cómo fue el proceso de reducción y la tarea de elegir las 11 definitivas?

Alberto: Todavía lo hacemos igual. Si ya tenemos por lo menos elegido o palabreado al productor, se las mandamos para que nos diga cuáles le gustan. Hacemos lo mismo con los amigos, las personas que conocen el proyecto. Confiamos mucho en eso. Por ejemplo, en “Dimensión Caribe”, una canción llamada “Amigos” no nos mataba, no era la gran cosa. Pero cuando se la mostramos al productor, a él le pareció increíble, nosotros confiamos y actualmente está en el top tres de Okills. Nunca fue la idea que fuera el primer sencillo y, sin embargo, es una de las más importantes de la banda.

-¿Qué pasa con las canciones que no sacan? ¿Las dejan guardadas?

Kevin: Están en un disco duro.

Alberto: Están en la computadora, ahí arrumadas. Queremos hacer lo que hizo Mac DeMarco… Él lanzó en Spotify -voy a decir un número, puedo estar equivocado- 400 canciones sin nombre, con el nombre que le daba el celular. Y ahí hay canciones que… No sé si lo vayamos a hacer así, tan piedrero, porque uno no es Mac DeMarco y no tiene esa imagen y no somos tan fans de eso. Pero hay canciones que uno había descartado y las vuelve a escuchar… Nos pasó con “La última mudanza”, que habíamos descartado una canción y Armando Lovera, el baterista, la escuchó y dijo: “¿Por qué esto no está en el disco? Vamos a grabarla, métanla”. Y eso pasa a veces. Poco, pero sí pasa.

-¿Cuál es la mayor diferencia que pueden percibir entre su público venezolano y su público de otros países?

Kevin: Hay variaciones de gustos en canciones. Por ejemplo: “Amigos” la aman en México, aquí en Venezuela les gusta, pero no es su favorita. Aquí siempre nos piden “007”, en México, nunca nos la piden. Entonces, hay canciones que aquí pegaron más y viceversa.

Alberto: También, que allá son un poquito locos… en el buen sentido. Son súper entregados, te los consigues en un meet and greet y te dan regalos. Esas son cosas que, para mí, nunca van a ser normales.

Kevin: A mi me regalaron un kennel para mis gatos. 

Alberto: Sí. Saben lo que tienes, lo que haces, hasta por cuál zona vives y es como “mmm, ok”. Eso creo que es una diferencia bien marcada. 

-¿Eso nunca les ha pasado en Venezuela?

Alberto: Nunca nos ha pasado aquí.

-Ya llevan más de 10 años viviendo en México. ¿De qué manera han influido en su sonido algunos de los géneros o ritmos mexicanos?

Alberto: Siempre ha habido una tendencia a no perder la parte tropical y latina del proyecto porque es algo que nos gusta hacer. Pero en México, la influencia más grande creo que ha sido no perder la parte rockera de la banda. Nos hemos hasta obligado, a cierto punto, a mantener eso, porque en México esas canciones son importantes porque es un público bien rockero y al final son la mayoría de las personas que escuchan Okills. Hay que prestar atención a eso para mantener el proyecto.

-O sea que analizando las métricas ¿a su público le gusta solo el rock?

Alberto: Ambas, porque cuando se equilibra, la gente que no es mexicana escucha más la parte tropical de Okills. Y por otro lado, los mexicanos escuchan muchísimo las rockeras. Como es una densidad de población mucho más grande una que la otra, por eso se equilibra. Por eso hacemos rock tropical. Ahí se unen ambos.

-Este disco fue el primero que lanzaron tras emigrar a México. Sin embargo, comentaron que no hay mejor lugar para cantarlo que Venezuela. ¿Por qué?

Kevin: En verdad, nosotros lo lanzamos aquí en Venezuela.

Alberto: Y ya teníamos comprado los pasajes.

Kevin: Lo lanzamos aquí dentro de los medios que estaban disponibles en su momento. Recuerdo que lo lanzamos por Cusica; ahí podían comprar el disco y escucharlo. Hicimos una gira de cinco fechas, la cual hicimos lo mejor que pudimos, y estrenamos el disco en La Quinta Bar. Ese fue, de alguna manera, el estreno de nuestro álbum porque ya teníamos los planes para irnos. Sentíamos que queríamos vivir de esto y que teníamos que ir a probar otros públicos, otros países y ya habíamos investigado bien México. Entonces, lo logramos estrenar aquí, y en México fue donde salió oficialmente, digamos, con disquera.

Alberto: También, éramos una banda relativamente nueva en ese momento. La banda arrancó en el 2011-2012, teníamos tres años de existencia y la relevancia del proyecto en Venezuela era muy pequeña. Entonces, sí se estrenó aquí, pero no generó tanta bulla.

-Han dicho que México era el lugar indicado para emigrar porque ahí reside gran parte de la industria. ¿Eso no genera, a veces, una presión por la constante necesidad de producir material nuevo?

Alberto: 100%. Es más, quisiera sacarlo un poco de la música. Cuando tú te vas del país a un lugar más competitivo -por el tamaño de ese país-, la competencia es brutal. Partiendo del punto en el que nadie te conoce, ya estás un millón de pasos atrás que las demás personas que nacieron ahí y que tienen una red de contactos. Entonces, es lo mismo en la música, cuando llegas a un país nuevo o corres o te encaramas. O sea, si llegas y no te mueves o no empiezas a tocar puertas, es lo mismo. Es una gasolina que te están metiendo todo el tiempo y que, afortunadamente, -porque hay también momentos en los que te cansas-, uno decide qué batalla llevar adelante, pero siempre estás ahí.

okills

-¿Y cómo equilibran eso cuando se saturan?

Kevin: Vamos a nuestro ritmo, aunque creo que nos hemos vuelto un poco adictos al trabajo. Prácticamente cuando tenemos tiempo libre nos autosaboteamos, se nos ocurre un proyecto y entonces ya nos metemos en algo. Ya nos acostumbramos a eso, ya es parte de nuestras vidas y, creo más bien, que nos sentimos raros cuando no está sucediendo nada. Nos da ansiedad.

Alberto: Pero está mal porque el ritmo de la industria es tan agresivo que si te desapareces un mes porque quieres unas vacaciones, el algoritmo te dice: “Ah, no está subiendo nada” y Spotify dice: “Ah, no ha publicado nada en seis meses”. Te bajan los números y es como si estuvieras atrapado. Si te duermes, te pasan por encima.

-Sobre su álbum “Dimensión Caribe”, explicaron que las canciones con sentimiento de ‘guayabo’ tenían nombre y apellido. ¿Sucedió algo similar con los temas de “América Supersónica”?

Alberto: No, para “América Supersónica” no. Justamente el otro día nos estábamos riendo de esto porque en 2013-2014, cuando estábamos componiendo el álbum, había canciones que no tenían nada que ver con lo que uno sentía en ese momento. Hay una canción que se llama “Barranca del muerto”, que es súper depresiva y en verdad nadie estaba deprimido en aquel momento: vivíamos con nuestros padres, no pagábamos nada, nos mantenían, nos hacían comida todos los días, teníamos novia. Todo estaba bien.

Conforme van pasando los álbumes las canciones tienen más «nombre y apellido», por así decirlo. Entiéndase por «nombre y apellido» no a una mujer específicamente, sino a situaciones: “Esto me pasó cuando falleció mi abuela”. En ese disco no. Hay un par que sí tienen nombre y apellido, y lo curioso es que son con las que la gente más conecta. Pero hay otras que no, y como que nos inventamos ahí una historia.

-Alberto, dijiste una vez que con este disco empezaste a disfrutar de verdad el proceso de escribir canciones. ¿Fue un cambio de mentalidad personal, o fue influenciado por haber trabajado con artistas como Jorge Glem?

Alberto: Creo que uno le ha ido agarrando cariño al tema de componer. Al principio había que tener canciones para un álbum, ahora uno va sobre la marcha, te van pasando cosas y empiezas a tenerlo como un hábito. Esa es una parte de la chamba que es de oficina. Es como cuando escribes un libro: hay veces que pasas días escribiendo y son puras páginas basura, pero tienes que hacerlo para tener el hábito de escribir. Lo mismo pasa con la música: le vas agarrando cariño, y si no pasas por ese proceso de tener 20 canciones horribles, no llega la canción chévere. Entonces, le agarras el cariño y creas un hábito de, por lo menos, escribir una vez al día o cada dos días. O me tomo un break de una semana y escribo la semana completa. Le agarras cariño a tu trabajo en otras ramas, porque no es solamente tocar. De hecho, ojalá que tocar fuera toda la chamba.

-¿Ustedes toman un día en el que solo escriben?

Alberto: Sí, claro. También, por ejemplo, nos vemos los martes de 5 a 8 para hacer todo el contenido. Actualmente trabajamos con Vane, que es una amiga nuestra venezolana, es nuestra community manager y es quien nos trae las ideas que podemos hacer. Porque también uno está grande y qué ladilla estar viendo redes sociales para ver qué está pasando. Entonces, ella nos ayuda un montón. Es un equipo chévere, pequeño, pero dedicado.

-Hablando de composición comentaron que al llegar a Caracas ya compusieron un tema. ¿Podemos saber de qué trata o cuál es el concepto de esta nueva canción?

Kevin: Van dos ya. Nos reunimos con Jambene y Diego, un productor…

Alberto: Ese tema sí tiene nombre y apellido. Nos reunimos con Jambe y le conté una situación horrible de cuando te gusta alguien con red flags y escribimos una canción. Está súper divertida porque es como: “Eres una red flag andante, todo está de la mierda contigo, pero me gustas demasiado, ¿qué hago?”. Hicimos algo chévere con él. Anoche también nos reunimos con Anakena para hacer otra canción con ellos a ver qué pasaba.

Kevin: Hicimos una sobre cuando te levantas con alguien y quieres que el tiempo sea eterno. Es más bonita que la otra.

-Ustedes pertenecen a la generación del 2010, la misma que La Vida Bohème por ejemplo. ¿Cómo atraen y conectan con las nuevas generaciones de oyentes?

Kevin: No es algo que tengamos como una estrategia. Si tú eres constante, estás activo, estás ahí día a día, sacas música, te montas en las redes sociales, haces contenido, haces videos, vienes para Venezuela… creo que es inevitable llegarles, pero ahorita lo que estamos haciendo es reunirnos con compositores y artistas actuales venezolanos y eso nos va a ayudar bastante a llegar a otro tipo de público. Capaz deberíamos tener una estrategia, siempre hemos querido entrar al mundo de los festivales gaiteros, pero como no vivimos aquí es un poco complicado. Pero creo que es inevitable llegar a nuevas generaciones. Incluso, nos hemos dado cuenta de que la música de Okills le gusta mucho a los niños, nuestros fans que ya crecieron y tienen hijos les muestran nuestra música y nos lo mandan por redes sociales.

Alberto: Otra cosa chévere es que puedes ver en las plataformas qué edad tienen los que escuchan Okills. La edad es entre 20 y 30 y tantos, y la curva más grande está entre los 20 y los 30. Entonces, creo que se está haciendo una chamba chévere sin querer, pero queriendo. Al final, también nos gusta trabajar con gente con la que nunca hemos trabajado, como Jambene, Diego y gente que está acá. Para este disco queremos recuperar un poco eso, porque tenemos ya 10 años clavados en México y sentimos que allá ya tenemos una base y queremos alimentar un poco más la base aquí en Venezuela.

-Vi en sus historias que tienen una lista de cosas que querían hacer en Caracas. Además del show, ¿qué otros planes tienen?

Alberto: Eliminé un check: la playa. Opinión impopular: la playa venezolana nunca me ha volado la cabeza. O sea, Los Roques y Margarita, obviamente sí, pero estamos en Caracas. Creo que lo increíble de La Guaira es que está ahí, para mí eso le da mil puntos, pero bueno es mi opinión. Comer cachapas, comer cachitos, ir al Ávila, me falta todavía ir a caminar por la Cota Mil cuando la cierran. Ya he caminado un montón por Plaza Altamira, quería ir al centro, pero no me ha dado chance. Todavía me faltan algunos.

-Muy de turistas…

Alberto: Sí, turistas total. La vez pasada no pudimos hacer nada de esto o muchas no las hicimos.

Kevin: Sí, ya cuando venimos queremos hacer de todo. Turistear.

-La estética y los videoclips de ustedes son mayormente coloridos y floreados. ¿Qué tan esencial es para ustedes la narrativa visual a la hora de lanzar un sencillo hoy en día?

Kevin: Los videos es algo que no nos ha encantado por todo lo que implica la inversión, y no le hemos visto el regreso como para que digamos: “Bueno, esto funcionó”. No hemos sido una banda de videoclips, pero sin duda nos divertimos. La vuelta que le dimos fue que si vamos a hacer videos, vamos a hacer algo de lo que nos riamos. Cada vez lo hemos hecho más sencillo, pero con ideas que nos parezcan divertidas, usando la comedia. En «La última mudanza” hay videos que a mí me encantan, hicimos uno con títeres y marionetas. O sea, cuando nos toca hacer videos, que es parte del trabajo, nos gusta generar ideas creativas y que durante el proceso nos divirtamos, que lo podamos ver, nos riamos y que nos sintamos orgullosos de la idea, más que de que sea un video producido.

Publicidad
Publicidad